Название: Casada con un extraño
Автор: Tracy Sinclair
Издательство: Bookwire
Жанр: Языкознание
Серия: Julia
isbn: 9788413750996
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—Terminó la hora del baño —estaba diciendo ella—. Te van a salir aletas como una rana si no sales del agua.
—Yo quiero ser una rana —dijo Robbie riendo cuando ella lo sacó de la bañera—. Así no tendría que darme más baños ni comer brécol o…
Miró por encima del hombro y le preguntó a Nicole:
—¿Quién es ese?
Ella miró también y se tensó.
—¿Quiere esperar en el salón? —le dijo a Philippe—. O mejor aún, llámeme más tarde. Como puede ver, este no es buen momento.
Él no le hizo caso y siguió mirando emocionado a Robbie.
—Te pareces a tu padre —dijo suavemente—. Él tenía el cabello castaño oscuro, como tú. Pero sus ojos eran castaños en vez de azules.
—Yo, mi tía Nicky y mi madre todos tenemos ojos azules. Pero mi mamá se ha ido —dijo el niño mirándolo con curiosidad—. ¿Conocías a mi mamá?
—No muy bien —respondió Philippe—. Pero conocí a tu papá. Era mi hermano. Yo soy tu tío Philippe.
Robbie miró inseguro a Nicole.
—¿Lo es de verdad?
—Supongo —respondió ella enfadada.
—Lo sabe —exclamó Philippe—. Primero trata de mantener al niño apartado de nosotros, ¡y ahora quiere negarle la existencia de la familia de Raymond!
Robbie le rodeó el cuello con los brazos a Nicole y le dijo:
—Este hombre no me gusta.
Ella le dio la bienvenida al club mentalmente, pero le sonrió.
—No te preocupes, no se quedará aquí mucho tiempo.
Luego lo tomó en brazos y se enfrentó con Philippe.
—Espero que no le importe que no lo acompañe hasta la salida, he de acostar a Robbie.
—Esperaré.
—Puede que tarde un buen rato. Le voy a leer un cuento, uno muy largo.
—Tómese su tiempo. Yo no voy a ir a ninguna parte.
Nicole tuvo mucho cuidado para que Robbie no le notara el enfado, ya que eso solo lo preocuparía más, pero le costó un gran esfuerzo no decirle a Philippe lo que pensaba de él.
Poco después, cuando hubo acostado a Robbie, Nicole se reunió con Philippe en el salón y se sintió un poco avergonzada por el desorden reinante.
—Todavía no he podido arreglar esto —le dijo.
—Sí, ya lo veo.
—¡Esto es por su culpa, por presentarse sin avisar!
Él levantó una ceja.
—¿Que yo soy el responsable del estado en que está esto?
—¡Exactamente! Probablemente usted tenga sirvientes que le arreglen la casa, pero la mayoría de la gente no los tiene. Yo he trabajado todo el día, luego he recogido a Robbie de la guardería y he hecho la cena. Normalmente lavo los platos, hago la colada y recojo sus cosas mientras él se baña, pero gracias a usted me he retrasado. Llámeme poco hospitalaria, pero no tengo tiempo para visitas no deseadas.
—Esta no es una visita social. Si no me hubiera colgado el teléfono, habríamos terminado entonces con esto.
—Por lo que a mí respecta, lo hicimos.
—Sabe que no es así. Robaire es un Galantoire. Pretendemos…
—Y también lo era su hermano Raymond —le interrumpió ella—. Pero usted lo echó de casa. ¿Qué piensa hacer con Robbie si no hace lo que usted quiere? ¿Dejarlo en un orfanato?
—¡No sea absurda! Además, está equivocada con Raymond. Fue él quien se marchó.
—Eso es lo que hubiera hecho cualquier hombre decente si alguien insulta a la mujer a la que ama. Sandra era una mujer maravillosa. No tenía ningún mal pensamiento en la cabeza.
—¿Y cómo lo podíamos saber nosotros? —dijo Philippe ablandándose por primera vez—. Se conocían de muy poco tiempo y el matrimonio es un gran paso. Le pedimos a Raymond que esperara hasta que estuvieran seguros de sus sentimientos. ¿Es eso algo tan terrible?
—Usted hizo más que aconsejarle que esperara. Le dijo que Sandra solo estaba interesada en su dinero.
—Lo que no es raro entre una chica de clase media y un joven rico.
—Salvo que Raymond no tenía ningún dinero propio y Sandra siguió con él. ¿Tiene idea de lo duro que fue para ellos? Raymond no sabía hacer nada, salvo hacer vino, ya que eso era lo único que había hecho hasta entonces en sus bodegas.
—No era un trabajo para tontos ricos, como parece que quiere decir. Raymond trabajó en las bodegas desde que era niño, aprendiendo el negocio.
—Pues la verdad es que fue un inconveniente, ya que no sabía hacer nada más. Y Sandra no pudo trabajar en nada por la dificultad para conseguir permiso de trabajo en Francia. ¡Se vieron reducidos a la miseria!
Unas profundas arrugas surcaron el rostro de Philippe.
—Raymond pudo pedirme dinero a mí. Él debía saber que yo no se lo habría negado.
—Usted no debe tener nada de orgullo. Además, ellos eran jóvenes y estaban enamorados, así que no les importó la pobreza. Sandra me dijo que, incluso, llegaron a no poder comer.
El rostro de Philippe reflejó una cierta agonía, pero se lo merecía, pensó ella.
—Por lo menos me alegro de que fueran felices —murmuró él—. Pero no tuvo que ser de esa forma.
—No, no tuvo que ser así.
Philippe se metió las manos en los bolsillos.
—Y usted cree ahora que yo soy el hermano mayor malo que le robó su herencia a Raymond, pero se equivoca. Yo estaba sinceramente preocupado por él. Lo quería. Y no quería que cometiera un error.
—Si usted lo quería, ¿por qué no trató de arreglar las cosas con él? ¿Es que su orgullo es tan importante?
—No soy el monstruo que usted cree. Cuando se me pasó el enfado, traté de ponerme en contacto con él, pero él no respondió a mis llamadas. Después de un tiempo, decidí que debíamos sentarnos y hablar como adultos. Fui a verlo, pero se habían mudado de la dirección que yo tenía y no lo pude encontrar. Lo busqué por todo París, pero nadie pudo o quiso decirme dónde estaba. ¿Cómo me iba a imaginar que había abandonado el país?
—No tuvieron más remedio después de que Robbie naciera. Las facturas se СКАЧАТЬ