Los elefantes no vuelan. David Montalvo
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Название: Los elefantes no vuelan

Автор: David Montalvo

Издательство: Bookwire

Жанр: Зарубежная психология

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isbn: 9786077610434

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      El viernes 13 de octubre de 1972, mientras el estudiante Carlitos Páez documentaba su equipaje en el aeropuerto de Uruguay, solo pensaba en ganar el próximo partido de rugbi en Chile, desconectarse de la rutina y pasar un buen rato con sus amigos. Por supuesto que no imaginó que el avión fuera a estrellarse minutos después en la cordillera de los Andes, ni que pasaría 72 días aislado, a treinta grados bajo cero y con un hambre insoportable. Mucho menos vislumbró que se enfrentaría a la disyuntiva de comer carne humana o morir de inanición. image

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      Leticia recibió el golpe de la infidelidad que su esposo llevaba escondiendo desde hacía más de cinco años. Su vida se paralizó. Todo se vino abajo: sus hijos, su autoestima, su estabilidad, su confianza. No sabía hacia dónde volverse ni en quién apoyarse. Aparecieron la angustia, la decepción y la culpa, que nublaban su futuro. image

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      Sergio sintió frustración al ver que su empresa iba hundiéndose poco a poco, día tras día. Aquel transatlántico que tantas glorias le había dado en el pasado a su padre, el fundador, iba haciéndose más y más pequeño cada vez debido a la falta de ventas, a los constantes cambios en el mercado y, desde luego, a una mala dirección de su parte. La principal preocupación de Sergio ya no era generar más ganancias, sino sobrevivir al menos durante los próximos meses. image

image ¿Qué hay en aquellos a quienes parece que ningún huracán los hace caer hasta el fondo? ¿Qué tienen esas personas que, a pesar de los terremotos de su vida, se mantienen de pie?

      ¿Qué tienen en común estas historias? ¿Cuál es el hilo conductor? En todas existe una crisis que sacude a sus protagonistas y les roba su tranquilidad.

      Algo que no podemos evitar es que, de pronto, la vida nos cambie los planes por un accidente, un despido, una enfermedad terminal, el fracaso de un negocio, un fraude, una deuda, una ruptura, el fallecimiento de un familiar…

      Toda nuestra historia cambia con un evento inesperado, una mala noticia, una llamada telefónica, un encuentro, una discusión o, simplemente, por estar en el lugar equivocado. Es como un iceberg que aparece de pronto e impide que sigamos navegando en aguas calmadas.

      No importa dónde vivas ni cuáles sean tus creencias religiosas; si tienes veinte o cuarenta años; ni siquiera importa el estado de tus finanzas personales o qué tan sensato seas. La adversidad no respeta a nadie y no es buena inquilina. Aparece cuando nadie quiere y se va después de una buena estancia. No conforme, genera costos muchas veces bastante altos para quien la recibe.

      Tenemos una seria desventaja frente a las crisis: nunca llegan solo si uno está preparado para recibirlas, si el momento histórico personal es el adecuado, si se tienen las herramientas para superarlas, o no. Simplemente llegan.

      Tal vez no hemos sido diagnosticados con una enfermedad terminal, quizas no hemos sido despedidos o ni siquiera hemos sufrido una infidelidad. Probablemente, nuestros problemas tengan otros apodos. Pero, sin lugar a dudas, todos hemos experimentado esa extraña sensación de desasosiego y ansiedad frente a circunstancias desfavorables. Es como si de pronto nos bajaran el interruptor o nos quitaran el dulce de la boca.

      El hombre se mide a sí mismo en las dificultades. En la vida se cierran puertas, pero también se abren posibilidades. A lo largo de los años hemos visto a individuos y organizaciones que, incluso estando en la cima del mundo, se han topado con algo que los ha hecho estremecerse y caer. Tal vez te ha sucedido a ti también. Puede ser algo que llegó de golpe o que siempre estuvo ahí, pero que hasta ese instante no habían sido capaces de ver; algo que les dio un vuelco y, en cuestión de un parpadeo, los dejó, si no tocando el suelo, al menos volando a media altura. Hace no mucho tiempo, en 2008, Coca-Cola experimentó una fuerte crisis. Su CEO actual, Muhtar Kent, la explica así: «Nos habíamos vuelto ensimismados. No salíamos a ver cómo cambiaba el mundo».

      Cuando Kent tomó el mando de la compañía tenía dos opciones: regodearse en su arrogancia o estabilizar la empresa. Logró lo segundo al aceptar que estaban pasando por un mal momento, y comenzó a crear soluciones a través de la colaboración y ayuda mutua de todos los integrantes de la compañía. En medio de la tormenta, con un tanto de humildad y otro tanto de planeación, estrategia y dirección, logró que el buque virara.

      ¿Por qué las crisis nos frenan tanto? ¿Por qué es tan complicado salir de ellas? ¿Por qué damos tantas vueltas antes de ponernos en acción para superarlas? Y lo que es peor: si ya sabemos lo que tenemos que hacer, ¿por qué no lo hacemos?

      Algunos no saben por dónde empezar, pero muchos otros no actúan por la misma arrogancia que, en su momento, experimentó Coca-Cola. La mayoría de los seres humanos actúan con base en el ego en vez de en la humildad y la inteligencia. Se bloquean cuando las cosas no salen como las habían planeado y tratan de señalar culpables.

      De hecho, mi trabajo frecuente me ha permitido observar desde el podio, con detenimiento, a ese complejo grupo, y gracias a ello he podido percibir la reticencia de las personas a aceptar que necesitan hacer algo diferente en sus vidas para seguir creciendo, sobre todo cuando están en aprietos. No aceptan que las cosas se salgan de su control. Ponen cara de Yo estoy de maravilla o de Yo no necesito de tus cuentos, cuando la realidad es otra. Quisieran despertarse un buen día y sentir que sus problemas ya no están, que se fueron volando como por arte de magia.

      Pocos son, y son los más valiosos, los que buscan ir más allá de su problema y se comprometen con su vida al aceptar que pueden hacer reingeniería de esta para salir mejor librados de lo que les sucede.

La mayoría de los seres humanos actúan con base en el ego en vez de en la humildad y la inteligencia. Se bloquean cuando las cosas no salen como las habían planeado y tratan de señalar culpables. image

      No sé si justo ahora estés experimentando una situación de crisis. Desconozco si existe alguna carga pesada en tu vida o en tu trabajo que esté llevándote a perder el control sobre las cosas. Tal vez estés viviendo algo por lo que te has cuestionado si lo que has hecho ha sido lo correcto. Quizá algo haya puesto a tu bienestar en la cuerda floja. Si ese fuera tu caso, estoy plenamente seguro de que esa situación pasará. Así como has salido a salvo de otros pasillos oscuros y difíciles, este también se iluminará; cesará la tormenta y llegará la calma.

      Vaya, todo eso hasta suena obvio, ¿no? Y bien podrías reclamarme: Eso lo sabemos. ¿Dónde está la novedad? Aunque no lo creas, para muchos no es tan obvio como parece. Y aunque a algunos les parezcan principios elementales, a la hora de estar en el ruedo, frente al toro, muy pocos los recuerdan y los aprovechan. Que te parezcan sencillos no significa que los apli-ques. Es como un paracaídas: lo importante no es conocerlo o saber que existe, sino saber abrirlo y abrirlo cuando es necesario.

      En caso de que sí los pongas en práctica, te felicito, pero hay algo que va más allá y que debes saber: no hay garantía de que nunca volveremos a caer en la misma crisis, de que ya no tropezaremos СКАЧАТЬ