Название: Una emigrante bajo la Torre Eiffel
Автор: Sectiva Lozano Aguilera
Издательство: Bookwire
Жанр: Зарубежная психология
isbn: 9788417845322
isbn:
—¡Cuánto me gustaría sacármelo a mí también!
—Pues hazlo, ¿quién te lo impide? Pero sobre todo que no se enteren mis padres. —En los años sesenta solo se sacaban el carné las niñas ricas, que eran las únicas que tenían coche.
Yo pude hacerlo, pero mi disgusto me costó. Un día, al volver a casa, encuentro a mi cuñada María y a mi suegra con cara de pocos amigos:
—¿Qué ha pasado?
—¡Tú sabrás lo que pasa! O, más bien, qué es lo que tú estás haciendo por ahí fuera, porque te han visto en un coche con un hombre. ¡Explícate ahora mismo o se lo contamos a tu marido! —Para su sorpresa fui yo quien llamó a Víctor.
—¡Por favor, explícale a la mamá qué es lo que yo hago «por ahí fuera» en un coche con un hombre!
—Secti se está sacando el carné de conducir.
—¿Y eso para qué? Una mujer solo tiene que saber guisar y cuidar de su casa y de su marido.
—Secti ya lo hace, y lo hace muy bien, pero no podéis obligarla que viva como lo habéis hecho vosotras, toda la vida en un cortijo.
En casa de mis suegros se les tenía un respeto enorme a los padres (a mi suegra le decíamos «la mamá» y a mi suegro «el papá»). Si mi cuñada María y Dolores hablaban de sus novios, cuando llegaba su madre se callaban. Y lo mismo ocurría con mi marido y su hermano Manolo: si estaban fumando y llegaba su padre, inmediatamente apagaban el cigarro y lo tiraban.
Por ese tiempo Víctor se compró un pequeño Seat 600 de ocasión (que un amigo le vendió por cuatro perras) y, por las noches, cuando terminábamos cansados del bar, nos íbamos a la calle Bailén en el «Seílla».
Un día Víctor amaneció un poco acatarrado y yo le dije:
—Anda, quédate en la cama que ya abriré yo el bar con tu hermano Manolo.
Sobre el medio día le preparé una sopita caliente y un flan, lo puse todo en el suelo del coche, delante, en el asiento del copiloto. Las calles de Málaga tenían unos baches enormes y el «Seílla» saltaba como si fuera bailando. Cuando llegué a mi casa ni quedaba sopa ni había flan. Parecía como si todos los bebés de una guardería se hubiesen hecho caca en el coche. Mi marido al ver estos estragos se puso al volante y me dijo:
—Anda, vámonos para el bar, que tú eres un peligro público. —Me dio tanta vergüenza que nunca más conduje hasta doce años más tarde, cuando entré a trabajar a la fábrica Renault en Boulogne Billancourt, pero esto es otra historia de la que hablaré más adelante…
Estamos en Navidad, la primera que pasaré sin mi hija. Aún recuerdo cuando le monté su árbol el año pasado, cómo le brillaban los ojitos con el juego de luces que su padre le montó y cuánto le gustó su primera muñeca, aunque fue chiquitita porque mi economía no daba para más. Estoy deseando que llegue el mes de agosto en el que tendremos nuestras primeras vacaciones. Aún faltan nueve meses, será como esperarla de nuevo en un embarazo.
Cada vez que pienso en ella se me hace un nudo en la garganta que me corta la respiración. ¡Dios, nunca pensé que sería tan duro estar separada de ella!
Antes de que viniera Víctor le dije que me trajera el traje de bautismo de mi hija. Hoy se lo he dado a Antonia para agradecerle toda la ayuda que nos ha prestado a mí y a mi cuñada María. Con este detalle la he hecho muy feliz.
Víctor me ha llevado hoy a ver la Torre Eiffel, que yo solo veía de lejos y me ha dicho que un día me enseñará toda la Capital del Amor. Y es que mi marido, el medio día que tiene libre después de Citroën, lo pasa andándose a pie todo París. Hasta que llegó él, yo no había salido de Trocadero.
Los domingos Víctor, mi cuñada y yo nos vamos a pasear al bosque de Bolonia con unos bocadillos de tortillas de patatas que huelen que alimentan.
Con la casa Gauvert ya bien limpia solo tengo que entretenerla a diario, así que me queda mucho tiempo libre para leer (que es mi pasión favorita) y posiblemente disfrutar de algunos de aquellos libros que yo había visto en la segunda biblioteca al fondo de la casa y que tanto me llamó la atención el primer día que la vi.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.