Destinos cruzados. Кэрол Мортимер
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Destinos cruzados - Кэрол Мортимер страница 2

Название: Destinos cruzados

Автор: Кэрол Мортимер

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Julia

isbn: 9788413751252

isbn:

СКАЧАТЬ que su amigo estuviese enfadado, pero aun así…—. Hace años que nos conocemos y, por supuesto, tu padre y yo seguimos siendo amigos incluso después de que…

      —No recuerdo haber utilizado ninguna de mis relaciones familiares contigo cuando acordamos que trabajaría para tu compañía —lo interrumpió Gideon rudamente, con la espalda envarada—, así que, ¿por qué no dejamos a mi padre o a tu ahijadita fuera de nuestras conversaciones durante el resto de mi estancia aquí? Que se acabará por la mañana —añadió, para que no se le olvidase.

      Una vez más, Edgar se tuvo que contener. No tendría que haber mencionado a John, y mucho menos hacer referencia al escándalo que le había destruido la carrera. Había cometido un error de táctica, ya que lo que menos quería en ese momento era enfadar a Gideon. ¡Lo que quería era que se quedara hasta la tarde para que conociese a Madison!

      —Te aseguro que Madison no es lo que crees —le dijo suavemente a Gideon, tragándose el enfado—. Tiene mucho talento…

      —¿Cómo es su nombre completo?

      —Madison McGuire.

      —No me suena en absoluto —descartó Gideon secamente, mirando a su alrededor a los veintitantos invitados a la casa de Edgar ese fin de semana, obviamente aburridos de la conversación.

      Edgar se dio cuenta de que Gideon estaba distraído y ello lo enfadó nuevamente.

      —¡Y nunca te sonará si no la conoces! —le espetó—. Quieres que una desconocida haga de Rosemary, lo has dicho tú mismo.

      —¡Pero una desconocida elegida por mí, no por ti! —ladró Gideon, con un relámpago de hielo en sus ojos grises al mirar a Edgar—. ¿Sabe ella lo que pretendes? —su boca hizo una mueca burlona—. ¿O ya se cree que el papel es suyo?

      Edgar se dio cuenta de que si seguía insistiendo lograría que Gideon se fuese incluso antes de que sacara el as que tenía guardado en la manga.

      —Madison no sabe nada de esta conversación, Gideon —le aseguró suavemente; de hecho, si se enterase, ¡Madison se pondría como Gideon!—. ¿Por qué no dejamos el tema de momento…?

      —Dejemos el tema y punto, Edgar —dijo su interlocutor con voz aburrida.

      Edgar no tenía ninguna intención de hacerlo. Estaba seguro de hacer lo correcto al presentarle Madison a Gideon. ¡Solo esperaba que Susan, la querida Susan, lo perdonase cuando descubriese lo que había hecho! Susan…

      —Ha llegado el momento de ver la función privada de la nueva película de Tony Lawrence —le dijo al director de cine cuando recibió la señal de su criado—. Estoy seguro de que os encantará —no se hallaba seguro de nada, pero tenía la esperanza… oh, sí, tenía la esperanza…

      Sin embargo, la expresión de Gideon cuando se sentó a su lado, antes de que las luces se apagaran en el auditorio del sótano de la casa, no auguraba nada bueno. ¡Y había tanto que dependía de los siguientes minutos, tanto más de lo que Gideon podía imaginarse! ¡De lo contrario, ya se habría ido de allí!

      Edgar mantuvo la vista fija en la pantalla, pero toda su atención se centraba en el hombre que estaba a su lado. Supo exactamente el momento en que Madison apareció, sintió la súbita tensión de Gideon, la forma en que se echó adelante en la butaca, olvidando totalmente el habitual aspecto de aburrimiento que podía ser tan irritante al dirigir los ojos a la pantalla.

      ¡Sí!

      Edgar apenas pudo contener su propia excitación. Estaba seguro de que Gideon había mordido el anzuelo. Ahora, todo dependía de que fuesen capaces de hacerle tragar la carnada o no.

      De algo estaba seguro: Gideon no se marcharía a la mañana siguiente.

      Capítulo 1

      NUNCA había creído en las sirenas hasta ese momento!

      Ni siquiera abrió los ojos. Seguro que el hombre de la atractiva voz era uno de los invitados de su tío y, a juzgar por lo que había visto al llegar, no valía la pena abrir los ojos para mirarlo.

      Había llegado desde los Estados Unidos esa tarde. Estaba cansada, desconcertada con el cambio de horario y muerta de ganas de irse a dormir, pero eso era imposible con tanto invitado ruidoso que lo invadía todo.

      Finalmente, se refugió en la piscina cubierta que ocupaba la mitad del sótano de la casa. Al flotar en la colchoneta, sintió que el calor del agua la tranquilizaba de una forma que no había podido lograr en el resto de la casa. ¡Lo único que le faltaba era que la encontrase uno de los invitados!

      —No tengo cola de sirena —dijo ella, moviendo los dedos de los pies, semidormida, con las manos metidas en el agua. Su cuerpo, que llevaba un biquini turquesa, tenía una delgadez juvenil, y su cabello rubio se sumergía en el agua como una estela detrás de ella.

      —Las sirenas no tienen cola cuando están en tierra —se burló él.

      —Pero yo estoy en el agua —respondió ella con impaciencia, con la cabeza girada hacia el otro lado. Quizá si se hubiese mantenido callada, el tipo se habría ido.

      —Sobre el agua —la corrigió el hombre suavemente—. Dime, ¿es auténtico ese acento o estás ensayando para un personaje?

      Ella lanzó un suspiro. Era evidente que si se hallaba allí sola era porque quería un poco de tranquilidad. Y el tipo insistía en hablarle, hasta se atrevía a hacer comentarios sobre su acento americano. ¡Qué pesado!

      —¿Y su acento? —preguntó, imitando perfectamente su educado acento británico—. ¿Es auténtico o usted también está ensayando para un personaje?

      —Touché —murmuró él apreciativamente.

      —¿Qué le hace pensar que soy actriz? —se le ocurrió inquirir, intrigada.

      —Todos, o al menos la mayoría de los invitados de Edgar este fin de semana, tienen algo que ver con el mundo del cine —dijo él.

      —¿Incluyéndolo a usted? —dijo ella alegremente.

      —Incluyéndome a mí —confirmó él con sequedad.

      No la impresionó. Su madre la había advertido de un montón de cosas cuando ella le dijo que quería ser actriz, pero había uno de sus consejos que había aprendido a tomar en serio: ¡Nunca te líes con nadie del mundo del espectáculo!

      Tenía que reconocer que lo había aprendido a las duras, al enamorarse de uno de los protagonistas de la primera obra de teatro en la que había actuado. No se dio cuenta de que el interés de él duraría solo lo que la obra: ¡tres semanas! Porque él luego se iría a otra obra y con otra actriz ingenua. Todavía le dolía. Que la hubiese plantado el actor. Y que se hubiese acabado la obra de teatro.

      Por eso mismo, al ver los invitados, decidió desaparecer a la paz de la piscina. Siempre podría estar con Edgar una vez que ellos se fuesen. Todavía se sentía demasiado sensible como para mezclarse con la gente de la farándula. ¡Dios, todavía se sentía furiosa con Gerry por resultar ser tan cerdo… como su madre la había advertido de que podían ser los actores. Pensaba que lo había superado, pero obviamente no…

СКАЧАТЬ