Ya queda poca luz del día. [Jong-gil Kim
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Ya queda poca luz del día - [Jong-gil Kim страница 3

Название: Ya queda poca luz del día

Автор: [Jong-gil Kim

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Colección literatura coreana

isbn: 9786077640226

isbn:

СКАЧАТЬ

      de un color amarillento.

      Hay también plantas parecidas a los arces:

      enredaderas que van subiendo por los precipicios

      o las hojas del árbol de la laca.

      Oh, Monte Chung-ryang,

      gran hidalgo en la primera etapa de la vejez,

      que empieza a ponerse

      precipitadamente flaco con el frío

      debido a tanto pulirse.

      Es decir, enflaquece el monte igual que yo antaño. Todos íbamos a ser reyes, sabios o taoístas endiosados. Todos nos pulimos y perfeccionamos para llegar al último grado de consumación. Si eres confusionista o budista practicarás la meditación profunda para alcanzar la gran Ley que rige el Cosmos. Y, como es natural, te hará falta mucha disciplina, mucha soledad y frío. Eso es lo que ve el poeta en el monte Chung-ryang, imagen de un estudioso confuciano que se aplica constantemente en sus ejercicios espirituales de sabiduría ancestral.

      Ahora la montaña no sólo adelgaza sino que envejece. Sin embargo, la vejez no es del todo oscura: al llegar a la vejez se ven las cosas más nítidas. Nadie puede parar el curso del tiempo y el fluir de los fenómenos de la naturaleza.

      Otoño

      Se acerca un paso más la montaña lejana.

      Se hacen más nítidos

      la silueta y el claroscuro.

      Ya estamos en otoño.

      ¡Ah, mi vida da otra vez la bienvenida

      al nuevo otoño!

      Sin embargo, ya son escasos mis cabellos

      más delgada mi sombra:

      ya queda poca luz del día.

      Veamos el tono sentimental con que observa el paisaje otoñal: no se percibe mucha melancolía en el rostro del viejo poeta. Trata de comprender los desengaños del mundo y de la vida, y recobra una visión más optimista. Nuestro hombre mayor observa que le faltan muchos cabellos, que le falta la vida. Reprime sus sentimientos de melancolía, alza la vista al cielo y dice, como si hablara un labrador al declinar el día de trabajo: Ya queda poca luz del día.

      Kim Jong-gil es un sabio. Sabe sobreponerse a la vejez que se avecina. No pierde la esperanza y aguarda una primavera nueva, como Antonio Machado en “A un olmo viejo”.

      Primavera

      Abre los ojos

      una flor blanca de magnolia en un callejón,

      como en un bastidor para bordar.

      Al mediodía, en el aire nublado, gris,

      se da la vuelta la montaña Bukak,

      como si se acostara después del parto.

      Como una oruga recién salida de algún capullo,

      me revuelvo yo también.

      Abro los ojos.

      Aquí la primavera es una sala de parto; el tiempo es la cuna para nacer y renacer, y la estación es el ejemplo más señero para percibir el verdadero sentido del eterno retorno. Es verdad: todo nace y renace en la primavera de la tierra, lugar santo donde se puede esperar la reencarnación, porque se ve renacer todas las hierbas y flores.

      La descripción del poeta es muy visual y objetiva. Florece una magnolia mientras la montaña parece moverse entre la neblina primaveral. El poeta mira la montaña como si hubiera sufrido un parto difícil y se recostara para descansar. El gran acierto es que él siente cómo se convierte de pronto en la nueva criatura afortunada que nace, ya en el regazo de la montaña o en otras posibilidades; recobra vigor y fuerza al ver el paisaje primaveral. No queda ahí la esperanza, desea renacer o rejuvenecer, quitándose la cárcel del cuerpo viejo que lo aprisiona.

      Volvamos al punto de partida y hablemos del poeta propiamente coreano que es Kim Jong-gil. Antes que nada, se siente y reconoce oriental y así dice:

      La orquídea

      La orquídea occidental es esplendorosa,

      pero poco fragante,

      mientras que la orquídea oriental

      es poco vistosa,

      pero muy olorosa.

      Por consiguiente, las orquídeas orientales

      tienen que oler bien

      aun dibujadas solamente

      con el claroscuro de la tinta china,

      como aquellas flores dibujadas

      por el ilustrísimo Dae Won Gun,

      que hace unos días vi en la sala Hoam Art Hall:

      las flores florecían por encima de la mesa altísima.

      El poeta Kim sabe bien que ningún pintor puede dibujar la fragancia de una flor. Sin embargo, la pintura oriental parece intentarlo, porque los pintores-poetas prefieren la orquídea como tema, dibujándola solamente con el claroscuro de la tinta china. A la pintura oriental le importa mucho el Chi (energía vital o aura) que es, al fin y al cabo, un complejo físico-psíquico de elementos vitales, que incluye olor y sabor.

      El poeta no explica el modo oriental de pintar, habla de sus impresiones, de las magníficas imágenes que representan las orquídeas dibujadas por el ilustre potentado de la dinastía Chosun. Dice que “las flores florecían por encima de la mesa altísima”, lo que significa que la pintura inspira una imagen más elegante y noble que se imagina más allá de nuestra experiencia cotidiana.

      Otra faceta de Kim fue la de profesor de literatura inglesa durante treinta y tantos años en la Universidad de Corea. Kim Jong-gil es un buen conocedor de la poesía inglesa y estadunidense y tiene publicados, además de una veintena de libros, un excelente artículo sobre la traducción de Cathay, de Ezra Pound. He aquí un poema que habla de la Universidad de Cambridge:

      Siempre que vengo, veo

      que no ha cambiado nada:

      igual que antaño se encuentra la calle de King’s Parade.

      Saint John’s, Trinity, Clare, King’s ...

      edificios de los colegios mayores

      con sus ladrillos y piedras ya roídos y decolorados.

      La sabiduría y las ciencias

      se convierten también en torres tan fuertes como aquellas

      que СКАЧАТЬ