Название: La política del Espíritu
Автор: Darío López R.
Издательство: Bookwire
Жанр: Религия: прочее
isbn: 9786124252464
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La declaración mesiánica de Jesús
Acerca de la declaración mesiánica de Jesús, siguiendo el punto de vista de Robert McAfee Brown, Gustavo Gutiérrez sostiene que se trata de «un texto que cumple en el evangelio de Lucas una función semejante al del Éxodo en el Antiguo Testamento. Ambos expresan la voluntad liberadora de Dios» (Gutiérrez 1989:40).
¿Cuál es el contenido y el alcance liberador de la Declaración Mesiánica de Jesús? Para Gustavo Gutiérrez:
En un pasaje del evangelio de Lucas que nos es muy familiar (4.16–20), Jesús, valiéndose de un texto del profeta Isaías (61.1–2 y 58.6), da cuenta pública de su programa… Con este pasaje de su evangelio, Lucas nos presenta el comienzo del ministerio de Jesús […] Lucas aprovecha la escena de la visita a Nazaret, que nos cuentan también Mateo y Marcos (13.53–58 y 6.1–6), para decirnos en qué consistirá la obra mesiánica y pone además esmero en hacer ver su alcance universal […] Las diferentes situaciones humanas enunciadas (pobreza, cautividad, ceguera, opresión) aparecen como expresiones de muerte… En este texto programático encontramos por consiguiente la disyuntiva muerte-vida, central en la revelación bíblica, frente a la cual… se nos exige una opción radical (Gutiérrez 2004:39–40, 41–42).
Sobre este mismo asunto, John Yoder, sostiene que:
El pasaje de Isaías que Jesús utiliza aquí para aplicarlo a sí mismo, no sólo es uno de los más explícitamente mesiánicos; es también el que establece las expectativas mesiánicas en los términos sociales más expresivos… Es muy posible que el año aceptable del Señor en el libro del profeta, se refiera a algún evento en particular hacia el fin de la era, o en el futuro inmediato de los cautivos de Babilonia (o a ambos); pero para el judaísmo rabínico y, por lo tanto, para los oyentes de Jesús, es más probable que no significara ninguno de los dos, sino el año del jubileo, el tiempo en que las desigualdades acumuladas a lo largo de los años son olvidadas, y todo el pueblo de Dios comienza otra vez desde el principio. La expectativa, por lo tanto, no es que Jesús vendría a sacar a Palestina del último peldaño de la escala temporal, sino más bien que estaba por llegar a Palestina el impacto igualitario del año sabático (Yoder 1985:32–33).
Sobre este mismo pasaje, René Padilla, afirma lo siguiente:
Al comienzo mismo de su ministerio, en su manifiesto sobre su misión anunciado en la sinagoga de Nazaret, lee la profecía de Isaías 61.1–2 y afirma que el día del cumplimiento ha llegado. De su interpretación de ese pasaje bíblico se deriva que Jesús entiende su misión en términos de la inauguración de una nueva era —el año favorable del Señor—… caracterizado por el anuncio de la buena noticia a los pobres, la libertad de los presos, la restauración de la vista a los ciegos, la liberación de los oprimidos. Con el Antiguo Testamento como telón de fondo, Jesús concibe su actividad mesiánica en términos de la instauración del año favorable del Señor, es decir, el año de jubileo y, consecuentemente, de la reestructuración de la sociedad según los dictados del amor y la justicia. Es el portador de las bendiciones del reino, las mismas que son derramadas sobre gente que vive en condiciones de privación y opresión, pobreza y explotación (Padilla 2012:267).
Teniendo en cuenta la información que Lucas nos proporciona en su evangelio, así como la contribución de quienes han examinado este pasaje clave del tercer evangelio, se puede afirmar que cualquiera sea la óptica teológica desde la cual se lea y analice la Declaración Mesiánica de Jesús, no se pueden soslayar cuatro asuntos que están bastante claros y que no requieren de mayor explicación o análisis crítico.
En primer lugar, Jesús se aplica a sí mismo las palabras de Isaías 61.1–2, afirmando que en él se cumple esta profecía mesiánica. Particularmente, Jesús declara públicamente que, en su persona y ministerio, el reino de Dios se ha hecho presente en el seno de la historia.4 Sus palabras y sus acciones liberadoras en beneficio de seres humanos concretos, como los enfermos, las viudas, los publicanos, los samaritanos y los endemoniados, según el testimonio del tercer evangelio, dan cuenta de esa innegable realidad. Y, esa nueva realidad, constituía una crítica frontal a la sociedad predominante y a los señores temporales de ese tiempo. En su Declaración Mesiánica:
Jesús anunciaba el comienzo de una nueva era; pero ese anuncio conllevaba una severa crítica de todos los poderes y agentes del orden existente. Su mensaje iba dirigido a los pobres; pero había otros, empeñados en que siguieran pobres, que se beneficiaban de su pobreza. Se dirigía a los cautivos (nombre con el que se alude a los esclavos); pero había otros ciertamente deseosos de que la situación no cambiara. Mencionaba a los oprimidos; pero nunca hay oprimidos sin opresores (Brueggemann 1986:98–99).
En segundo lugar, no se puede ignorar que se trata de un pasaje que está conectado con el año de jubileo. Un año de liberación en el cual se daba una nivelación social, se condonaban las deudas, los pobres recuperaban sus tierras y los esclavos eran liberados (Lv 25.1–55).5 Un año en el cual se revertía el destino de los pobres, los desheredados y los que estaban en el desván de las relaciones sociales.
En tercer lugar, la declaración mesiánica de Jesús tiene una dimensión social y política incuestionable relacionada, particularmente, con la liberación de las personas que se encontraban en situaciones de opresión. Los pobres, un término que se halla también en Isaías 61.1 (anawin, ptōjós como se traduce en la Septuaginta), «significan claramente en Lucas los desprovistos de lo que es necesario para vivir» (Gutiérrez 2004:42),6 como por ejemplo en Lucas 6.20; 7.22; 14.13–21. A estos sectores sociales carenciados, víctimas de las violencias presentes en la sociedad patriarcal y piramidal de ese tiempo, se orientó la Declaración Mesiánica de Jesús y sus acciones liberadoras.
En cuarto lugar, aparecen en este pasaje, dos de las claves teológicas fundamentales del evangelio de Lucas: a) la universalidad del amor de Dios; b) su amor especial por los pobres y los excluidos. Estas dos claves teológicas lucanas, centrales para una mejor comprensión de la misión liberadora de Jesús, no pueden ser relegadas, dejadas de lado o recortadas, bajo ningún pretexto.
Con respecto a la universalidad del amor de Dios y a su amor especial por los pobres, dos de las claves teológicas lucanas presentes en la Declaración Mesiánica de Jesús, las mismas que tienen que ser examinadas a la luz de Isaías 61.1–2 e Isaías 58.6, se tiene que hacer dos precisiones fundamentales.
La primera precisión se relaciona con la gratuidad e imparcialidad del amor de Dios. Así, cuando Jesús cita Isaías 61.1–2 en su Declaración Mesiánica, y no lee la última parte de Isaías 61.2 («…el día de la venganza del Dios nuestro…»), evita toda referencia de hostilidad a los gentiles. De esa manera, proclamó públicamente en un auditorio judío, la gratuidad e imparcialidad del amor de Dios, subrayada además en la referencia a dos despreciables gentiles СКАЧАТЬ