La extraordinaria vida de la gente corriente. Iván Ojanguren Llanes
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Название: La extraordinaria vida de la gente corriente

Автор: Iván Ojanguren Llanes

Издательство: Bookwire

Жанр: Сделай Сам

Серия: Crecimiento personal

isbn: 9788418263422

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СКАЧАТЬ sido quedarse en el pueblo de Salas y ahorrarse los ocho kilómetros de subida, pero decidió abrirse a lo desconocido, a la incertidumbre. Y acertó… ¡Vaya si acertó! No solo conoció a una de las personas más influyentes de su vida –Álex–, sino que acabó tomando las riendas de su albergue de peregrinos donde hoy ayuda a miles de personas al año a que encuentren su camino al tiempo que se ayuda a sí mismo. Y lo más importante: disfruta de cada instante de su vida; es decir, no lo considera un trabajo. Siente que es ahí donde tiene que estar; así consigue vivir cada día y cada instante al máximo.

      Einstein dijo una vez que si no cambias nada, nada cambia; también dijo aquello de que eres un loco si pretendes tener mejores resultados en la vida haciendo y repitiendo lo mismo que te ha llevado a la vida que tienes hoy –y que quieres mejorar–. Así, tomar la decisión de caminar ocho kilómetros más cambió la vida de David para siempre. Abrirse a nuevas y diferentes experiencias es algo que hace de manera habitual porque sabe que tal vez en la siguiente esquina esté la siguiente lección, la siguiente persona, la próxima vivencia que le abra las puertas a un lugar inimaginable y maravilloso hasta ahora desconocido. Sin ir más lejos, la noche que estuve con él entrevistándole le pedí que me regalase unos minutos más de su tiempo a la mañana siguiente ya que quería tener la posibilidad de ordenar mis notas, y tal vez hacerle más preguntas. Tras pensárselo unos instantes me contestó: «¿Sabes qué, Iván? Como vas a volver a Cornellana, puedo acompañarte hasta Salas y compartir Camino contigo, ¿qué te parece?». Postergó sus quehaceres de la mañana siguiente para hacer el Camino durante un par de horas conmigo. ¿Por qué? Porque David se ha abierto a la vida, está siempre con el objetivo de cuidar a las personas en su albergue y al mismo tiempo con el corazón en el presente, tomando las decisiones oportunas a cada momento; la vida le habla y él contesta. En ese momento sintió que tenía más sentido seguir charlando conmigo, aunque luego tuviese que apurar las tareas del día para dejar el albergue listo para los nuevos peregrinos.

      Siguiendo con su historia, en el año 2012 la empresa en la que trabajaba decidió echar el cierre; entonces vio esa situación como una oportunidad: «Cuando nos comunicaron la noticia, los trabajadores nos movilizamos para protestar por el despido. Recuerdo estar acampado en una protesta con mis compañeros cuando de pronto tuve un momento de lucidez y pensé: ¿y si esto es justamente lo que necesito?, ¿y si esta situación es en realidad una oportunidad que me está dando la vida para ir en la dirección marcada por mi corazón?». David supo convertir un problema, un despido en este caso, en una oportunidad: la posibilidad de dedicarse a algo más acorde con su manera de comprender la vida y el trabajo. De nuevo, esto es algo común a todos nuestros protagonistas: convierten los problemas en oportunidades que les permiten aprender y abrirse a nuevas posibilidades que de otro modo seguirían ocultas. Saben que los problemas en realidad son síntomas que deben ser escuchados y honrados para posteriormente actuar sobre la verdadera causa que los creó.

      Tras el despido decidió hacer de nuevo el Camino del Norte –variación del Camino que, como él mismo reconoce, siempre le ha marcado muchísimo–, optando sobre la marcha tomar el Camino Primitivo en Oviedo para hacer noche en el albergue de Álex, en Bodenaya. En lugar de terminar en Santiago, caminó hasta Finisterre pasando previamente por Muxía –Muxía es también un centro importante de peregrinaje–. Al llegar a Finisterre tuvo la idea de volver caminando a Aranjuez: «Una vez en Finisterre sentí que volver en algún transporte a casa me sobrepasaba; no podía simplemente subirme a un autobús después de todo lo que había vivido, así que decidí hacer la vuelta a casa a pie –y continúa–: Ese viaje de vuelta a Aranjuez dio un vuelco a mi vida. Verás, aunque viajes solo, en el Camino hay mucha convivencia; en los albergues acabas hablando y conociendo a gente con la que de manera natural terminas compartiendo Camino. Si haces el regreso caminando, eso no sucede: vas en dirección contraria al resto así que el viaje es tremendamente introspectivo. Recuerdo haber caminado los más de 700 kilómetros que separaban Finisterre de Aranjuez con la mente súper lúcida, muy consciente».

      Al llegar a Aranjuez, David ya no era el mismo; la semilla que había depositado en el año 2008 había germinado en su interior y poco a poco iba descubriendo el tipo de vida que estaba destinado a tener; así, estuvo trabajando en otra empresa similar hasta el año 2015, año en el que decide hacerse cargo de su propio albergue siguiendo los valores tradicionales del Camino: respetar –todos somos iguales en el Camino– , ayudar –los peregrinos se ayudan unos a otros– y compartir –se comparte todo lo que se tiene–.

      La vida de algún modo le había llevado a hacer un cambio importante de rumbo, sobre todo a nivel profesional. «Por aquel entonces Álex quería dejar el albergue así que hablé con él y decidí que era el momento de hacer lo que sentía que tenía que hacer. Así, invertí todos mis ahorros y le compré la casita donde muy pronto comenzaría a dormir con mis peregrinos». Cuando le pregunto acerca de cómo supo que podría ser capaz de llevar un albergue de peregrinos, David me contesta: «Yo ya había hecho hospitalidad anteriormente; además, ya había aprendido de otros hospitaleros a escuchar y atender a los peregrinos, a curar ampollas, etc.». Muchas de estas habilidades David las traía de serie, como veremos enseguida. En realidad, en este momento David siguió su instinto: sabía que darle continuidad al albergue de Bodenaya, que tantas alegrías le había reportado a sí mismo y a los peregrinos, era una decisión sensata y más cercana a su concepto de vivir una vida con sentido.

      Pero no todo siempre es de color de rosa. «¿Sabes qué? Recuerdo que cuando llegué el primer día sabiendo que solamente me quedaban 300 € en el banco, me eché a llorar. Es inevitable ponerse a veces en lo peor, así que me asaltaron muchas dudas». Claro. Dejar tu vida conocida y sencilla, salir de tu entorno, dejar tu familia, gastar todos tus ahorros e irte a más de 500 kilómetros de tu casa para atender a peregrinos, por muy convencido que uno esté, es una decisión difícil, lo mires por donde lo mires. No puedo dejar de reconocerme en su decisión; y es que yo dejé un buen puesto de trabajo para cambiar radicalmente de sector. Un sector en el que nadie me conocía, y sabía que iba a tener que emplearme a fondo para poder ser un referente, para que la gente entendiese todo lo que les podía aportar. Llegar a la conclusión de que esa es tu mejor opción es un momento glorioso, es cierto, pero también hay momentos de dudas, de miedos, de «¿estoy haciendo lo correcto?, ¿y si todo esto no es más que un capricho que me va a traer más disgustos que alegrías?». Entiendo perfectamente a David y por eso es tan importante haber allanado el camino previamente. Por eso es crucial que la decisión se haya fraguado desde lo más profundo de tu ser a lo largo de una buena temporada; no se trata de que huyas tomando esa decisión, se trata de que te pongas en la dirección adecuada: tu verdadero camino, el que tú elijas, o como diría David, «me puse donde la vida quiso que estuviese». Habrá momentos complicados y ahí es donde tendrás que tirar de saber que estás ayudando de algún modo a crear un mundo mejor, de saber que estás ahí por convicciones propias, por un deseo que sale del fondo de tu corazón. «Hazlo por nosotros», esto es lo que algunos de sus compañeros de trabajo le dijeron cuando les comentó sus intenciones. Esta frase le ayudó mucho a montar el albergue, pues fue consciente de que el mero hecho de que uno tome tus propias decisiones ya es de por sí una acción inspiradora para otras personas.

      Tomar decisiones: esa es otra de las lecciones que nos enseña David. Muchas veces vamos por la vida simplemente dejándonos llevar y en la mayoría de los casos no estamos del todo conformes. Tomar decisiones hace que te acerques allá a donde quieres ir, poco a poco, sin prisa, sin pausa, pero acercándote. Eso sí, para que la vida te vaya colocando donde quieres estar es fundamental que esa decisión parta de uno mismo. Déjame decirte algo: siempre hay opciones. Tal vez hoy no puedas tomar esa decisión que consideras importante. En este caso te preguntaría: ¿qué puedes hacer diferente hoy para que dentro de un tiempo sí que puedas tomarla?, ¿cuál es el primer paso necesario que podrías dar para acercarte a donde realmente quieres estar el día de mañana? No es necesario que sea algo de calado en tu vida: puede ser algo tan simple y accesible como comenzar a leer un libro antes de acostarte, darte quince minutos más para comer o ir una vez a la semana СКАЧАТЬ