Compendio de la fe cristiana. John Schwarz
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Название: Compendio de la fe cristiana

Автор: John Schwarz

Издательство: Bookwire

Жанр: Религия: прочее

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isbn: 9781646910885

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СКАЧАТЬ trece cartas escritas o atribuidas a Pablo (cartas escritas a las congregaciones en Roma, Corinto, Galacia, Efeso, Filipos, Colosas y Tesalónica), y cartas personales escritas a Timoteo, Tito y Filemón; la Carta a los Hebreos y siete cartas “generales” de Santiago, Pedro, Juan y Judas.

      • El Apocalipsis o Revelación, de Juan, que contiene el registro de las visiones que éste recibió sobre la soberanía de Dios y su inminente victoria sobre las huestes del mal.

       LAS ESCRITURAS HEBREAS

      Las Escrituras Hebreas (es decir, el AT, ya que el Nuevo fue escrito en griego) son el registro de las palabras y el trato de Dios con el pueblo de Israel, a quienes llamó para que fueran “luz para las naciones” (Is. 42.6). La historia de esas revelaciones y actos divinos fue transmitido en forma oral de una generación a la siguiente. A partir de la instauración de la monarquía (1020 a.C.) los relatos orales y tradiciones fueron puestos por escrito y coleccionados; luego, durante y después del exilio (siglo VI a.C.), fueron reunidos y compilados como libros. Se cree que la Torá se completó alrededor del 400 a.C., los Libros Históricos y los Profetas alrededor del 200 a.C. y los Escritos alrededor del 100 d.C. Se considera que el canon hebreo definitivo —es decir, libros reconocidos por los rabinos como sagrados o divinamente inspirados— fue confirmado por un concilio o asamblea de ancianos en Jamnia, la actual ciudad de Jabneh, hacia finales del primer siglo d.C.

       El canon judío y el canon cristiano del Antiguo Testamento

      Judíos, protestantes, católicos y ortodoxos tienen diferentes cánones de las Escrituras, es decir, diferentes cantidades de libros.

      • El canon judío contiene veinticuatro libros, porque muchos de los libros de las Escrituras hebreas no están divididos. Por ejemplo Reyes, Samuel y Crónicas son cada uno un libro, Esdras y Nehemías forman un solo libro, y los doce profetas menores están agrupados en un libro (el Libro de los Doce).

      • El Antiguo Testamento protestante contiene treinta y nueve libros, arreglados de manera algo diferente del canon judío (ver la sección El orden de los libros, en p. 14).

      • El Antiguo Testamento católico contiene cuarenta y seis libros. Los siete libros adicionales provienen de la Septuaginta (ver sección sobre Los textos apócrifos en pp. 14-16).

      • El Antiguo Testamento ortodoxo incluye cincuenta libros: los libros del Antiguo Testamento católico más 1 Esdras, 3 Macabeos, la Oración de Manasés y el Salmo 151.

      Además, las Escrituras Hebreas están dispuestas en tres divisiones en lugar de cuatro. Lo que en la mayoría de las versiones cristianas del Antiguo Testamento se denomina Libros Históricos son aquí llamados Primeros Profetas: los libros de Josué, Jueces, Samuel y Reyes. En el canon hebreo estos libros se consideran libros proféticos o “historia religiosa”, más que “historia histórica”. La Biblia judía o hebrea a veces es llamada Tanak o Tanakh, palabra formada con las primeras letras de los nombres hebreos de esas tres secciones: T por Torá (el Pentateuco), N por Niviim (los Profetas) y K por Kethuvim (los Escritos), con las vocales añadidas para facilitar la pronunciación.

       La Septuaginta

      La Biblia de la iglesia primitiva de habla griega era la Septuaginta. Cuando Alejandro el Grande (356-323 a.C.) conquistó el mundo antiguo durante el siglo IV a.C., el griego llegó a ser la lingua franca o idioma común en el mundo conquistado. Con el tiempo, los judíos que vivían fuera de Palestina empezaron a hablar el griego en lugar del hebreo; se hizo entonces necesaria una versión de las Escrituras en griego. Alrededor del año 250 a.C. un grupo de ancianos y escribas judíos en Alejandría, Egipto, que era la ciudad que albergaba la comunidad judía más numerosa del mundo antiguo, tradujeron las Escrituras al griego. Según la leyenda judía, setenta y dos traductores de la Torá (seis por cada una de las doce tribus) tradujeron en forma independiente, y cuando terminaron ¡no había ninguna discrepancia entre sus traducciones!

      El nombre Septuaginta proviene del latín septuaginta, que significa setenta, la cifra redonda más cercana al número de setenta y dos traductores. La Septuaginta a veces se abrevia como LXX, el numeral romano 70. La Septuaginta se constituyó en la Biblia de los judíos de habla griega que vivían fuera de Palestina, y también lo fue de los primeros cristianos.

       El orden de los libros

      El orden de los libros en el Antiguo Testamento cristiano sigue a la Septuaginta, que es diferente de las Escrituras Hebreas. Además, en éstas la última sección comprende los Escritos en lugar de los Profetas, y aquellos incluyen cinco libros que el Antiguo Testamento cristiano ubica entre los Libros Históricos (Ruth, Crónicas, Esdras, Nehemías y Ester) y otros dos libros que el canon cristiano incluye con los Profetas (Daniel y Lamentaciones).

       LOS TEXTOS APÓCRIFOS

      La Septuaginta contiene quince libros que no están en las Escrituras Hebreas, libros tales como Tobit, Judit, 1 y 2 Macabeos y Baruc. Cuando Jerónimo tradujo el Antiguo Testamento al latín, alrededor del 400 d.C., incluyó varios libros de la Septuaginta, con la advertencia de que no debían ser considerados en el mismo nivel que los libros del canon hebreo. Con el tiempo, sin embargo, esos libros deuterocanónicos (esto significa “segundo canon”) fueron colocados en la misma categoría que los libros canónicos de las Escrituras Hebreas; algunos de ellos dieron origen a doctrinas católicas tales como el purgatorio, que aparece en 2 Macabeos 12.43–45.

      Cuando Martín Lutero y otros tradujeron la Biblia a las lenguas que hablaba el pueblo en su época (a comienzos y hasta mediados del siglo XVI) a veces colocaron los libros deuterocanónicos en una sección separada, ubicada entre el Antiguo y el Nuevo Testamento y titulada como Apócrifos (de la palabra griega que significa “de dudosa autoridad o autoría”), o bien los eliminaron totalmente. La razón por la que los reformadores rechazaron los libros deuterocanónicos fue que no habían sido aceptados por los ancianos judíos en el canon hebreo. (Además, aunque Jesús y los otros apóstoles en el Nuevo Testamento citaron extensamente al Antiguo Testamento, no hay en el Nuevo Testamento referencias a ninguno de los libros deuterocanónicos). Para contrarrestar la actitud tomada por los reformadores en contra de los libros deuterocanónicos y de las enseñanzas fundadas en esos libros, la iglesia católica otorgó plena aceptación a doce de los libros apócrifos, como parte del canon, en el Concilio de Trento en 1546.

      A pesar de no pertenecer realmente al canon, los libros deuterocanónicos son documentos importantes. Libros tales como 1 y 2 Macabeos contienen la historia del pueblo elegido de Dios durante el período entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Otros libros, como Sabiduría de Salomón, reflejan los cambios que empezaron a producirse en el pensamiento religioso judío antes de la venida de Jesús, tales como una creencia cada vez más firme en la vida después de la muerte, doctrina a la que se alude muy brevemente en el Antiguo Testamento. En la actualidad algunas Biblias protestantes tienen ediciones que incluyen a los libros apócrifos.

      Puesto que los libros apócrifos estuvieron excluidos por largo tiempo de las Biblias protestantes, la mayoría de los protestantes saben muy poco acerca de ellos. Lo que sigue es el listado de estos libros tal como aparecen en las Biblias católicas.

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