Название: Economic corridors in Asia : paradigm of integration? A reflection for Latin America
Автор: Varios autores
Издательство: Bookwire
Жанр: Зарубежная деловая литература
isbn: 9789587903829
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Mientras tanto, la estrategia de China ha consistido en “ganar tiempo”, fortaleciendo su economía, tecnología y fuerzas armadas para sostener su desarrollo económico y, en el largo plazo, transformar el sistema internacional (Visentini, 2012). Con la llegada de la “Quinta Generación” de dirigentes que tienen como directriz mantener el régimen modernizándolo. Con Xi Jinping, presidente desde 2013, el país ha continuado el proceso de modernización militar con el objeto de aumentar su potencial disuasivo y mantener la estabilidad regional, esto ha conllevado modificaciones doctrinarias, reemplazando el concepto de “guerra popular” y “defensa del territorio” por el de “guerra local”, con la utilización intensiva de alta tecnología. Así mismo, redujo un tercio los efectivos del Ejército. Trasformaciones que apuntan a solventar sus principales problemas de seguridad: los separatismos en el Tíbet y en Xinjiang; la proyección y fortalecimiento de su marina en el mar del sur, garantizando su “seguridad energética”, considerando que el 80% del petróleo que importa pasa por el estrecho de Malaca (Visentini, 2012). Por su parte, Kaplan (2013) sostiene que el fortalecimiento del poder naval chino apunta a recuperar el Pacífico y el Índico como parte de su geografía. No resulta casual entonces que China tenga el segundo mayor gasto bélico del mundo con US$228.000 millones en 2017 (Stockholm International Peace Research Institute [Sipri], 2018).
En 2013, Xi Jinping, al participar en el XVI encuentro de Asean-China, en un discurso sobre cooperación en infraestructura y seguridad regional en el Parlamento de Indonesia, anunció su principal iniciativa de política exterior: Obor (Pautasso & Ungaretti, 2016). Esta propone desarrollar dos corredores: Uno terrestre o franja económica que articula a China, Mongolia y Rusia; China-Asia Central; China, Paquistán; China, Myanmar-Bangladesh-India y Asean y China, Corea del Sur y Japón. Y una ruta marítima que va desde la costa china hasta el mar Mediterráneo pasando por el océano Indico y el golfo Pérsico (Concatti, 2017).
Este proyecto de integración transcontinental, planeado hasta 2049 y que ya alcanza regiones como América Latina (Escobar, 2018) y Oceanía; aglutina actualmente el 66% de la población mundial; 75% de las reservas de energía e inversiones del orden de 1.3 trillones de dólares (Concatti, 2017, p. 178).
Sin embargo, los ambiciosos planes chinos en el ámbito de Obor encuentran desafíos importantes: conflictos por recursos naturales, problemas ambientales, activismos de organizaciones no gubernamentales (ONG) ambientales extranjeras y sabotaje de grupos extremistas; desestabilización y crisis económicas; inseguridad jurídica e inversiones con retorno de largo plazo (Concatti, 2017; Yiwei, 2016). Esto para no mencionar la dificultad que tiene Beijing para conciliar los intereses muchas veces de los contratantes, de más de seis decenas de países en sus principales focos geográficos Asia central y el sudeste asiático (Ploberger, 2017).
La nueva Ruta de la Seda es una iniciativa que apunta a la integración de Eurasia posicionando a China como “pivó” y que se extiende hasta África, Europa y Medio Oriente (Pautasso, & Ungaretti, 2016; Visentini, 2012). Esto, en un contexto en que Moscú pierde su antigua influencia en el Sureste Asiático; Japón pierde su lugar como polo económico en Asia oriental y Washington concentra su poder militar en oriente medio (Pautasso & Ungaretti, 2016).
China tiene a favor su peso económico como responsable del 11% del consumo mundial de petróleo; 54% del consumo de aluminio y 45% del consumo de acero (Scherer (2015), citado por Pautasso & Ungaretti, (2016)); un desarrollo que luego de tres décadas se refleja en sus “capacidades estatales”, ello la impulsan a buscar un equilibrio entre sus prioridades internas: crecimiento económico, estabilidad política e integridad territorial y una mayor influencia internacional (Pautasso & Ungaretti, 2016).
En lo relativo a su papel internacional, aunque el protagonismo chino en las instituciones de gobernanza global viene creciendo desde la apertura económica de finales de los setenta, se ha intensificado en la última década en la medida en que su extraordinario auge económico y la crisis de 2008 abrieron oportunidades para que la noción de “ascenso pacífico”, promulgada en 2003, fuera sustituida por “el sueño chino”, directriz aprobada en el XVIII Congreso del Partido Comunista Chino (PCC) celebrado en 2012 y que se orienta a apuntalar una nueva arquitectura financiera global y la construcción de la nueva Ruta de la Seda (Pautasso & Ungaretti, 2016).
Concretamente, Obor propone: atravesar Asia, Europa y África conectando Asia oriental con Europa. Para tal efecto contempla el denominado Cinturón Económico que conecta China a Asia central, Rusia y Europa (Báltico); conectando también a China con el golfo Pérsico y el mar Mediterráneo mediante Asia central y Asia oriental; para, por otro lado, conectar a China con el sudeste asiático, Asia meridional y el océano Indico. La ruta marítima, por su parte, integra dos rutas: China a Europa desde el mar del Sur de China y el océano Índico; China, Pacífico sur y mar del Sur de China (CNRD, 2015 citado por Pautasso & Ungaretti, 2016).
De acuerdo con estas cinco rutas, y partiendo de la infraestructura logística, actualmente existente un conjunto de ciudades y puertos importantes. Obor pretende potenciar seis “corredores económicos internacionales”: a) China-Mongolia-Rusia; b) New Eurasian Land Bridge; c) China-Asia Central-Asia Occidental; d) Bangladesh-China-India-Myanmar; e) China-Península Indochina; f) China-Paquistán (Pautasso & Ungaretti, 2016). Ver mapa 1.
MAPA 1: CORREDORES ECONÓMICOS INTERNACIONALES
Fuente: Pautasso & Ungaretti (2016)
En última instancia, según Pautasso y Ungaretti (2016), Obor se orienta a crear una red de transportes y a modernizar y crear infraestructura: ferrovías, carreteras, puertos, aeropuertos, gasoductos, oleoductos y líneas de transmisión y comunicación que, además de mejorar la integración en Eurasia, potenciarán СКАЧАТЬ