Название: Alguien espera
Автор: Valerie Parv
Издательство: Bookwire
Жанр: Языкознание
Серия: Jazmín
isbn: 9788413487120
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–Suena como si vuestro estilo de vida ya hubiera sido toda una forma de educación.
–Mi padre quiso que siguiéramos estudiando por correspondencia estuviéramos donde estuviéramos, pero… –dejó la frase sin terminar.
–Vosotras hubierais preferido un hogar y una vida más normal –sugirió Michel con certeza.
–Me daban envidia los niños que nacían y crecían en el mismo lugar. Ellos sabían quiénes eran y tenían un hogar –contestó Caroline.
–Ahora, tu hogar está aquí –apuntó Michel con una decisión que le llegó a Caroline al corazón. Por un momento, deseó… se lo quitó de la cabeza rápidamente. Era Eleanor la que debía de estar allí y lo que Caroline deseara no tenía importancia.
–Michel, tenemos que hablar de eso –dijo Caroline desesperada.
–A su tiempo. Hemos llegado.
La limusina y las motos de escolta se pararon frente a un edificio que ella reconoció por la foto que Michel le había enviado a Eleanor. Se encontraban junto a una puerta de columnas de mármol italiano que iba perfectamente con la piedra color coral de la que estaba hecho el palacio. Había buganvillas de vivos colores por todas partes, cítricos y palmeras, jardines, lagunas, fuentes y cascadas.
Caroline se sorprendió de la rapidez con la que los recuerdos acudieron a su mente. Paseó la mirada a su alrededor y vio la pista de tenis en la que todos habían jugado tantas veces, vio el camino que llevaba hasta el embarcadero donde seguro que todavía seguían amarrados un buen número de yates esperando a que alguien fuera a la Isla de los Ángeles, como habían hecho las dos familias tantas veces.
–Sentí lo de tus padres –dijo Caroline.
–Fue todo un detalle por parte de tu padre enviar flores y llamar –dijo el Príncipe emocionado.
Ella le tocó la mano. Sus padres habían sido maravillosos y sintió mucho leer en una carta de Adrienne que habían muerto en un ciclón que había asolado la isla hacía doce años.
–Tu padre decía que éramos sus pequeñas princesas –dijo nostálgica.
–Él decía que Lorne debía casarse con una de vosotras y yo con la otra.
–¿Con cuál debía casarse Lorne?
–Contigo, por supuesto, porque eres la mayor. Él creía que yo debía casarme con la pequeña.
–¿Y tú qué pensabas? –preguntó Caroline recordando que aquella había sido su fantasía desde niña.
–Creo que el destino tiene su forma de hacer las cosas –contestó diplomáticamente–. Siempre que había algún acto especial, Lorne estaba fuera estudiando. Cuando tu padre preparó la ceremonia de desposorio, también, así que no hubo oportunidad. Vamos dentro. Estarás cansada del viaje.
Aquello no contestaba a su pregunta. Caroline se quedó sin saber a quién habría elegido Michel si hubiera podido. Él tenía razón, no eran diferentes, se dijo irritada. En la limusina, Caroline se había dado cuenta de que su viejo amor por Michel renacía. Ya de niña solo le había gustado él y siempre había querido ser correspondida.
Con asombro, descubrió que de mujer seguía queriendo lo mismo, pero con más intensidad. Quería que la mirara y la abrazara. Solo pensarlo hizo que sintiera un escalofrío.
–¿Pasa algo, Eleanor? –preguntó Michel preocupado.
–No, toda va bien, pero, sí, estoy un poco cansada –contestó sintiendo que su sueño se desvanecía al oír el nombre de su hermana.
Agradeció la excusa para poder estar sola en su habitación. Lo primero era llamar a Eleanor y decirle que aquello no iba a funcionar. ¿Cómo iba a convencer a Michel, haciéndose pasar por Eleanor, de que no podía casarse con él si era lo que estaba empezando a temer que deseaba Caroline?
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