Flechado Por Mi Pícara Navideña. Dawn Brower
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Название: Flechado Por Mi Pícara Navideña

Автор: Dawn Brower

Издательство: Tektime S.r.l.s.

Жанр: Исторические любовные романы

Серия:

isbn: 9788835415527

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СКАЧАТЬ Winchester", dijo Merrifield. El alivio estaba grabado en su voz. "Me gustaría que conocieras al Duque de Whitewood". Ah... el tutor. "Su Gracia, este es mi mejor amigo, el Conde de Winchester".

      El duque asintió con la cabeza. "Confío en que se haya instalado bien".

      Más que bien... Devon sonrió con picardía al recordar su encuentro con Addie. Le hubiese encantado perseguirla por las escaleras y hacerle el amor en el armario, pero se imaginaba que ella no estaba preparada para ese tipo de ataques. Tal vez después de haberla hecho suya un par de veces, podría llevarla a una zona apartada y tomarla allí mismo. Para ese entonces, ella probablemente estaría lista y dispuesta para ese tipo de juego. Se obligó a dejar de imaginarla desnuda y ansiosa de ser poseída por él y se encontró con la mirada del duque. "Lo he hecho, su gracia", le dijo. "Su casa es bastante...". Buscó la palabra correcta. "...impresionante".

      El duque se rio con ligereza. "Esta mansión es el proyecto de mi esposa. Ella quería algo grande y no puedo negarle nada", dijo golpeando ligeramente el hombro de Devon. "Me alegro de que la encuentres impresionante. Tendré que decirle que usaste esa palabra específicamente. Creo que eso le agradará".

      ¿Qué se suponía que debía decir a eso? No había conocido a la duquesa aún, y rezó para que la descripción de su casa no la ofendiera. Aunque le gustaría encontrarse de nuevo a Addie, no podía hacerlo si tenía que marcharse por haber insultado a la casa de la duquesa. "Parece que ella se ha esforzado mucho en la decoración. Los arcos de acebo que veo en cada rincón lucen muy bien". Eso que acababa de decir era una tontería, pero no se le ocurrió otra cosa. "Di vuelta y encontré la biblioteca. Tienes una gran colección de libros".

      El duque se echó a reír. "Ese es el escondite de mi hija. Probablemente la encontraste allí".

      Recordaría si hubiera conocido a la hija de un duque insufrible. Si era el lugar donde ella solía pasar el tiempo, Devon estaba agradecido de no habérsela encontrado. "Me temo que no lo hice. Había algunas criadas decorando, nada más”.

      Asintió con la cabeza. "Probablemente terminó y subió a prepararse para la cena", dijo el duque con una sonrisa. "Todavía hay mucho tiempo para conocer a todo el mundo. Te dejaré solo por ahora. Juega al billar antes de que sea la hora de prepararte para la cena". Se alejó de ellos pero se detuvo en la puerta y se volvió. "Y Merrifield piensa en lo que discutimos. Me gustaría que me respondieras antes de que termine la fiesta". Después de esas palabras de despedida, el duque dejó la sala de juegos.

      "¿Qué te dijo?". Merrifield había estado bastante callado durante la conversación de Devon con el duque. "No pareces muy feliz por ello".

      "Prefiero no hablar de ello”. La cara de su amigo expresaba rabia y resentimiento. "Es absurdo".

      "¿Sí?", dijo Devon levantando una ceja y burlándose de él. "Pero tenías tantas expectativas sobre lo bien que la pasaríamos aquí". Cada una de sus palabras destilaba sarcasmo" ¿Cuán malo podría ser?".

      "No...", Merrifield levantó la mano. "Es muy malo. Confía en mí".

      "Siempre", dijo reflexivamente. "No hay nadie más que yo". Se dio una ligera palmada en el hombro. "Así que por qué no haces lo mismo y me cuentas lo que es tan malo".

      "Me sugirió que cortejara a su hija", admitió. Merrifield entrecerrando los ojos. "Debe estar desesperado para pedirme algo como eso".

      "¿La chica simple de la que me hablaste de camino aquí?", dijo Devon sacudiendo la cabeza con incredulidad. "¿Y si no lo haces?".

      "Nada", dijo, y luego se encogió de hombros. "Fue una sugerencia. Pero sabes que él tiene todo el poder. Si digo que no, podría hacer mi vida aún más miserable de lo que es. No quiero casarme con su preciosa hija, así que esto es horrible", dijo él y luego pateó la mesa. "Necesito un trago".

      "¿Crees que eso es prudente?" A Devon no le importarían unas copas de brandy, pero no quiso animar a su amigo a comportarse mal. Al menos no el primer día. "Tal vez deberíamos esperar hasta después de la cena".

      Prefería buscar a Addie, pero si su amigo lo necesitaba, Devon estaría a su lado todo el tiempo. Merrifield pasó sus dedos por el lado de la mesa de billar. "Tienes razón, por supuesto. No necesito darle más razones para que me odie". Conoció la mirada de Devon. "¿Qué hay de ti? ¿Quieres decirme qué te tiene tan animado?".

      Devon sonrió. "Conocí a la doncella más bonita y tengo la intención de hacerla mía. Así que si no me necesitas después de la cena me ocuparé de otras cosas".

      Merrifield se echó a reír. "Veo que ya has encontrado a una mujer dispuesta. Ocúpate de tus asuntos...", dijo sacudiendo la cabeza. "Estaré bien. Eres libre de disfrutar de los placeres con tu linda sirvienta. Si me disculpas, no tengo muchas ganas de jugar al billar".

      "¿Estarás en la cena?",

      Se encogió de hombros. "No lo sé".

      Devon deseaba poder hacer esto más fácil para su amigo de alguna manera. No detuvo a Merrifield al salir de la sala de juegos. Si necesitaba un tiempo a solas, Devon no se lo negaría. Más tarde lo encontraría y se aseguraría de que estuviera bien, pero probablemente no hasta después de encontrar a Addie...

      Adeline había seguido el consejo de su madre y se dio un largo baño. Aunque le había llevado mucho más tiempo del que ella había previsto. Se había quedado dormida en la bañera y se despertó con el agua tibia y la piel arrugada. En resumen, estaba hecha un desastre, y se había perdido la cena.

      Salió de la bañera y en lugar de vestirse con su bata, se puso su camisón. No había razón para molestarse en bajar e interrumpir a las damas en el salón. Además, no quería explicarle a su madre por qué se había saltado la cena. Más tarde bajaría a hurtadillas por la cocina y buscaría algo de comer. Nadie la interrogaría, y podría ir a la biblioteca y comer allí. Le parecía un buen plan.

      Así que ahora, horas más tarde, su estómago rugía para recordarle que no había comido nada. Había quedado atrapada en la lectura de una novela y por eso perdió la noción del tiempo. Ya todos deberían estar descansando. Aun así, no quería bajar las escaleras. Adeline se puso de pie y se atavió con una bata que la cubría por completo. Era de terciopelo rojo oscuro y estaba atada en el medio con una cinta de seda. Luego de habérsela atado bien, deslizó los pies en sus pantuflas y se dirigió hacia abajo. En la cocina encontró un candelabro y encendió algunas velas. Y se lo llevó consigo a la para poder alumbrarse en medio de la oscuridad.

      Se dirigió a la despensa. Tuvo suerte... Había jamón frío, queso y pan. Cortó un poco de todo y lo sirvió en un plato, y luego se fue a la biblioteca. Una vez allí, encendió un fuego en la chimenea y vertió un poco de brandy en un vaso. A sus padres no les importaba si bebía licor que normalmente se consideraba una bebida para hombres. Ninguno de ellos quería confinarla a las reglas de la sociedad. Querían que ella tomara decisiones por sí misma.

      Addie puso el candelabro en la mesa. Se sentó en el sofá y bebió un sorbo de brandy. La bebida le quemó un poco la garganta. Agarró su plato y lo puso a su lado, luego abrió su libro por la página que había marcado. Mantuvo el brandy en su mano izquierda mientras hojeaba las páginas del libro y disfrutaba de su cena.

      La luz de las velas parpadeó sobre su libro, y ella mordisqueó un trozo de queso. Estaba absorta en la historia y ni siquiera se le pasó por la mente que alguien podría molestarla. СКАЧАТЬ