Monstruos En La Oscuridad. Rebekah Lewis
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Название: Monstruos En La Oscuridad

Автор: Rebekah Lewis

Издательство: Tektime S.r.l.s.

Жанр: Эротика, Секс

Серия:

isbn: 9788835414766

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СКАЧАТЬ se movió bajo la cama. Reptaba con sigilo. Luego se hizo el silencio. Se le formó un nudo en la garganta. Está ahí. La humedad que había entre sus piernas se volvió más patente. Esto hizo que Maddy se sintiera molesta a la vez que excitada. Si se tocaba, el monstruo la escucharía. Lo sabría. Las luces estaban encendidas, lo cual quería decir que este no podría salir a por ella.

      Si lo que había leído antes era cierto, podría meterlo en su cama con solo apagar la luz y pedírselo. El problema es que sonaba ridículo y la hacía parecer estúpida, un ser inocente. Sin embargo, lo cierto es que había algo debajo de su cama. ¿Por qué no podría ser un elfo oscuro?

      Sus labios se curvaron en una sonrisa. Si se tocaba mientras le hablaba y este no abandonaba la oscuridad reinante bajo la cama, entonces comprobaría que, en realidad, se trataba de un elfo oscuro.

      Estiró las piernas y dejó a un lado el mando a distancia. Deslizó las manos por debajo de la banda elástica del pantalón de su pijama y de sus braguitas. Se mordió el labio notando una fricción placentera y cerró los ojos. Inmersa en esa sensación, casi se olvidó de que había algo arrastrándose bajo la cama y se quedó inmóvil. El monstruo parecía... inquieto.

      No debía hablar con él. En realidad, no debería hacerlo.

      —Sé que estás ahí abajo.

      Los movimientos se detuvieron con el sonido de su voz.

      —Es muy grosero interrumpir a una chica que se está toqueteando —casi se rio de lo absurdo de la situación—. Estoy segura de que tienes alguna excusa para hacerlo.

      No esperó respuesta. En su lugar, comenzó a centrarse en movimientos que le proporcionaban placer. Entonces, un timbre de voz masculina, con un acento caprichoso que no pudo reconocer, volvió a paralizarla.

      —Más grosero aún es burlarte de mí. Te escucho suspirar. Puedo oler tu excitación. Apaga la luz e invítame a salir para poder ayudarte —se sentía demasiado aturdida para contestar. Entonces él añadió: —si te atreves.

      Su corazón palpitaba.

      —¿Sabes hablar? —¿por qué no lo había hecho antes entonces? Durante todos estos años había estado en silencio, así que tenía que existir algo más que la razón de querer poseerla. Nadie espera más de diez años sin un propósito.

      —¿Me creías un ser primitivo? —rio el monstruo—. Supongo que es normal que lo pienses. Cuando pueda ponerte las manos encima, entonces sí que mi comportamiento será bastante salvaje.

      Un escalofrío recorrió su cuerpo y no pudo contenerse la aclaración.

      —Me refiero a que sabes hablar inglés.

      —Mi madre es humana y me enseñó su idioma —hizo una pausa para continuar diciendo, con voz profunda: —¿vas a seguir martirizándome? Apaga la luz.

      La rebeldía se apoderó de él. No podría tocarla mientras la luz estuviera encendida. Ella no debería de tenerle miedo. El deseo que sentía por ella hacía que su excitación fuera en aumento.

      —No lo haré. ¿Por quién me tomas? ¿Crees que soy el tipo de persona que mete en su cama a extraños que aparecen bajo ella?

      Ese ser gruñó de una forma tan poco humana que a punto estuvo de dar un salto de la cama para escapar del dormitorio. Pero no estaba segura de que esa cosa no pudiera agarrarla del tobillo en caso de que intentara llevarlo a cabo. Entonces, el monstruo dijo con suavidad:

      —Yo sé que sabes quién soy. Siento mucho haberte asustado anoche.

      Una vez hubo dicho esto, Maddy se sentó en la cama.

      —¿A qué te refieres exactamente? —¿Acaso él mismo había tenido algo que ver con la página web que había encontrado?

      —Svartalfheim es un mundo mágico, no solo hay oscuridad. Me aseguré de que encontraras la información que buscabas —hizo una pausa—. Te repito que mi madre es humana. Nos hemos adaptado a los tiempos tanto como lo habéis podido hacer vosotros.

      Sacudió la cabeza sin poder dar crédito a lo que estaba escuchando.

      —¿Has hackeado internet desde tu mundo? ¿Es que entonces no te hace daño la luz que emiten los ordenadores? —por no decir que la conexión será una auténtica mierda.

      —No me afecta la luz si está creada a partir de cristales existentes en mi reino. Puede que Svartalfheim sea la tierra de la noche eterna, pero también tiene su encanto y otras maravillas. Yo podría mostrártelas... ¿Quieres?

      Cerró los ojos y se metió bajo las sábanas. Estaba tratando de ganarse su confianza para que lo acompañase. ¡Extraño peligroso!

      —Sabías cuál sería mi reacción.

      Tras una larga pausa, el monstruo comentó.

      —Es lo que esperaba. Te dije que podrías deshacerte de mí —volvió a hacer una pausa antes de continuar—. Has dejado de tocarte.

      ¿En serio que lo había notado?

      —Me aburrí de hacerlo —el elfo oscuro lo tenía todo planeado. Primero la había asustado y luego había hecho que encontrara la información que él quería... ¿Pero por qué? ¿No podría haber iniciado antes una conversación con ella? ¿No hubiera sido eso lo mejor para él, en lugar de haber estado al acecho ahí abajo?

      —Mientes. Tienes más ganas que antes. Quieres meterme en tu cama. El solo hecho de pensarlo hace que me desees con más fuerza.

      —Eso no es cierto —en realidad el monstruo tenía razón, pero era todo tan surrealista que no alcanzaba a entenderlo.

      —Maddison Wright, apaga la luz —dijo con una autoridad que a punto estuvo de hacerla sucumbir, hasta que cayó en la cuenta del control que intentaba ejercer sobre ella. Diablos, aún no se fiaba de él ni usando su nombre completo.

      —Nunca voy a apagarla.

      —Así que quieres jugar. Perfecto. Tengo paciencia. He esperado durante años a que maduraras y justo ahora tu aroma me dice que estás lista para aparearte.

      —¿Por eso no has intentado hablar conmigo o tocarme antes?

      —Cuando te encontré, aún no estabas preparada para mí, así que tuve que satisfacerme en otros lugares. Tu momento ha llegado y con él termina mi paciencia —replicó.

      A punto estuvo Maddy de burlarse del monstruo cuando la cama volcó cerca de la pared, dejando un tramo de sombra en una de las esquinas, lejos de cualquier tipo de iluminación.

      —Pero qué...

      —Uno de los Dökkálfar ha mordido tu anzuelo esta noche.

      El colchón y las mantas se movieron. A continuación, unos pliegues en la manta dieron forma a dos brazos. El monstruo estaba gateando hacia la cama con el edredón echado por encima. Había colocado la cama de forma que llegara menos luz cerca del suelo y el edredón había estado tocando el suelo por un lateral. Seguramente así es como habría apagado la hilera de luces la noche anterior. Había tirado de las mantas hasta dejarlas СКАЧАТЬ