Название: Si Sólo Fuera Para Siempre
Автор: Софи Лав
Издательство: Lukeman Literary Management Ltd
Жанр: Современные любовные романы
Серия: La Posada de Sunset Harbor
isbn: 9781094342924
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Daniel continuó frotando la espalda de Emily mientras ella hacía un esfuerzo concertado para que su respiración volviera a la normalidad. Chantelle la miró, preocupada, y fue la cara de la niña la que finalmente sacó a Emily de las garras de sus recuerdos.
–Lo siento, está bien—dijo, sintiéndose un poco avergonzada de haber preocupado tanto a todos.
Miró al ángel, al vestido de lentejuelas que llevaba. Le había llevado horas a ella y a Charlotte pegar todas esas lentejuelas individuales en la tela. Ahora, con la luz del fuego que venía de la sala, brillaban como arco iris. Emily pensó que casi parecía que le estaban guiñando el ojo. No era la primera vez que sentía la presencia de Charlotte cerca, comunicando amor, paz y perdón. Emily trató de aferrarse a los sentimientos de su espíritu, para consolarse con ellos.
–Deberíamos ir a la plaza del pueblo—dijo Emily, finalmente—. No queremos perdernos el encendido del árbol.
–¿Estás segura de que estás bien?—preguntó Daniel, pareciendo preocupado.
Emily sonrió—. Lo estoy. Lo prometo.
Pero sus aseveraciones no parecían ir de la mano de Daniel. Podía sentirlo mirándola por el rabillo del ojo todo el tiempo mientras se envolvían en sus ropas de abrigo. Pero él no la cuestionó ni la desafió más, así que la familia se subió a la camioneta y se dirigió a la ciudad.
CAPÍTULO CUATRO
A pesar del frío cortante, todo Sunset Harbor se había congregado en la plaza del pueblo para ver el encendido del árbol. Incluso Colin Magnum, el hombre que alquilaba la cochera por un mes, estaba allí, disfrutando de las festividades. Karen de la tienda estaba repartiendo rollos de canela recién horneados, mientras Cynthia Jones circulaba con jarras de chocolate caliente. Emily tomó las bebidas y la comida con gratitud, sintiendo el calor que se filtraba en su estómago mientras las consumía, y vio a Chantelle jugando felizmente con sus amigas.
Entre la multitud, Emily vio a Trevor Mann. Antes, al verlo la habría llenado de terror; habían sido enemigos en el momento en que Trevor decidió hacer su misión de vida la expulsión de Emily de la posada. Pero todo eso había cambiado en el último mes cuando descubrió que tenía un tumor cerebral inoperable. Lejos de ser el enemigo de Emily, Trevor era ahora su aliado más cercano. Él pagó todos sus impuestos atrasados, cientos de miles de dólares, y ahora la recibía regularmente en su casa para tomar café y pasteles. A Emily le dolía verlo sufrir. Cada vez que lo veía, parecía más frágil, más atrapado en la enfermedad.
Emily se acercó a él ahora. Cuando él la vio, su rostro se iluminó.
–¿Cómo estás?—preguntó Emily, abrazándolo. Él se veía más delgado, y se sentían sus huesos sobresaliendo mientras se abrazaban.
–Tan bien como se puede esperar—respondió Trevor, bajando la mirada.
A Emily le sorprendió verlo de esta manera, verlo con un aspecto frágil y derrotado.
–¿Necesitas ayuda con algo?—preguntó, suavemente, manteniendo su voz en silencio para no avergonzar el orgullo del hombre.
Trevor sacudió la cabeza, tal como Emily esperaba que lo hiciera. Él no estaba acostumbrado a aceptar ayuda. Pero no estaba ella no estaba acostumbrada a aceptar un no por respuesta.
–Chantelle ha estado haciendo decoraciones de cadenas de copos de nieve—dijo—. Son solo trozos de papel brillante, pero ella está muy orgullosa y quiere que todos los vecinos tengan uno. ¿Está bien si venimos y dejamos uno mañana?
Era un truco astuto, pero Trevor cayó en él.
–Bueno, supongo que también podemos tomar un poco de té y pastel—dijo—. Si es que vas a venir, claro.
Emily sonrió para sí misma. Había formas de atravesar la armadura de Trevor, y ella resolvió entonces visitar a su vecino en la próxima oportunidad disponible.
–De todos modos, esperaba verte aquí—dijo Trevor, tomando su mano en la suya. Tenía tanto frío, Emily notó, y su piel tenía una sensación húmeda. Había un brillo de sudor en su frente—. Tengo algo para ti—continuó.
–¿Qué es?—Emily preguntó mientras él sacaba un trozo de papel de su bolsillo.
–Planos—dijo Trevor—de tu casa. Estaba revisando mi ático, tratando de ordenar todo para… bueno, ya sabes para qué. —Su voz se quedó en silencio—. No estoy seguro de cómo se mezclaron en mis cosas pero pensé que podrías quererlos. Fueron elaborados por tu padre y su abogado, ya ves, y sé lo mucho que quieres las cosas relacionadas con tu padre.
–Sí—tartamudeó Emily, tomando el papel de sus manos.
Miró el dibujo a lápiz descolorido. Eran planos de un arquitecto. Jadeó al darse cuenta de que los planos eran de toda la propiedad, incluyendo la piscina del cobertizo, en la que Charlotte se había ahogado. Se formó un bulto en la garganta de Emily. Dobló el papel rápidamente y lo metió en su bolsa.
–Gracias, Trevor—dijo—. Lo revisaré más tarde.
Se separaron y Emily se reunió con Daniel y Chantelle.
–¿Qué quería Trevor?—preguntó Daniel.
–Nada—dijo Emily, sacudiendo la cabeza. No estaba lista para hablar de ello todavía; todavía estaba tambaleándose por la experiencia. El papel parecía hacerle señas en su bolso. ¿Podría ser otra pieza del rompecabezas que explicara la desaparición de su padre?
Justo entonces comenzó la cuenta atrás para el encendido de las luces. La mente de Emily se arremolinó con los recuerdos de haber estado aquí cuando era niña, preadolescente, adolescente. Parecía pasar por todos esos momentos olvidados, año tras año. Algunos contenían a Charlotte, viva y sonriente, pero muchos más no; muchos eran solo ella y su padre, hundiéndose más profundamente en la depresión y la distracción.
Entonces, luces blancas destellaron del árbol y todos comenzaron a gritar y a festejar. Emily fue llevada de vuelta al presente, con su corazón acelerado.
–¿Estás bien?—preguntó Daniel, preocupado—. Sigues ausentándote.
Emily asintió para tranquilizarlo, pero estaba temblando. Su mente parecía frenética. Todos estos recuerdos estaban resurgiendo de repente y se preguntaba si habían sido desencadenados por el descubrimiento de que su padre estaba realmente vivo. Era como si su mente hubiera decidido que ahora podía volver al pasado y recordar a su padre porque no se consumiría por el dolor al hacerlo. Quizás, si Emily fuera lo suficientemente paciente, recuperaría un recuerdo que la ayudaría en su búsqueda para encontrarlo, algo que le diría exactamente dónde se escondía.
Exhaustos por su noche de diversión, Emily y Daniel llevaron a Chantelle a la cama tan pronto como llegaron a casa. Chantelle pidió que le leyeran un cuento y Emily se ofreció. Pero una vez que la historia terminó, Chantelle parecía pensativa.
–¿Qué pasa?—preguntó Emily.
–Estaba pensando en mi madre—dijo Chantelle.
–Oh. —Emily sintió que se le apretaba el estómago al pensar en Sheila, allá en Tennessee—. ¿Qué pasa con ella, cariño?
Chantelle miró a СКАЧАТЬ