Sobre el combate. Dave Grossman
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Название: Sobre el combate

Автор: Dave Grossman

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия: General

isbn: 9788415373858

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СКАЧАТЬ oído hablar con anterioridad al despliegue de las tropas estadounidenses. Esto es una realidad del mundo tras la Guerra Fría.

      Occidente ganó la Guerra Fría, y ahora, por primera vez en la historia, la mayor parte de la población mundial elige a sus líderes nacionales. Acaso sea verdad que hoy en día el mundo por fin es un lugar seguro para las democracias. (Utilizo la palabra democracia en su sentido más amplio y popular, ya que Estados Unido es, técnicamente hablando, una «democracia representativa» o una «república».) Es un lugar común señalar que, por lo general, un gobierno elegido democráticamente no va a la guerra contra otras democracias. A los historiadores les gusta buscarle los tres pies al gato para encontrar excepciones, básicamente alterando la definición de «gobiernos elegidos democráticamente», pero incluso si aceptamos la existencia de algunas escasas «excepciones», sigue siendo una valiosa heurística o «regla de buen cubero».

      En una de sus columnas para los periódicos, el profesor de ciencias políticas Bradley R. Gitz afirma sin ambages: «No existe consenso sobre un caso histórico de un gobierno elegido democráticamente que haya ido a la guerra contra otro gobierno elegido democráticamente». Opina que uno de los «axiomas» de las ciencias políticas es que «los Estados democráticos no luchan contra Estados democráticos o prestan ayuda a grupos terroristas». Y cita al politólogo John Mueller quien «ha ido hasta el extremo de afirmar que una guerra entre estos Estados se ha convertido en “subracionalmente impensable”, ni siquiera en la pantalla del radar de las opciones a considerar como medios para resolver disputas».

      Con la desaparición de la Unión Soviética y el Pacto de Varsovia, el objetivo de las democracias en todo el mundo es el de promover la democracia. Cuando una nación se convierte en una democracia, es como si la inocularan contra la idea de ir a la guerra contra otro Estado similar.

      ¿Cómo podemos ayudar a una nación para que se convierta en democracia? Lo hacemos mediante las operaciones de mante-nimiento de la paz, estabilización y desarrollo interno en todo el mundo. Lo hacemos mediante fuerzas de paz cuyo trabajo es muy similar al mantenimiento de la paz de los agentes de policía.

      En la guerra contra el terrorismo, los guerreros asaltan la amenaza que queda en pie contra la democracia: el terrorismo global bendecido y promovido por naciones totalitarias que le dan amparo. En Afganistán y por todo el mundo, los guerreros han sido llamados a la acción para llevar a los terroristas ante la justicia por el asesinato de casi tres mil ciudadanos estadounidenses el 11 de septiembre de 2001.

      Cuando terminen esta formidable tarea y hayan erradicado el terrorismo, tendremos que reconstruir esas naciones, pues no estaremos a salvo hasta que sean democracias. Para conseguirlo necesitamos policía y fuerzas de paz. Guerreros. Guerreros para atacar. Guerreros para defender. Guerreros para construir, preservar y proteger.

      Un nuevo paladín

      Si no mantenemos la idea del guerrero, nos convertimos en pretenciosos trabajadores sociales con pistolas. Y no estaremos a la altura de nuestra verdadera responsabilidad: salvar vidas humanas inocentes.

      Un agente de policía

      ¿Te has preguntado alguna vez por qué los agentes de policía llevan un escudo en el lado izquierdo? Se trata de una referencia directa, intencionada, y explícita a los caballeros de antaño. Y realmente eran caballeros. Se levantaban cada mañana y se armaban de todas sus armas. Colgaban un arma de la cadera y un escudo en el lado izquierdo. Y así marchaban y hacían buenas obras y administraban la justicia.

      La pólvora derrotó a la armadura y los caballeros desaparecieron. Hoy en día, por primera vez en siglos, tanto en el cuerpo militar como en el de la policía, tenemos guerreros que se arman con todas sus armas; toman sus escudos, se atan sus armas y marchan para hacer buenas obras. Si eso no es un caballero, si eso no es un paladín, una nueva orden de caballería, entonces, que me digan lo que es.

      Los caballeros de antaño son, en cierta manera, míticos, pero estos nuevos caballeros son reales y personifican el espíritu del modelo antiguo del caballero paladín, el campeón de los débiles y oprimidos, dedicado a la rectitud y a la justicia.

      Un líder del ejército de Estados Unidos (a quien prometí que no desvelaría su identidad) escribió lo siguiente tras ser testigo de grandes actos de valentía por parte de sus soldados:

      Dios mío, ¿dónde conseguimos a estos hombres? ¿Qué Dios maravilloso ha dispuesto que, cada generación, de nuevo, aparezcan nuevos gigantes en la tierra? Si tuviéramos que pasar una sola generación sin esta clase de hombres, estaríamos sin duda condenados.

      Piénsalo: Si tuviéramos que pasar una sola generación sin hombres (y mujeres) dispuestos a salir cada día y enfrentarse al mal, entonces en el transcurso de esa generación acabaríamos condenados. Podríamos pasar una generación sin los médicos, y las cosas serían tremendas si uno resultara herido o se pusiera enfermo, pero la civilización continuaría. Podríamos pasar una generación sin ingenieros y mecánicos, y las cosas se romperían, pero la civilización sobreviviría. Incluso podríamos pasar una generación sin maestros y profesores. La siguiente generación acabaría con la lengua fuera para recuperar lo perdido, y sería duro, pero aun así la civilización, tal y como la conocemos, sobreviviría.

      Si, por el contrario, tuviéramos que pasar «una sola generación» sin los guerreros dispuestos a enfrentarse a diario a la agresión humana, entonces, en el intervalo de esa generación estaríamos sin duda condenados. Pero, ¿dónde conseguimos a estos hombres (y, añado yo, mujeres)? Los construimos. Los adiestramos. Los cultivamos. No existe un empeño más importante o noble para una civilización. Son el clan de los guerreros, la hermandad de las armas.

      Pero no limitéis, hermanos y hermanas, el papel del guerrero. Tuve el privilegio de ser el conferenciante, junto con un premio Nobel de la paz, en una conferencia de paz internacional. Allí propuse el término guerrero de la paz para referirse a aquellos que en cualquier profesión, con o sin armas, se dedican a fomentar la paz en nuestro mundo. Hace tiempo que el término se emplea y en la actualidad está generalmente aceptado. Incluye a la Cruz Roja, las ong en un escenario de guerra, los funcionarios que se ocupan de la libertad condicional, los médicos y los técnicos en emergencias sanitarias, el cuerpo de bomberos, los trabajadores sociales e incluso el clero. Ya sean los pasajeros del vuelo 93 de la United Airlines que lucharon contra los terroristas con tan sólo sus manos en el cielo de Pensilvania, o un trabajador de la Cruz Roja en África, los Boinas Verdes en Afganistán, o un agente de policía patrullando en las calles de Los Ángeles, todos son guerreros de paz. Espero que este libro tenga algo que decir a todos y cada uno de ellos.

      Sin lugar a dudas, los verdaderos valientes son los que tienen una visión más clara de lo que les espera, ya sea la gloria o el peligro, y a pesar de ello lo afrontan.

      Tucídides

      1 La ciencia de matar. Se ha optado por dejar el término en inglés, al estar la obra en cuestión inédita en español.

      I. La fisiología del combate: Anatomía del cuerpo СКАЧАТЬ