La trastienda de la mente. Ana Martos
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Название: La trastienda de la mente

Автор: Ana Martos

Издательство: Bookwire

Жанр: Общая психология

Серия:

isbn: 9788412150308

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      Recomendaciones

      Es difícil comprender a estas personas y mucho más aún satisfacerlas, porque se las ingenian para culpar siempre a los demás de lo que les sucede, pueden llegar a ser hirientes y crueles con quienes las quieren y, como hemos dicho, son muy volubles e inestables.

      Lo mejor es evitar reforzar el histrionismo desde el principio, si es posible. Si accedemos a las demandas de una persona de estas características, estaremos reforzando sus síntomas y, cuanto más los reforcemos, más se consolidarán. El comportamiento histriónico busca llamar la atención, por tanto, si no lo consigue, se extingue antes o después. A veces, ese después supone una crisis, una somatización importante o un intento de suicidio.

      La psicoterapia puede ser efectiva en muchos casos aunque la personalidad histriónica tenderá siempre a serlo, porque es una manera de ser.

      Trastornos disociativos de la personalidad

      En el trastorno de identidad disociativo, el enfermo presenta dos o varias personalidades diferentes, de las que no puede librarse y que actúan espontáneamente, presentándose en distintas ocasiones. En el trastorno de despersonalización, el enfermo siente que no es él, sino otra persona quien actúa en su nombre. Estos trastornos se producen siempre para evitar la angustia de confrontación con algún problema o situación dolorosa para el enfermo.

      Pueden ir acompañados de amnesia disociativa, es decir, imposibilidad para recordar situaciones o hechos traumáticos. La amnesia puede ser parcial o selectiva, pero siempre queda algo que no es posible recordar. También puede darse la fuga disociativa, que es como una escapada psíquica que hace el enfermo para alejarse de una situación conflictiva que después no logra recordar. Es como si estuviera ausente de la situación traumática. El estupor asociativo es una falta de respuesta del enfermo, que queda inmóvil y sin hablar durante un período de tiempo.

      Caso

      - ¿Estoy embarazada?

      La llevaron al médico, pero la familia y los vecinos creyeron que estaba embrujada por unos amigos gitanos. Después de aplicarle un tratamiento, recuperó la salud mental, aunque nunca consiguió recordar la situación traumática que la produjo. Por su pregunta sobre su supuesto embarazo, cabe pensar que hubo algún problema de índole sexual. Además, la familia no participó en la psicoterapia, porque sus creencias centraban todo el problema en la superstición y no quisieron aportar información.

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      Caso

      En algunas ocasiones, cuando tengo que enfrentarme a ciertas personas que me intimidan, me comporto de una forma extraña, como si no fuese yo. Empiezo a decir tonterías y cosas que no diría por nada del mundo, cosas más propias de una niña pequeña o de una tonta. Cosas que una persona adulta y formal nunca diría. Por ejemplo, cuando empecé a aprender a conducir, le pregunté al profesor si el coche autoescuela era suyo o de la escuela. El profesor me miró como si yo fuese retrasada mental y dijo que de la escuela. Yo lo sabía de sobra, pero no sé por qué no pude impedir preguntarle aquella estupidez.

      Me ha sucedido en otras ocasiones y he llegado a la conclusión de que no soy yo quien se comporta de esa forma. Es la otra.

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      Síntomas médicamente inexplicables

      Desde antiguo, los médicos han entendido que el cuerpo y la mente (otras veces identificada con el alma) interactúan y que las dolencias de uno se propagan a la otra y viceversa. Hay enfermedades psíquicas que se expresan por medio de síntomas físicos. Se llaman por eso psicosomáticas (la psique es la mente y el soma, el cuerpo). Y hay otras que se generan en el organismo y que presentan síntomas psicológicos. Se llaman somatopsíquicas.

      Estos síntomas físicos que no tienen una base fisiológica se llaman síntomas médicamente inexplicables o falsos síntomas y son la expresión somática, es decir, corporal, de un trastorno psicológico. Se denominan así porque no aparecen indicios orgánicos que expliquen esos síntomas.

      Hay trastornos psicológicos que se expresan a través de la piel que responden a una situación de estrés o de angustia. Muchas personas sufren eccemas, granos, picores, caída del cabello, psoriasis y males parecidos cuando atraviesan un período de malestar psicológico por exámenes, sobrecarga de trabajo, crisis de pareja, problemas con los hijos, enfermedades familiares, etc. No olvidemos que la piel y el sistema nervioso se generan a partir del mismo tejido en el óvulo fecundado.

      Otras síntomas psicosomáticos muy comunes son algunas dolencias estomacales, trastornos sexuales, incluso bloqueo sexual, fatiga o malestar general, problemas motores que dificultan la marcha, problemas neurológicos como temblores e incluso amnesia, parálisis, convulsiones o alucinaciones falsas.

      En cuanto a las enfermedades somatopsíquicas, el proceso es el contrario. Hay enfermedades fisiológicas, por ejemplo, la gripe, que producen síntomas depresivos. La falta de litio genera depresiones graves. Son enfermedades que hay que tratar médicamente.

      Caso

      Una maestra divorciada de 48 años, con dos hijos, acude a la consulta con ansiedad generalizada y dolores corporales que la incapacitan incluso para moverse con normalidad. Camina torcida, padece fuertes dolores lumbares, sufre dolor crónico, insomnio, colon irritable, los analgésicos no la alivian, toma seis medicamentos diarios para sus diversas dolencias, entre ellas, hipertensión. También está en tratamiento psicológico. Pero no encuentra respuesta a su padecimiento. Habla de sus problemas económicos y del agobio que le produce tener que llevar a sus hijos diariamente no solamente al colegio, sino a toda clase de actividades. Le han dicho que su malestar es nervioso, pero nadie le da la receta porque nadie entiende su problema.

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      En este caso, no se puede hablar de una enfermedad determinada ni siquiera a través de los síntomas que presenta. No hay lesión orgánica por mucho que el médico busque, pruebe y analice. No existe daño interno que justifique los intensos dolores de la paciente.

      Sin embargo, la exposición continuada a situaciones de riesgo, sean reales o imaginarias, agudizan la capacidad del individuo para percibir amenazas, sin duda, pero también lo exponen a enfermedades físicas derivadas de ese exceso de estimulación. Y es que la naturaleza prefiere que enfermemos a que no sepamos defendernos; es decir, para la biología, es preferible enfermar de tanto preocuparnos por señales amenazantes antes СКАЧАТЬ