Название: Electra
Автор: Benito Pérez Galdós
Издательство: Bookwire
Жанр: Языкознание
isbn: 4064066060589
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Cuesta. Necesito diez minutos de silencio para ordenar mis apuntes.
Don Urbano. Pues te dejamos solo. ¿Quieres algo?
Cuesta (abstraído en sus apuntes). No... Sí: un vaso de agua. Estoy abrasado.
Don Urbano. Al momento. (Sale con el Marqués hacia el jardín.)
ESCENA IV
Cuesta, Patros.
Cuesta (corrigiendo los apuntes). ¡Ah! sí, había un error. A los[11] de Yuste corresponden... un millón seiscientas mil pesetas. Al Marqués de Ronda, doscientas veintidós mil. Hay que descontar las doce mil y pico, equivalentes a los nueve mil francos...
(Entra Patros con vasos de agua, azucarillos, coñac. Aguarda un momento a que Cuesta termine sus cálculos.)
Patros. ¿Lo dejo aquí, Don Leonardo?
Cuesta. Déjalo y aguarda un instante... Un millón ochocientos... con los seiscientos diez... hacen... Ya está claro. Bueno, bueno... Con que, Patros... (Echa mano al bolsillo, saca dinero y se lo da.)
Patros. Señor, muchas gracias.
Cuesta. Con esto te digo que espero de ti un favor.
Patros. Usted dirá, Don Leonardo.
Cuesta. Pues... (revolviendo el azucarillo). Verás...
Patros. ¿No pone coñac? Si viene sofocado, el agua sola puede hacerle daño.
Cuesta. Sí: pon un poquito... Pues quisiera yo... no vayas a tomarlo a mala parte... quisiera yo hablar un ratito a solas con la señorita Electra. Conociéndome como me conoces, comprenderás que mi objeto es de los más puros, de los más honrados. Digo esto para quitarte todo escrúpulo... (Recoge sus papeles.) Antes que alguien venga, ¿puedes decirme qué ocasión, qué sitio son los más apropiados...?
Patros. ¿Para decir cuatro palabritas a la señorita Electra? (Meditando.) Ello ha de ser cuando los señores despachan con el apoderado... Yo estaré a la mira...
Cuesta. Si pudiera ser hoy, mejor.
Patros. El señor ¿vuelve luego?
Cuesta. Volveré, y con disimulo me adviertes...
Patros. Sí, Sí... Pierda cuidado. (Recoge el servicio y se retira.)
ESCENA V
Cuesta; Pantoja, enteramente vestido de negro. Entra en escena meditabundo, abstraído.
Cuesta. Amigo Pantoja, Dios le guarde. ¿Vamos bien?
Pantoja (suspira). Viviendo, amigo, que es como decir: esperando.
Cuesta. Esperando mejor vida...
Pantoja. Padeciendo en ésta todo lo que el Señor disponga para hacernos dignos de la otra.
Cuesta. ¿Y de salud?
Pantoja. Mal y bien. Mal, porque me afligen desazones y achaques; bien, porque me agrada el dolor, y el sufrimiento me regocija. (Inquieto y como dominado de una idea fija, mira hacia el jardín.)
Cuesta. Ascético estáis.
Pantoja. ¡Pero esa loquilla...! Véala usted correteando con los chicos del portero, con los niños de Máximo y con otros de la vecindad. Cuando la dejan explayarse en las travesuras infantiles, está Electra en sus glorias.
Cuesta. ¡Adorable muñeca! Quiera Dios hacer de ella una mujer de mérito.
Pantoja. De la muñeca graciosa, de la niña voluble, podrá salir un ángel más fácilmente que saldría de la mujer.
Cuesta. No le entiendo a usted, amigo Pantoja.
Pantoja. Me entiendo yo... Mire, mire como juegan. (Alarmado.) ¡Jesús me valga![12] ¿A quién veo allí? ¿Es el Marqués de Ronda?
Cuesta. Él mismo.
Pantoja. Ese corrumpido corruptor. Tenorio[13] de la generación pasada, no se decide a jubilarse por no dar un disgusto a Satanás.[14]
Cuesta. Para que pueda decirse una vez más que no hay paraíso sin serpiente.
Pantoja. ¡Oh, no! ¡Serpiente ya teníamos! (Nervioso y displicente, se pasea por la escena.)
Cuesta. Otra cosa: ¿no se ha enterado usted de la millonada que les traigo?
Pantoja (sin prestar gran atención al asunto, fijándose en otra idea que no manifiesta). Sí, ya sé... ya... Hemos ganado una enormidad.
Cuesta. Evarista completará su magna obra de piedad...
Pantoja (maquinalmente). Sí.
Cuesta. Y usted dedicará mayores recursos a San José[15] de la Penitencia.
Pantoja. Sí... (Repitiendo una idea fija.) Serpiente ya teníamos. (Alto.) ¿Qué me decía usted, amigo Cuesta?
Cuesta. Que...
Pantoja. Perdone usted... ¿Es cierto que el vecino de enfrente, nuestro maravilloso sabio, inventor y casi taumaturgo, piensa mudar de residencia?
Cuesta. ¿Quién? ¿Máximo? Creo que sí. Parece que en Bilbao[16] y en Barcelona[17] acogen con entusiasmo sus admirables estudios para nuevas aplicaciones de la electricidad; y le ofrecen cuantos capitales necesite para plantear estas novedades.
Pantoja (meditabundo). ¡Oh!... Capital, dentro de mis medios, yo se lo daría, con tal que...
ESCENA VI
Pantoja, Cuesta; Evarista, Don Urbano, El Marqués, que vienen del jardín.
Evarista (soltando el brazo del Marqués). Felices, Cuesta. Pantoja, ¡cuánto me alegro de verle hoy!... (Cuesta y Pantoja se inclinan y le besan la mano respetuosamente. Siéntase la señora a la derecha; el СКАЧАТЬ