La Inteligencia del Amor. Jorge Lomar
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу La Inteligencia del Amor - Jorge Lomar страница 6

Название: La Inteligencia del Amor

Автор: Jorge Lomar

Издательство: Bookwire

Жанр: Общая психология

Серия:

isbn: 9788415306207

isbn:

СКАЧАТЬ psiquiatra Raymond Moody trabajó con las experiencias cercanas a la muerte y las regresiones a vidas pasadas publicando un libro fundamental para el conocimiento de esta transición, llamado «Vida después de la Vida». Al comparar los trabajos de Moody y Kübler-Ross resultan evidentes sus conclusiones: la muerte no es un final, sino una transición a un estado de mayor conciencia.

      Brian Weiss, el famoso psiquiatra y autor norteamericano, consiguió sorprendentes avances en la superación de fobias y otros trastornos mentales mediante la regresión a vidas pasadas. Tal como explica en sus famosísimos libros, en dinámicas de regresión hipnótica a la infancia al solicitar que la conciencia de un paciente se situase en el momento exacto del trauma, el Dr. Weiss observaba cómo sus pacientes entraban en vívidas experiencias emocionales ubicadas en un tiempo anterior al nacimiento. Brian Weiss tampoco creía firmemente en el alma antes de sus descubrimientos. Fue su experiencia personal la que le llevó posteriormente a escribir títulos tales como «Solo el amor es real».

      De modo que no podemos decir que no haya estudios científicos. Los hay y son relevantes, honestos y con conclusiones inequívocas. Han trabajado haciendo uso de la observación científica y son reconocidos profesionales.

      El movimiento espírita internacional representado por el muy respetado Allan Kardec, lleva siglo y medio recapitulando información interesantísima sobre entidades que se declaran humanos pero que no conviven con nosotros en nuestra dimensión material-mental, es decir, no están involucrados con la materia ni con muchas otras de nuestras etiquetas mentales. Ellos proveen de una información de tal calidad y sentido común en muchos de los casos que resulta imposible relacionarlo sencillamente con simples alucinaciones. Allan Kardec era un lingüista y pedagogo absolutamente escéptico hasta que comenzó a acudir a las sesiones de espiritismo y pudo recopilar e interpretar la información de estas experiencias.

      El misticismo de las distintas tradiciones ha documentado estados de consciencia trascendentes interesantísimos. Hay muchos más testimonios alrededor del mundo, experiencias asombrosas de personas sencillas en cada rincón y en cada familia —personalmente he conocido un buen número de casos— que nos puede abrir los ojos acerca de nuestra existencia más allá de la muerte. No es de extrañar que algunas estadísticas hablen de que el 90% de la humanidad crea de algún modo en el alma inmortal. Sin embargo, no nos comportamos como seres inmortales. La conciencia colectiva permanece atascada en la percepción de nosotros mismos como seres materiales y disfraces mentales. ¿Por qué se niega el ser humano a cambiar la percepción de sí mismo? ¿Por qué renunciamos a un estado superior de existencia?

      Como hemos visto, no se trata de que no exista conocimiento al respecto. Lo hay para aquel que busca. Es un conocimiento tan bueno como pueda ser conocer el riesgo de cáncer que conlleva fumar: procede de la observación. Mientras que esta observación provoca una campaña mundial para dejar de fumar, la otra observación sobre nuestra naturaleza nos llevaría a una campaña mundial para vivir como seres eternos.

      Sin embargo, éste sería un cambio radical y revolucionario en la mente colectiva. Nos encontramos con el verdadero motivo por el cual el ser humano no actualiza el pensamiento sobre sí mismo. Sabernos eternos e ilimitados nos llevaría a otro mundo, otra sociedad y otro ser humano.

      La gran revolución

      El Amor pleno, incondicional y verdadero es el concepto más revolucionario que ha existido jamás. Choca con todas las estructuras sociales: el mercantilismo, la competitividad, la justicia, la familia, el gobierno… Trastoca la ética y la moral existente, al destruir por definición —incondicional— la separación percibida entre lo bueno y lo malo, invalida cualquier concepto romántico o sentimental del amor, deshace ideas tan arraigadas socialmente como el merecimiento, el premio y el castigo o el compromiso, eleva el sentido de la vida a las máximas expectativas haciéndonos olvidar la materia e incluso alterando la percepción de la existencia. Como vemos, el Amor vuelve al mundo del revés.

      Es por ello que cada vez que se ha respaldado seriamen-

      te este concepto, el ego humano se ha revuelto contra sus manifestadores. Los Kennedy —John F. y Bobby—, John Lennon, Martin Luther King, Gandhi, Osho y Jesús, todos ellos de distintas formas mensajeros de la Verdad, fueron todos asesinados por el ego asediado ante su mensaje de Amor. Son claros ejemplos que nos da el mundo de las formas de cómo nuestra mente se resiste a la gran revolución. Es la adicción a nuestras ilusiones, manifestada como resistencia al cambio, uno de los más profundos obstáculos.

      El ser humano es adicto a sus disfraces, al temor y al sufrimiento. Se trata de un hábito, una especie de drogadicción que tiene aprisionado al ser humano y no le permite tomar el camino más sencillo para dar el salto cuántico definitivo en su conciencia que le permita descubrir que el otro ser humano, aquel que tenemos enfrente y yo, somos lo mismo.

      El Amor que subyace en nosotros está cubierto por una espesa capa de miedo, una memoria dolorosa, una culpa inconsciente. Nuestra vivencia mental colectiva en el miedo desde hace milenios nos produce lo que se definió como vivir en el ensueño. Es esta conciencia colectiva a la que llamo vivir en el miedo.

      El despertar es un proceso que va disolviendo las capas de nuestra piel, de nuestra materialidad, y las de nuestra personalidad para irnos llevando poco a poco hacia el Ser esencial. Es como ir quitando capas de la piel de una cebolla. Capas de esquemas, dogmas y de autopercepciones inconscientes de dolor y sufrimiento. A medida que vamos levantando capas, vamos re-conociendo, recordando y comprendiendo.

      Sintonizando con lo que Soy

      Por favor relájate y déjate llevar por este «viaje guiado» a través de tu yo. Lee muy despacio cada frase, mantén tu respiración tranquila. Realiza una lectura consciente y presente. No leas otra frase hasta que la anterior está completamente interiorizada y comprendida. Si no estás de humor, por favor, salta hasta el capítulo siguiente y regresa en otro momento.

      Este proceso meditativo permite una sintonización con la lectura de este libro. Repítelo tantas veces como te guste. Respira hondo, lee despacio y siente.

      Visualizamos la imagen de nuestro cuerpo e imaginamos que desde dentro de nosotros, entre los poros de nuestra piel, surge nuestra luz interior como un símbolo del amor que realmente somos.

      Esa luz se hace más grande y potente al enfocar nuestra conciencia en ella, al enfocar nuestra atención absoluta en lo que somos en esencia.

      La luz se filtra por nuestra piel hasta que la disuelve y ya dejamos de verla y sentirla.

      Disolvemos la piel

      Si disolvemos con nuestra conciencia la capa de la piel, hemos sintonizado con nuestro ser de energía. La energía que nos rodea y que ahora soy yo. La piel sigue estando ahí, pero he afinado mi conciencia en una escala superior de frecuencia y ya no puedo verla. Solo puedo ver y sentir mi energía de vida.

      Encontraremos el aura, el cuerpo energético, el nivel donde se gestan las enfermedades, donde se equilibran las fuerzas, donde se desenvuelven las emociones.

      El incesante mundo de las emociones al que tantas veces permitimos que dirija nuestra experiencia. El deseo y el miedo, la alegría y la paz…

      Las vemos como mil colores que se entremezclan con los colores de otras personas, con colores del pasado y otros del futuro… Nos mezclamos con las emociones de los que nos rodean ahora mismo, nuestro seres queridos que no están aquí, aquellos seres que todavía no hemos aprendido a comprender y amar, las emociones que retenemos del pasado, las emociones que nos produce el futuro, las expectativas y temores.

      Pero… ¿soy yo mis emociones? No, en esencia no. СКАЧАТЬ