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СКАЧАТЬ diferencia de otros compañeros del panorama cripto, soy bastante nuevo en el mundo Blockchain. El primer contacto que tuve con Bitcoin fue en marzo de 2014 con mi amigo Javier Martín, cofundador de Loogic, Iniciador y, actualmente, director de Innovación abierta en Sngular. Javi es un fiera en la detección de tendencias, siempre me ha impresionado su capacidad de anticipación al mercado y, hasta ahora, debo decir que suele dar en la diana. Javi ha escrito sobre el tema años antes de producirse el hype en fenómenos como la economía colaborativa, Bitcoin y las criptomonedas, la inteligencia artificial o el posthumanismo. Creo que Javi no lo sabe, pero tengo que decir públicamente que gracias a él conocí Bitcoin :). En lo personal, Javi es una grandísima persona siempre dispuesto a ayudar a los demás y, posiblemente, conocer Bitcoin en ese momento fue un pequeño favor que sin darme cuenta nos hizo a mí y a todo el equipo de Tutellus.

      En 2013 contacté con Javi para que grabara unos cursos en Tutellus sobre modelos de negocio y financiación para startups. Lo hizo de forma desinteresada, con la ilusión y las ganas de siempre. Gracias a él —y a otros tantos amigos como Javi Echaleku, Javi Mejías, Sixto Arias o Wilhelm Lappe— lanzamos Tutellus con unos primeros cursos de gran valor dirigidos a emprendedores. Con su ayuda conseguimos gran visibilidad en muy poco tiempo en aquellos momentos de lanzamiento de la plataforma, cuando precisamente la visibilidad y la promoción era lo más importante.

      Unos meses después, a principios de 2014 Javi contactó conmigo y me dijo: «Miguel, quiero grabar un curso de Bitcoin, creo que esto lo va a reventar». En aquel momento no tenía ni idea de lo que era Bitcoin, así que le dije que se viniera a nuestras oficinas para grabarlo. Como Javi iba a estar delante de la cámara y yo sabía que prefiere dar clase frente a humanos antes que frente a cámaras, decidí estar junto a él durante toda la grabación, así que me pude empapar de primera mano de qué era eso de Bitcoin. En ese momento su cotización rondaba los quinientos dólares, y Javi empezó a explicar una gran cantidad de funcionalidades relacionadas no solo con la criptomoneda, sino que habló largo y tendido sobre futuros modelos de negocio que podrían desarrollarse alrededor de la blockchain.

      Una vez que grabamos el curso y lo empezamos a promocionar en Tutellus, hablé con mi socio, Javi Ortiz, más conocido como @sokardys o simplemente «el Sokar», y le dije: «tío, tenemos que meter esto de Bitcoin como forma de pago en Tutellus; ya sé que no lo conoce ni Dios, pero puede ser un movimiento de marketing importante que nos podría dar mucha visibilidad». Así que sin muchas más dudas nos pusimos a trabajar en la integración de Bitcoin como forma de pago en Tutellus. Pretendíamos ser la primera plataforma colaborativa con la posibilidad de pagar en Bitcoin en 2014.

      En aquel momento encontramos un producto inglés que ofrecía la interconexión de dinero fiat a Bitcoin mediante API (Interfaz de Programación de Aplicaciones), aunque de una forma muy rudimentaria. Empezamos a integrarlo, pero como en cualquier startup surgieron diferentes fuegos y dejamos el proyecto en barbecho. Tras encadenar varias «urgencias» seguidas, el proyecto Bitcoin fue pasando a ocupar posiciones cada vez más retrasadas en el sistema de prioridades y, desafortunadamente, terminamos abandonándolo; empezamos a dedicar recursos a desarrollar otras funcionalidades y el proyecto quedó en el olvido.

      Durante el proceso de integración tuvimos que comprar bitcoins para realizar las pruebas (en aquella época no recuerdo que hubiese entorno de test y cualquier prueba con bitcoin la realizábamos directamente en producción). Como te podrás imaginar, las claves de acceso al wallet donde estaban los bitcoins las perdimos durante el período de barbecho, así que nunca pudimos recuperarlos. De esto hablaremos más adelante porque tengo historias más divertidas al respecto.

      Tuvieron que pasar otros dos años para volver a tener contacto con Bitcoin y Blockchain, esta vez de una manera más seria. 2016 fue el año del despegue de las ICO y empecé a tener conocidos a mi alrededor que se estaban introduciendo en el mundo Blockchain a una velocidad de vértigo.

      Me llamó muchísimo la atención este fenómeno de levantamiento de fondos para realizar proyectos, ya que viniendo del mundo «estartapil» y sabiendo lo difícil que es cerrar rondas de financiación, me asombraba ver cómo dos chavales con un PowerPoint o un Paper eran capaces de levantar tanto dinero y tan rápido. Así que empecé a interesarme más por el tema y empecé a leer una barbaridad.

      Estuve varios meses intentando dar sentido a todos los conceptos de descentralización en una plataforma centralizada (Tutellus), pero con poco éxito, ya que me costaba entender qué valor aportaba dicha descentralización en un modelo de negocio tradicional. Ten en cuenta que hace tres años había menos opciones para estudiar que ahora, y los proyectos que surgían estaban en pañales. Ethereum llevaba un año lanzado y apenas existían aplicaciones corriendo sobre esta blockchain, por lo que resultaba muy complicado alinear todos los puntos y darle sentido real con casos de uso convincentes más allá de la teoría.

      Desde principios de 2017 empecé a estudiar de nuevo la manera de aplicar Blockchain en Tutellus utilizando algún primer caso de uso (como Steemit) de inspiración. Ese verano conseguí alinear todos los puntos en mi cabeza y planteé al equipo un camino sin retorno: vamos a focalizarnos en crear un token al que asignaremos valor y vamos a hacer algo en el mercado de la educación que nadie ha hecho hasta ahora: pagar por aprender. Este hecho supuso muchos quebraderos de cabeza y desencadenó la creación del Paper de Tutellus.io, que muchos consideran uno de los trabajos más serios que se han escrito en el mercado.

      En esta época —hablamos de verano de 2017— otro buen amigo, Jesús Pérez, emprendedor archiconocido en el mundo Fintech y fundador de Bolsa.com, Finnovating y muchos otros proyectos me animó y acercó hasta el borde de la piscina, para que saltara: «Miguel, tienes que lanzarte de lleno con el token y la tokenización de Tutellus, el momento es ahora». Así que siempre estaré agradecido a Jesús por ese empujón final.

      El último gran paso que dimos, en el mes septiembre de 2017, fue conseguir el apoyo de nuestros socios. Piensa que, desde una manera objetiva, lo que pretendíamos hacer (y que explicaré en el tercer bloque) era redistribuir el valor generado en Tutellus, restándole valor al socio (equity holder) para dárselo al token holder. Si algo hemos tenido en la compañía es un equipo de socios espectacular que siempre nos ha apoyado, por lo que no se entrometieron: si nosotros lo teníamos claro, ellos iban a estar de nuestro lado. Así que durante el otoño de 2017, dos años antes de escribir estas líneas, estábamos a pleno rendimiento hacia una transformación de la plataforma y una tokenización de nuestro principal activo: el conocimiento generado por los alumnos. Pero de esto hablaremos más adelante.

      Para terminar este capítulo, me quedo con una frase de mi amigo Íñigo Molero, uno de los primeros visionarios que entró en contacto con Bitcoin en España: «Estás a muy pocos años del mayor experto del mundo en esta tecnología. Somos afortunados de poder vivir en primera persona estos momentos». Con esto quiero decir que nunca es tarde para empezar a formarse en esta industria y para introducirse en un mercado que, estoy convencido, cambiará el futuro de la humanidad para siempre.

      La centralización y descentralización han afectado СКАЧАТЬ