Название: Un Rastro de Crimen
Автор: Блейк Пирс
Издательство: Lukeman Literary Management Ltd
Жанр: Современные детективы
Серия: Un Misterio Keri Locke
isbn: 9781640298064
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—Así es —intervino Ray—, y el bolso también. Pero todos los localizadores son muy pequeños. El del bolso será una puntada de la costura. Las marcas colocadas en el dinero son diminutas, adhesivos transparentes en billetes individuales. Incluso si hallara los billetes exactos, las marcas son muy difíciles de ver.
Keri sabía por qué Ray había respondido esa pregunta. Estaba claro por la expresión contrariada de Rainey que no estaba feliz con los localizadores. No lo dijo, pero podían asegurar que estaba preocupado por cuanto los mismos podrían poner a Jessica en riesgo.
Ray había tomado la palabra así que tenía que ser el portavoz de esa indeseable información. De esa manera, la relación de confianza que Keri estaba desarrollando con el ansioso padre no se vería socavada. Keri hizo un imperceptible gesto de gracias dirigido a su pareja. Rainey no pareció notarlo. Podía afirmar que estaba agitado por lo que Ray había dicho, pero no hizo objeción alguna. Pasó a otra cosa.
—Entonces, ¿qué hago ahora? —le preguntó a Keri, evitando adrede mirar a Ray.
—Como dije antes, luego que consiga el dinero del rescate, conduzca hasta el estacionamiento que está a una cuadra del Parque Chace. Luego salga y camine hasta el puente entre las pérgolas. Habrá oficiales en el área, pero usted no los verá. Y no es su trabajo preocuparse por nada de eso. Todo lo que tiene que hacer es ir al puente con el dinero.
—¿Qué sucede cuando él llegue? —quizo saber Rainey.
—Usted va a preguntar por su hija. En teoría, él va a tener la impresión de que usted está solo. Así que no se verá bien que solo le dé el dinero sin protestar. Podría entrar en sospechas. Dudo seriamente que él la traiga consigo. Puede darle una ubicación. Podría decirle que le texteará la ubicación una vez se halle convenientemente lejos. Podría decir que enviará por FedEx la ubicación...
—¿No cree que ella estará allí? —la interrumpió Rainey.
—Mucho me sorprendería. Él estaría cediendo su posición de dominio si la llevara consigo. Su mejor apuesta es mantenerle a usted a la espera para que tema por la seguridad de Jessica, así que necesita prepararse para la posibilidad de que ella no esté allí.
—Comprendo. ¿Qué sigue?
—Después que exprese sus recelos acerca de dejar el dinero, deje el dinero. No trate de negociar algún otro plan con él. No trate de reducirlo por la fuerza. Él podría sobresaltarse. Probablemente estará armado. No queremos nada que cause una confrontación.
Tim Rainey asintió con renuencia. A Keri no le gustó su actitud y decidió que necesitaba ser más enérgica.
—Sr. Rainey. Necesito su promesa de que no hará ninguna tontería. Nuestra mejor apuesta es o que él le diga donde hallar a su hija o que se la devuelva después de la entrega. Incluso si no le dice nada, no entre en pánico. Lo rastrearemos. En el momento adecuado, lo aprehenderemos. Si toma el asunto en sus manos, podría terminar muy mal para usted y para Jessica. ¿Estamos claros con respecto a eso, señor?
—Sí. No se preocupe. No voy a hacer nada que ponga en riesgo a Jessica.
—Por supuesto que no —dijo Keri con un tono tranquilizador a pesar de sus dudas— Lo que usted hará es completar la entrega, regresar a su auto, y conducir hasta acá de regreso. Manejaremos cualquier cosa que surja, ¿de acuerdo?
—¿Me pondrán ustedes un micrófono? —preguntó, sin responderle directamente.
—Sí —dijo Ray, interviniendo de nuevo—, y una cámara diminuta también. Ninguno sera distinguible, especialmente de noche. Pero la cámara puede ayudarnos a identificarlo. Y el audio nos permitirá saber si usted está en peligro.
—¿Estaremos en capacidad de comunicarnos?
—No —le dijo Ray—. Quiero decir, obviamente seremos capaces de escucharlo. Pero darle un audífono sería arriesgado. Él podría verlo. Y queremos que permanezca concentrado en lo que usted necesita hacer.
—Una cosa más —añadió Keri—. Existe la posibilidad de que no se presente en lo absoluto. Podría espantarse y echarse para atrás. Él podría ni siquiera intentar venir. Esté preparado para eso también.
—¿Cree que eso es lo que va a suceder? —preguntó Rainey. Era claro que nunca había considerado la posibilidad.
Keri le dio la respuesta más honesta que pudo formular.
—No tenemos absolutamente ninguna idea de lo que va a suceder. Pero estamos a punto de averiguarlo.
CAPÍTULO SIETE
Keri pensó que podía estar enferma. Era casi gracioso. Después de todo, había vivido flotando en una casa bote durante varios años. Pero flotar en un velero en el mar abierto del canal, sosteniendo unos binoculares pegados a los ojos por largos lapsos de tiempo era otra cosa.
Butch había ofrecido fondear el Pipsqueak, pero tanto a Keri como a Ray les preocupaba que un bote estacionado en el agua podría levantar sospechas. Por supuesto, un bote que navegaba para atrás y para adelante sin motivo alguno no era mucho mejor.
Al cabo de quince minutos de eso, Butch sugirió que se quedaran cerca del muelle que estaba frente al parque, cruzando el canal, donde al menos los otros botes les harían destacar menos. Keri, sin la certeza de poder contener la náusea por más tiempo, acogió de inmediato la sugerencia.
Hallaron un puesto desocupado y se quedaron allí mientras la medianoche se acercaba. La mordiente brisa invernal aullaba allá fuera. Sentada en la pequeña banca cerca de la ventana, Keri podía escuchar el sonido del agua azotando ruidosamente el casco. Lo acogió en su seno, intentando acompasar su respiración a ese ritmo. Sintió que el nudo en su estómago comenzaba a desatarse y el sudor de su frente comenzó a aliviarse un poco.
Eran las 11:57 p.m. Keri llevó los binoculares a sus ojos de nuevo y miró a través del canal hacia el parque. Ray, un metro más allá, estaba haciendo lo mismo.
—¿Ven algo? —preguntó Butch desde arriba—. Le excitaba ser parte de una operación policial y le estaba resultando difícil ocultarlo. Esto era probablemente la cosa más emocionante que le había sucedido en años.
Era el mismo tipo apergaminado que ella recordaba, con la piel curtida por la intemperie, la mata despeinada de cabellos blancos, y el sempiterno tufo de alcohol en su aliento. Bajo circunstancias normales, operar un bote en su condición era una violación. Pero ella estaba dispuesta a dejarlo pasar considerando la situación.
—Algunos árboles bloquean parcialmente la vista —respondió ella en voz baja pero audible—, y es difícil ver por el reflejo de la ventana, incluso con las luces apagadas aquí abajo.
—No puedo hacer nada con respecto a los árboles —dijo Butch—, pero ya sabes, las ventanas se abren parcialmente.
—No lo sabía —admitió ella.
—¿Cuánto tiempo viviste en ese bote? —preguntó Ray.
Keri, felizmente sorprendida de que él estuviera dispuesto a bromear a su costa, le sacó la lengua antes de añadir:
—Aparentemente СКАЧАТЬ