Название: Una Vez Atrapado
Автор: Блейк Пирс
Издательство: Lukeman Literary Management Ltd
Жанр: Современные детективы
Серия: Un Misterio de Riley Paige
isbn: 9781640299689
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Riley puso su brazo alrededor de Jilly y rebuscó un pañuelo en su bolso.
Luego le preguntó: —¿Qué pasa? ¿Qué estabas soñando?
Jilly sollozó sin decir nada durante unos momentos. Luego dijo: —No fue nada. No te preocupes.
Riley suspiró. Sabía que Jilly albergaba secretos de los que no le gustaba hablar.
Riley acarició su cabello oscuro y le dijo: —Me puedes contar lo que sea, Jilly. Tú lo sabes.
Jilly se secó los ojos, se sonó la nariz y finalmente dijo: —Estaba soñando algo que realmente sucedió hace unos años. Mi padre estaba borracho y me estaba culpando como de costumbre, por el hecho de que mi madre se fue, por el hecho de que no podía mantener un trabajo. Por todo. Me dijo que me quería fuera de su vida. Me arrastró por el brazo a un clóset, me metió dentro, cerró la puerta con llave y…
Jilly se quedó callada y cerró los ojos.
—Por favor, dime —dijo Riley.
Jilly se sacudió un poco y dijo: —Al principio tenía miedo de gritar porque pensé que me golpearía. Pero solo me dejó allí, como si se hubiera olvidado de mí. Y luego… —Jilly ahogó un sollozo—. No sé cuántas horas pasaron, pero todo quedó en silencio. Pensé que tal vez se había quedado dormido o ido a su dormitorio. Pero pasó mucho tiempo. Finalmente me di cuenta de que tenía que haber salido de la casa. Hacía eso a veces. Pasaba muchos días fuera de casa y nunca sabía cuándo iba a volver, si es que iba a volver…
Riley se estremeció mientras trataba de imaginar el miedo de la pobre muchacha.
Jilly continuó: —Finalmente empecé a gritar y golpear la puerta, pero obviamente nadie podía oírme, y yo no podía salir. Estuve sola en ese clóset… no sé por cuánto tiempo. Varios días, probablemente. No tenía nada que comer, ni tampoco pude dormir por lo asustada y hambrienta que estaba. Incluso tuve que ir al baño allí y limpiar todo el desastre más tarde. Empecé a ver y oír cosas extrañas en la oscuridad, supongo que debieron haber sido alucinaciones. Supongo que me volví un poco loca.
«No es de extrañar», pensó Riley horrorizada.
Jilly dijo: —Cuando volví a oír ruidos en la casa, pensé que tal vez solo lo estaba imaginando. Grité, y en ese momento papá abrió el clóset. Estaba sobrio, y parecía sorprendido de verme. —¿Cómo entraste ahí? —me preguntó. Actuó muy molesto por todo el desastre del clóset y me trató bien por un tiempo después de eso. —Jilly, su voz ahora un susurro, añadió—: ¿Crees que obtendrá la custodia?
Riley se tragó un nudo de ansiedad. ¿Debería compartir sus propios miedos con la chica que aún esperaba poder adoptar?
No se atrevía a hacerlo.
En su lugar, dijo: —Estoy segura de que no.
—Eso espero —dijo Jilly—. Porque de lo contrario, me iré y no volveré jamás. Nadie me encontrará.
Riley se estremeció al darse cuenta: «Lo dice en serio.»
Jilly tenía un historial de fugarse de lugares que no le gustaban. Riley recordaba muy bien cómo había encontrado a Jilly la primera vez. Mientras Riley había estado trabajando en un caso relacionado con prostitutas muertas en Phoenix, había encontrado a Jilly en la cabina de un camión en un estacionamiento donde trabajaban prostitutas. Jilly había decidido convertirse en prostituta y vender su cuerpo al dueño del camión.
«¿Volvería a hacer algo igual de desesperado?», Riley se preguntó.
La idea la horrorizaba.
Entretanto, Jilly se había calmado y estaba a punto de volverse a quedar dormida. Riley volvió a colocar su cabeza en su hombro. Trató de sacarse la audiencia de su mente. Pero no pudo sacudirse el miedo de perder a Jilly.
¿Jilly sobreviviría si eso ocurriera?
Y si sobrevivía, ¿qué clase de vida tendría?
*
Cuando el avión aterrizó, Riley y Jilly se dieron cuenta de que cuatro personas estaban esperándolas. Una era una cara conocida: Brenda Fitch, la trabajadora social que había colocado a Jilly bajo el cuidado de Riley. Brenda era una mujer delgada y nerviosa con una sonrisa cálida y solidaria.
Riley no reconocía a las otras tres personas. Brenda abrazó a Riley y Jilly y luego las presentó a un matrimonio de mediana edad robusto y sonriente.
Brenda dijo: —Riley, creo que no conoces a Bonnie y Arnold Flaxman. Fueron los padres de acogida de Jilly por un poco tiempo después de que la rescataste.
Riley asintió, recordando que Jilly se les había fugado. Jilly había decidido que no viviría con nadie más excepto Riley. Riley esperaba que los Flaxman no albergaran ningún resentimiento al respecto. Pero parecían amables y acogedores.
Brenda luego presentó a Riley a un hombre alto con una cabeza larga de forma extraña y una sonrisa un tanto vacía.
Brenda dijo: —Este es Delbert Kaul, nuestro abogado. Vamos a sentarnos en un lugar para hablar.
El grupo se acercó a la cafetería más cercana. Los adultos pidieron café y Jilly un refresco. A lo que todos tomaron asiento, Riley recordó que el hermano de Bonnie Flaxman era Garrett Holbrook, un agente del FBI estacionado aquí en Phoenix.
Riley preguntó: —¿Cómo está Garrett?
Bonnie se encogió de hombros y sonrió: —Tú sabes. Garrett es Garrett.
Riley asintió. Recordaba que era un hombre bastante taciturno y distante. Pero luego recordó que lo había conocido mejor mientras estuvo investigando el asesinato de su media hermana distanciada. Se había mostrado agradecido con ella cuando resolvió el asesinato y hasta había ayudado a colocar a Jilly bajo el cuidado de los Flaxman. Riley sabía que era un buen hombre a pesar de lo frío que parecía.
Brenda le dijo a Riley: —Me alegro de que hayan podido venir tan rápido. Realmente esperaba que estaríamos finalizando la adopción para este momento, pero como te escribí en mi carta, nos hemos topado con un obstáculo. El padre de Jilly afirma que tomó la decisión de renunciar a Jilly bajo coacción. No solo está disputando la adopción, sino que está amenazando con acusarte de secuestro, y a mí de cómplice.
Ojeando algunos documentos legales, Delbert Kaul añadió: —Aunque su caso es bastante débil, está siendo muy molesto. Pero no te preocupes por eso. Estoy seguro de que podremos arreglar todo esto mañana.
La sonrisa de Kaul no le pareció tranquilizadora. Había algo débil e incierto sobre él. Se encontró preguntándose cómo había sido asignado al caso.
Riley se dio cuenta de que Brenda y Kaul parecían estar compenetrados. No parecían una pareja romántica, pero sí buenos amigos. Tal vez esa era la razón por la que Brenda lo había contratado.
«Esa no es necesariamente una buena razón», pensó Riley.
—¿Quién es el juez? le preguntó Riley.
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