Название: Una Vez Atrapado
Автор: Блейк Пирс
Издательство: Lukeman Literary Management Ltd
Жанр: Современные детективы
Серия: Un Misterio de Riley Paige
isbn: 9781640299689
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Scarlatti gritó de furia: —¡Cállate, perra!
Luego agarró a Jilly por el hombro con una mano y la abofeteó con la otra.
Jilly gritó y trató de apartarse de él.
Riley corrió hacia Scarlatti. Antes de que llegara, dos oficiales de seguridad habían agarrado al hombre por los brazos.
Jilly se liberó y corrió hacia Riley.
El juez golpeó su mazo y todo quedó en silencio. Miró alrededor de la sala, como si no podía creer lo que acababa de suceder.
Por un momento, se quedó allí respirando fuerte.
Luego miró a Riley y le dijo: —Sra. Paige, creo que le debo una disculpa. Tomé la decisión equivocada, y la anulo. —Miró a Scarlatti y añadió: —Una palabra más y lo tendré que arrestar. —Mirando a los demás en la sala, el juez dijo con firmeza—: No habrá más audiencias. Esta es mi determinación final sobre esta adopción. Se concede la custodia a la madre adoptiva.
Volvió a golpear su mazo, se levantó y abandonó la sala sin decir nada más.
Riley se volvió y miró a Scarlatti. Sus ojos oscuros estaban furiosos, pero los dos oficiales de seguridad seguían a su lado. Miró a su prometida, quien estaba mirándola horrorizada. Luego Scarlatti bajó la cabeza y se quedó allí sin decir nada.
Jilly se lanzó a los brazos de Riley, sollozando.
Riley la abrazó y le dijo: —Eres una niña valiente, Jilly. Nunca te dejaré ir, no importa lo que pase. Cuenta conmigo.
*
La mejilla de Jilly seguía ardiendo mientras Riley se encargaba de algunos detalles con Brenda y el abogado. Pero era un dolor agradable que sabía que pronto desaparecería. Había dicho la verdad sobre algo que se había reservado por demasiado tiempo. Como resultado, se había librado de su padre.
Riley, su nueva mamá, las regresó a su habitación de hotel, donde empacaron rápidamente y se dirigieron al aeropuerto. Llegaron con tiempo de sobra para tomar su vuelo a casa y registrar sus maletas para que no tuvieran que cargarlas. Luego se fueron juntas a un baño.
Jilly se quedó mirándose en un espejo mientras su madre estaba en un baño cercano.
Un pequeño hematoma se estaba formando en el lado de su rostro donde su padre le había pegado. Pero iba a estar bien ahora.
Su padre nunca volvería a hacerle daño. Y solo porque había dicho la verdad sobre el hermano menor que había perdido. Eso había cambiado las cosas.
Sonrió un poco al recordar a mamá diciéndole: —Eres una niña valiente, Jilly.
«Sí —pensó Jilly—. Creo que soy muy valiente.»
CAPÍTULO SEIS
Cuando Riley salió del baño, no vio a Jilly por ningún lugar.
Lo primero que sintió fue un destello de ira.
Recordó haberle dicho a Jilly claramente: —Espérame justo al otro lado de la puerta. No vayas a ninguna parte.
Y ahora no la veía por ningún lado.
«Qué niña», pensó Riley.
No le preocupaba perder su vuelo. Tenían un montón de tiempo para abordar. Pero había querido tomarse las cosas con calma después de un día tan difícil. Había planeado pasar por seguridad, encontrar su puerta de embarque y luego encontrar un buen lugar para comer.
Riley suspiró con desaliento.
Incluso después de la valentía de Jilly en la sala del tribunal, Riley no pudo evitar sentirse decepcionada por esta nueva muestra de inmadurez.
Sabía que si se disponía a buscar a Jilly en el gran terminal, probablemente jamás la encontraría. Por esa razón, buscó un lugar para sentarse y esperar a que Jilly volviera, lo cual seguramente haría tarde o temprano.
Pero mientras Riley miraba alrededor del gran terminal, vio a Jilly pasando por una de las puertas de cristal que daba al exterior.
O al menos pensó que era Jilly, dado que era difícil estar segura de dónde Riley estaba de pie.
¿Y quién era esa mujer con la que la niña parecía estar?
Parecía Barbara Long, la prometida de Albert Scarlatti.
Pero las dos personas desaparecieron rápidamente entre los viajeros.
Riley sintió un escalofrío de temor. ¿Sus ojos le habían jugado una mala pasada?
No, ahora estaba bastante segura de lo que había visto.
Pero ¿qué estaba pasando? ¿Por qué Jilly iría a cualquier lado con esa mujer?
Riley se puso en movimiento. Sabía que no tenía tiempo para darle sentido. Se echó a trotar e instintivamente metió la mano debajo de su chaqueta y palmeó la pistola que llevaba en su pistolera.
Fue detenida por un guardia uniformado que se puso frente a ella.
Dijo con una voz profesional: —¿Está sacando un arma, señora?
Riley soltó un gemido de frustración y dijo: —Señor, no tengo tiempo para esto.
Supo por la expresión del guardia que eso había confirmado sus sospechas.
Sacó su propia arma y se acercó a ella. Por el rabillo del ojo, Riley vio que otro guardia había detectado la actividad y también se aproximaba.
—Déjeme pasar —espetó Riley, mostrando ambas manos—. Soy agente del FBI.
El guardia con el arma no respondió. Riley supuso que no le creía. Y ella sabía que estaba entrenado para no creerle. Solo estaba haciendo su trabajo.
El segundo guardia parecía que estaba a punto de cachearla.
Riley estaba perdiendo valioso tiempo. Dada su formación, sabía que probablemente podría desarmar al guardia con el arma antes de que pudiera disparar. Pero lo último que necesitaba era pelear con guardias de seguridad bien intencionados.
Obligándose a detenerse, dijo: —Déjeme mostrarle mi placa.
Los dos guardias se miraron con recelo.
—De acuerdo —dijo el guardia con el arma—. Pero despacito.
Riley sacó su placa cuidadosamente y se las mostró.
Ambos quedaron boquiabiertos.
—Estoy apurada —dijo Riley.
El guardia delante de ella asintió y enfundó su arma.
Riley СКАЧАТЬ