Название: Traicionada
Автор: Морган Райс
Издательство: Lukeman Literary Management Ltd
Жанр: Героическая фантастика
Серия: Diario de un Vampiro
isbn: 9781632910691
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Cuando descendió, notó que el interior del castillo estaba iluminado con antorchas. Y había gente pululando alrededor. ¿Eran vampiros? Sus sentidos le dijeron que lo eran. Su propia especie. Caminaban alrededor interactuando entre sí. Algunos estaban entrenando, luchaban con espadas, jugaban. La isla estaba rebosante de actividad. ¿Quiénes eran estas personas? ¿Por qué ella estaba aquí? ¿Ellos la habían acogido?
Cuanco Caitlin concluyó su círculo, vio la habitación de la que había saltado. Se había estado quedando en la parte superior de la torre más alta que daba a una gran muralla, una terraza amplia y abierta. Sobre la terraza, había un vampiro solitario. Caitlin no necesitó volar más cerca para saber quién era. Ya lo sabía en su corazón y en su alma. Ahora, su sangre corría por ella, y lo amaba con todo su corazón. Y ahora que la había convertido, lo amaba con algo más que amor. Sabía que, aun desde esta distancia, que la silueta solitaria fuera de su habitación era Caleb.
Su corazón se disparó al verlo. Él estaba aquí. Estaba realmente allí. Esperando, justo afuera de su habitación. Debió haber estado esperando que se recuperara. Todo este tiempo.
¿Cómo saber cuánto tiempo había pasado? Él nunca se había ido de su lado. Inclusive con todo lo que había pasado, con todo lo que estaba pasando ahora. Ella lo amaba más de lo que podía creer. Y ahora estarían juntos para toda la eternidad.
Él estaba allí, inclinado sobre la muralla, miraba hacia abajo en el río, se veía preocupado y triste.
Caitlin se lanzó directamente hacia él, quería sorprenderlo e impresionarlo con su habilidad recién descubierta.
Con sorpresa, Caleb miró hacia arriba y su rostro se iluminó de alegría.
Pero al aterrizar, de repente algo salió mal. Sintió que perdía el equilibrio, perdía control. Como si estuviera entrando demasiado rápido y no pudiera reducir la velocidad a tiempo. Al posarse sobre la muralla, su rodilla topó con la piedra y aterrizó con demasiada fuerza, cayendo sobre la piedra.
"Caitlin" Caleb exclamó y corrió hacia ella.
Caitlin yacía sobre la piedra sintiendo un nuevo dolor correr por su pierna. Estaba bien. Si hubiera sido la anterior Caitlin, simplemente un humano, se habría roto varios huesos. Pero esta nueva Caitlin sabía que iba a recuperarse, recuperarse rápidamente, probablemente en cuestión de minutos.
Pero estaba apenada. Había querido sorprender e impresionar a Caleb. Ahora se veía como una idiota.
"Caitlin", él le preguntó nuevamente, arrodillado a su lado, poniendo una mano sobre su hombro. "¿Estás bien?"
Ella lo miró y le sonrió tímidamente.
"Bonita manera de querer impresionarte," dijo ella, sintiéndose como una tonta.
Pasó su mano por el costado de su pierna y palpó su herida.
"Ya no soy más una humana", le espetó. "No tienes que preocuparte por mí."
Inmediatamente se arrepintió de sus palabras, y su tono. Se escuchaba como una acusación, casi como si lamentase haberse convertido. No había querido expresarse con un tono áspero. Por el contrario, amaba sus detalles, le encantaba que aún fuera tan protector. Habría querido darle las gracias, decirle todo esto y más pero, como de costumbre, la había regado, y dijo exactamente lo incorrecto en el momento incorrecto.
Qué terrible primera impresión como la nueva Caitlin. Todavía no podía mantener la boca cerrada. Era evidente que algunas cosas nunca cambian, ni aún con la inmortalidad.
Ella se sentó, y estaba a punto de poner la mano sobre su hombro y pedirle disculpas, cuando de repente, oyó un gemido y sintió una nube peluda en su rostro. Se echó hacia atrás y se dio cuenta qué era.
Rose. Su loba cachorro, Rose saltó a los brazos de Caitlin. Rose gemía de la emoción y lamía toda la cara de Caitlin. Caitlin se soltó a reír. Le dio un abrazo a Rose, la hizo hacia atrás y la miró.
Seguía siendo un cachorro, pero Rose había crecido y era más grande de lo que Caitlin recordaba. Caitlin recordó cuando vio a Rose por última vez, en la Capilla del Rey, tirada sobre el piso, sangrando, con un disparo de Samantha. Había estado segura que Rose había muerto.
"La libró", dijo Caleb, como siempre leyendo su pensamiento. "Ella es fuerte. Al igual que su madre", añadió con una sonrisa.
Caleb debió haber estado cuidándolas a las dos todo este tiempo.
" ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?" preguntó Caitlin.
"Una semana", dijo Caleb.
Una semana, pensó Caitlin. Increíble.
Sentía que había estado inconsciente por años. Sentía como si hubiera muerto y hubiera vuelto a la vida, pero de una nueva forma. Sentía que había recibido una limpia, que estaba haciendo borrón y cuenta nueva.
Pero al recordar todo lo que estaba ocurriendo, se dio cuenta de que una semana había sido una eternidad. Habían robado la espada. Y su hermano Sam había sido secuestrado. Una semana entera había transcurrido. ¿Por qué Caleb no había ido a buscarlos? Cada minuto era importante.
Caleb se puso de pie y lo mismo hizo Caitlin. Ella se paró frente a él y lo miró a los ojos. Su corazón comenzó a latir. No sabía qué hacer. ¿Cuál era el protocolo, la etiqueta, ahora que ambos eran verdaderos vampiros? ¿Que él era quien la había convertido? ¿Eran una pareja? ¿Él la amaba tanto igual ahora que ella era de su misma raza? ¿Ahora que estarían juntos para siempre?
Se sentía muy nerviosa, como si hubiera más en juego, como nunca antes.
Ella levantó la mano y la puso suavemente sobre su mejilla.
Él la miró a los ojos, sus ojos brillaban con la luz de la luna.
"Gracias," ella dijo en voz baja.
Habría querido decir: Te amo, pero no se hubiera escuchado bien. Ella habría querido preguntar: ¿estarás conmigo para siempre ? ¿Todavía me amas?
Pero a pesar de todo, a pesar de todos sus nuevos poderes, no tenía el valor para decirlo. Al menos pudo haber dicho, Gracias por salvarme, o, Gracias por cuidar de mí, o Gracias por estar aquí. Sabía lo mucho que él había sacrificado para estar allí. Pero lo único que pudo decir fue Gracias.
Él sonrió lentamente, extendió su mano y con cuidado quitó el pelo de la cara de Caitlin y lo trabó detrás de su oreja. Luego, deslizó el dorso de su mano, tan suave, por su cara, examinándola.
Ella se preguntó en qué estaba pensando. ¿Estaba a punto de manifestar su amor eterno por ella? ¿La besarla?
Sentía que él estaba a punto de hacerlo cuando de pronto ella se puso nerviosa. Nerviosa por su nueva vida. Nerviosa por lo que pasaría si no llegaba a funcionar. Así que, en lugar de saborear el momento, tuvo que arruinarlo, abriendo su bocaza cuando lo único que quería hacer era mantenerla cerrada.
"¿Qué СКАЧАТЬ