Una Carga De Valor . Морган Райс
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Читать онлайн книгу Una Carga De Valor - Морган Райс страница 14

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      Siguió un silencio tenso, y Andrónico finalmente sonrió.

      "Los MacGil son más débiles de lo que pensé", gruñó. "Me dará mucho gusto que sean mis esclavos, y hacer que aprendan las formas del Imperio. Ahora ve por la chica, antes de que cambie de opinión y los mate a todos en el acto".

      Kendrick se arrodilló allí, vio su vida pasar ante sus ojos. Sabía que era uno de esos momentos decisivos en su vida. Si todo salía como esperaba, viviría para contar la historia de este día a sus nietos; si no, él estaría, en momentos, tirado aquí como cadáver. Él sabía que las posibilidades estaban en su contra, pero era una oportunidad que tenía que tomar. En nombre de sí mismo; en nombre de los MacGil; y en nombre de Gwendolyn. Era ahora o nunca.

      Con un movimiento rápido, Kendrick sacó de su espalda una espada corta oculta bajo su camisa; se detuvo y gritó mientras la lanzaba con todas sus fuerzas.

      "¡SILESIOS, ATAQUEN!".

      La espada de Kendrick dio giros y fue directamente hacia el pecho de Andrónico. Fue un tiro poderoso, con un tino verdadero, un tiro lo suficientemente audaz para matar a cualquier otro guerrero.

      Pero Andrónico no era cualquier guerrero. Kendrick estaba un poco lejos y Andrónico fue demasiado rápido; Andrónico logró agacharse justo antes de caer. Aún así gritó de dolor, mientras la hoja rozaba su brazo, brotando sangre. Luego siguió volando a través del aire y asesinó al general que estaba junto a él, cayendo en su estómago.

      Al grito de Kendrick, el caos estalló. Alrededor de él los demás estiraron la mano hacia atrás y sacaron sus espadas ocultas y decapitaron a los soldados de pie en medio de ellos. Brom sacó un puñal de su cinturón, caminó a un lado y lo clavó en la garganta de un soldado que se encontraba cerca. Kolk sacó una honda corta de su cintura, colocó una piedra y la lanzó, golpeando a un soldado que estaba lejos, sosteniendo un arco en la cabeza, justo antes de que pudiera disparar. Godfrey tiró un puñal; su tino no era tan acertado como el de los demás, y la daga falló su objetivo, cayendo en la pierna de un joven soldado.

      Alrededor de ellos, estallaron los gritos de los soldados heridos del Imperio; ninguno de ellos esperaba el ataque sorpresa.

      Al llamado, en el mismo momento, en todos los lados del patio, los soldados Silesianos emergieron repentinamente del suelo, de las paredes. Llegaron con un gran grito de batalla, apuntando flechas, oscureciendo el aire con ellas. Miles de flechas cruzaron el patio, derribando a los soldados del Imperio por todos lados. Fueron atacados por muchos lados, los soldados no sabían hacia dónde girar; muchos de ellos, en su pánico, terminaron atacándose mutuamente.

      Kendrick estaba emocionado de ver que su plan estaba funcionando perfectamente. Srog le había informado de los túneles ocultos conectando la Baja Silesia con la ciudad superior, construidos en el caso de un asedio como último recurso: el elemento sorpresa. Todos los soldados habían esperado pacientemente, en su lugar, esperando la señal de Kendrick.

      Miles de ellos surgieron, disparando con tal velocidad y tino, que no dio a los soldados del Imperio tiempo para reaccionar. Kendrick avanzó y entró al combate, arrebatando una espada de un soldado muerto del Imperio, y atacando a los soldados más cercanos a él, acompañado por su amigo Atme y los demás. Los soldados del Imperio, tuvieron pánico en el caos, se dieron vuelta y corrieron en todas direcciones, sin siquiera saber qué camino tomar.

      Los silesios fueron ganando la ventaja. Kendrick derribó a una docena de hombres antes de que levantaran un escudo para defenderse. Atme luchó espalda contra espalda con él, como siempre lo había hecho, ocasionando un daño igual. Con cada golpe pensaba en Gwendolyn, pensaba en la venganza.

      Los miles de soldados del Imperio estaban tan desconcertados que todos salieron corriendo hacia el conjunto de puertas al patio exterior. La turba se abalanzó contra Andrónico y sus hombres, en estampida, quienes trataron de mantenerse firmes, pero fueron obligados a retroceder, por los muchos soldados. Como si fueran ganado, fueron empujados hacia la puerta lejana, todos tratando desesperadamente de escapar de las flechas, que continuaron cayendo en todas direcciones. Cuando los soldados silesios se quedaron sin flechas, sacaron sus espadas y fueron a la carga, al lado de sus hermanos.

      El número de soldados del Imperio era enorme, sin embargo, no eran guerreros bien entrenados – la mayoría de ellos eran sólo cuerpos, pueblos esclavizados al servicio de Andrónico. Por otro lado, los silesios eran pocos en número, sin embargo, todos y cada uno de ellos era un guerrero con clase, endurecido, bien entrenado; cada uno valía el peso de diez hombres del Imperio. También tenían el elemento sorpresa – y sobre todo, tenían fuego en las venas. Sus espaldas contra la pared. Ganas de vivir. La urgencia de proteger a sus seres queridos. Furia por lo de Gwendolyn. Después de todo, ésta era su ciudad. Y ellos sabían que si no ganaban, sería su muerte.

      Docenas de silesios sonaban los cuernos, el ruido era aterrador, sonaba como un ejército sin límite, y cada vez más de ellos emergían de los túneles. Todos iban a la carga como si sus vidas dependieran de ello, miles de ellos enfrentando a los miles de soldados del Imperio.

      La lucha fue feroz, la sangre cubría el patio, mientras chocaba espada contra espada y daga contra daga, mientras los hombres luchaban y se miraban unos a otros, combatiendo mano a mano y matándose frente a frente. Rápidamente, la marea giró en dirección a los silesios.

      Otro cuerno sonó, y de las puertas inferiores salieron los soldados de La Legión, cientos de ellos fuertes, con un feroz grito de batalla. Levantaron las hondas y flechas y lanzas y espadas y fueron a la carga hacia el combate, matando a los soldados del Imperio que quedaban, a diestra y siniestra ayudando a cambiar el rumbo. Los guerreros de La Legión ya estaban endurecidos, incluso a una edad temprana, y mientras corrían, todos gritaban por Gwendolyn y Thor.

      La Legión hizo tanto daño como los demás al unir sus fuerzas a la perfección, empujando al Imperio más y más lejos para ir hacia la puerta exterior. Pronto el curso de la batalla giró a su favor, mientras los cadáveres del Imperio caían en todas direcciones, y los que quedaban entraban en pánico y huían. Un millón de soldados del Imperio esperaba más allá de las puertas – pero había un cuello de botella de soldados huyendo, y los otros no podían entrar.

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