Las Sombras. Maria Acosta
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Название: Las Sombras

Автор: Maria Acosta

Издательство: Tektime S.r.l.s.

Жанр: Триллеры

Серия:

isbn: 9788873048350

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      -Luís y Sofía.

      -Subid, Paul e Irene aún no han llegado.

      La casa en la que entramos es un viejo edificio de Lavapiés al que han reformado por dentro. Ellos viven en el primer piso, lo cual es una suerte sobre todo no habiendo ascensor. La puerta está entornada así que entramos y cerramos detrás de nosotros; Teresa está en la cocina abriendo una botella de vino y Ricardo está en la sala buscando un disco un poco marchoso:

      -Dejad la bolsa en la cocina, ¿vamos a hacer la queimada aquí dentro?

      -¡No, hombre! ¡Si tenemos que hacer una hoguera! –exclamó Sofía.

      -¿Es que hay que ponerla al fuego? –dijo Ricardo.

      -No te enteras tío: la hoguera es para saltarla y purificarte de las brujas y los malos rollos, y la queimada se hace en un cacharro con azúcar, rodajas de limón y aguardiente de orujo y se le prende fuego al preparado; entonces se va consumiendo el alcohol y adquiere un tono color tostado gracias a que el azúcar lo conviertes en caramelo y lo vas mezclando con el aguardiente, de ahí el nombre.

      -¡Ah! Ya entiendo. Pero tú habías dicho que iba a ser en casa. Nosotros citamos aquí a Paul e Irene debido a eso en que habíamos quedado –dijo Ricardo refiriéndose a Sofía.

      -Lo que yo te dije es que la haríamos en la plaza y que si la policía nos desalojaba de allí que nos veníamos con la queimada a la casa. Además, lo suyo es el aire libre –contestó ella.

      Mientras tiene lugar esta conversación yo he encontrado un disco de hace unos cuantos años, de Ramoncín, ese que dice soy el rey del pollo frito y, asimismo, Teresa vuelve de la cocina con el vino y unos vasos:

      -¡Líate un canuto o dos, anda!

      -Ya que somos cuatro es más práctico una trompeta ¿no?; hace tiempo que no hago una. Vamos a ver, un par de papelillos, la china, un cigarrillo y medio, y el filtro –enumera Sofía mientras extendía las cosas encima de la mesa –ahora, como yo hago los canutos con la izquierda tengo que poner el pegamento de uno de los papelillos por arriba y el otro cruzado…¡ya está!. Ponme un vaso de vino para inspirarme, gracias –y le pega un largo trago al Sangre de Toro –está de puta madre, chachi que sí. La vamos a coger buena esta noche, me da la impresión.

      -Como siempre por San Juan.

      -Y yo el doble –dice Sofía –porque aunque no quiera voy a inhalar todos los vahos que desprenda el aguardiente al quemarse, sumado a que no me voy a privar de beber…

      -Tú no te pases que luego acabas a cuatro patas.

      -¡Mira quien fue a hablar! Yo por lo menos me acuerdo de lo que he hecho aunque esté borracha, no como otros, Luís, bonito. Tú tranqui que yo aguanto. Toma enciende la trompeta y no te duermas con ella en la mano que somos cuatro a fumar. Bueno, a por otro vasito. ¿Podemos tomar algo de comer, no? Si no va a sentarnos mal tanta priva, ¿qué te parece Teresa?

      -Bien, vamos a la cocina; ahora venimos a por el canuto.

      -¿Quieres escuchar algo en especial, Sofía?

      -Pon la cinta de Siniestro Total que hay en mi cazadora-contestan desde la habitación de al lado.

      Le paso la trompeta a Ricardo y me voy a ver qué es lo que están haciendo de comer. Las encuentro frente a frente en la mesa partiendo espárragos trigueros:

      -No tardamos ni una hora, ya verás: guiso de espárragos trigueros con costilla de cerdo. ¿Y el canuto? –dice Teresa.

      -Ahora os lo doy, lo tiene Ricardo.

      -¡Guau! ¡Mirar lo que he encontrado! ¡Dos tripis en la funda de “The Wall” envueltos en un papel con una dedicatoria!

      -¡Ostras tío! No me acordaba de ellos, me los regaló el enrollado del Super en mi cumpleaños; ahora me viene a la memoria que no los tomamos porque estábamos tan pedos que meternos algo más era ya una pasada. ¡Putamadre! Hacemos cuatro partes y cuando acabemos con la queimada los comemos para continuar la marcha toda la noche o lo que cuadre. ¡Chachi que sí! Pásame el porro –dice Teresa.

      -Esto hay que celebrarlo haciendo otra trompeta-dice Sofía frotándose las manos mientras se dirige a la sala-además voy a ponerme un chupito de pacharán, ¿alguien quiere?

      -Todos queremos.

      Así que nos ponemos a beber pacharán y a hablar de lo bien que nos lo vamos a pasar esa noche hasta que por fin se termina de hacer la comida. Cenamos rápido y en silencio; Ricardo y yo vamos a la cocina a preparar unos carajillos de ron. Llaman por el portero automático: son Paul e Irene que traen otras dos botellas de orujo, dejo la puerta entornada y oímos risas subiendo la escalera:

      -¡Pero que torta más idiota, tronco! ¡ja, ja, ja, ja!

      -Tengo el culo hecho puré –dice Paul –¡ay! ¡hostias, no voy a poder sentarme en toda la noche! ¡hola a todos!

      -¿Qué, ya te has caído como siempre? –inquiere Ricardo.

      -¡Es de película cómica el tipo este! –dice Irene –¡Estábamos…ja ja ja…bajando las escaleras del metro cuando…es que es de partirse…va y se cae de culo y…bajó así todas las escaleras de Noviciado! ¡Es que lloraba de risa, chachi que sí!

      -Anda, tómate una copa –dice Teresa.

      -Un camión cisterna lleno de ron voy a tener que beberme para olvidar lo que me duele.

      Esto sólo me ocurre a mí, soy como un imán para las tortas bobas.

      -¡Pero siéntate hombre!-dice Sofía.

      -¡Muy graciosa la niña! ¡Bueno, vale ya; a ver si vais a estar cachondeándoos de mí toda la noche! ¡Ya está bien, joder, tíos! –contesta él empezando a enfadarse.

      -No te mosquees tronco, es que eres el colmo de las desgracias. Tómate otro pacharán y pasa olímpicamente de la historia –dice Sofía conciliadora –estábamos a punto de marcharnos a la Plaza de Lara para montar la queimada, nos habéis cogido por los pelos en casa.

      -¿Es que no la vamos a hacer aquí? Es lo que nos habían dicho Teresa y Ricardo –dice Irene.

      -¡Que va!

      -Además, hemos quedado con una serie de colegas en la plaza a partir de las doce; los gitanos se tirarán agua para celebrar la entrada del verano y luego vendrán a la hoguera. Hace un par de años montamos una buena: bebieron hasta los municipales y los serenos que pasaban por allí, estuvimos cantando y tocando palmas hasta las seis de la madrugada. ¡Tope guay! –dice Luís.

      -Vamos para allá –dice Sofía impaciente –yo me encargo de llevar el aguardiente, Ricardo la cacerola y Teresa el СКАЧАТЬ