Luz Nocturna. Amy Blankenship
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Название: Luz Nocturna

Автор: Amy Blankenship

Издательство: Tektime S.r.l.s.

Жанр: Зарубежное фэнтези

Серия: Lazo De Sangre

isbn: 9788873042587

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СКАЧАТЬ hasta los legendarios Illuminati... A Steven le importaba un comino. Para él todos estaban cortados con la misma tijera. Pero a veces no hacía ningún daño tener a unos cuantos de tu lado.

      â€œLlámela y dígale que no venga aquí esta noche”. Acercó el teléfono hacia el anciano y cruzó los brazos esperando para asegurarse de que el sacerdote hiciera lo que le había pedido.

      El anciano titubeó. Si llamaba a su casa y su padre contestaba, Jewel estaría en grandes problemas y posiblemente terminaría boca abajo en un callejón en alguna parte. Y probablemente el que él fuera sacerdote, tampoco tendría ningún efecto para que él se salvara. “Ella no va a venir”, dijo con titubeo, luego repitió con más firmeza mientras miraba el reloj en la pared. “Si lo hubiera hecho, ella ya estaría aquí”.

      Steven sintió una mezcla de emociones en su pecho; por un lado la decepción de no verla, pero por otro la satisfacción de saber que estaba segura.

      Necesitando distraerse, se levantó y volvió a colocar la silla en la forma en que la había encontrado. “Volveré para avisarle cuando hayamos terminado”.

      â€œÂ¡Espera!”, dijo el sacerdote cuando Steven abrió la puerta. “Si la vieras...”

      â€œLa enviaré aquí inmediatamente” le prometió Steven y luego se fue.

      Cerrando la puerta, Steven sacudió la cabeza y comenzó a bajar por el pasillo. Este piso estaba limpio y necesitaba ponerse al día con Nick antes de que algo saliera mal. Bajando, miró a su alrededor pero no pudo ver a Nick en ninguna parte.

      â€œMuy bien, ¿adónde diablos te fuiste?” Steven murmuró y empezó a mirar detrás de las puertas cerradas.

      Encontró la puerta del sótano entreabierta y pudo haberse dado una bofetada cuando entendió la línea de pensamiento de Nick. “Lugares oscuros, subterráneos... ¡OBVIO!”

      Asegurándose de hacer mucho ruido, Steven bajó las escaleras y arrugó la nariz al sentir el calor húmedo. “Maldición, apesta aquí abajo”.

      Se acercó a otra puerta abierta y entró. Nick estaba de pie frente a la caldera con la puerta abierta y hurgando algo en el fuego con una vara de hierro.

      â€œÂ¿Encontraste algo?” preguntó Steven.

      En respuesta, Nick sacó la vara de hierro del fuego trayendo en un extremo los restos quemados de un cráneo colgando de la cavidad ocular. “Creo que podemos afirmar que algunos de los humanos en la lista de personas desaparecidas no serán encontradas muy pronto que digamos”.

      â€œCreo que esta iglesia es un lugar normal para que algunos miembros de la mafia local hagan su trabajo”, explicó Steven.

      â€ ¿En una iglesia católica?” preguntó Nick. “¿Ya no queda nada sagrado en esta vida?”

      Steven se encogió de hombros, “Como dice el refrán, nada es seguro excepto la muerte y los impuestos”.

      Nick dejó caer el cráneo en la caldera y cerró la puerta. “O en nuestro caso, pieles y gatitos.”

      Los dos hombres se rieron hasta por la nariz, hasta que Steven se recató un poco. “De acuerdo, realmente tenemos que ponernos serios”.

      Se separaron, y cada uno se fue a buscar en un lado diferente de la gran sala, hasta que Steven vio algo detrás de uno de los enormes botes de basura llenos de tablones de madera. “Oye Nick, dame una mano con esto”.

      Nick se acercó y ayudó a Steven a quitar el bote lo suficiente como para ver mejor. Un túnel pequeño y estrecho había sido excavado en la piedra y directamente bajo la tierra. La oscuridad era absoluta y los dos felinos tenían dificultad para ver adentro.

      â€œBien podría echar un vistazo”, dijo Nick y avanzó para tratar de meter su delgada figura por la abertura.

      Steven agarró el brazo de Nick y sacudió la cabeza. “No, vamos a volver y dejamos a Warren y a Quinn entrar en lo que encontramos. Falta un puma y, en mi opinión, ya eso es demasiado. No quiero añadir un jaguar a la lista”.

      â€œÂ¡Oh, cielos!” Nick sonrió y abrazó con fuerza a un sorprendido Steven. “Tú...” sollozó exageradamente y continuó con una voz temblorosa. “Realmente te importa”.

      Steven empujó frenéticamente a Nick, enviando el jaguar contra la pared. “Idiota”, murmuró mientras Nick se reía. “Vamos a salir de aquí”.

      Cuando llegaron a la cima de las escaleras, Steven estaba convencido de que Nick había perdido la cabeza en alguna parte del camino. El silencio en la iglesia era sepulcral y Steven miró hacia el pasillo que conducía a la oficina del piso de arriba donde el sacerdote estaba esperando.

      â€œQuédate aquí un momento”, dijo Steven. “Necesito hablar con el sacerdote”.

      Nick se encogió de hombros y se apoyó en uno de los bancos para esperar.

      â€œHola, Steven.” Una voz salió de la nada.

      Nick saltó y Steven gritó de sorpresa antes de tropezar sobre sus propios pies y caer. Nick parpadeó cuando un hombre con el pelo oscuro salió de las sombras sonriendo locamente a Steven.

      â€œÂ¡Maldita sea, Dean!”, gritó Steven mientras se levantaba del suelo. “Deja de intentar matarme del susto”.

      Dean sonrió y se apoyó en uno de los pilares junto a los bancos y cruzó los brazos sobre su pecho. “Desafortunadamente no tengo que intentarlo”.

      â€œÂ¡Púdrete!”, gruñó Steven. “Voy a hablar con el cura, ya vuelvo”.

      â€œAsegúrate de devolver la túnica del coro que tomaste prestada”. Dean se burló de él. “Odiaría ver que algún pobre muchacho no pueda vestirse para la iglesia”.

      Steven se quedó inmóvil cuando Dean dijo esas palabras y giró para mirar a los caídos.

      â€œÂ¿Túnica del coro?”, preguntó Nick y alzó las cejas casi hasta la línea del cabello. “¿Te pusiste una túnica del coro?”

      â€œCambié, fue una emergencia. Tuve que salvar a esta chica de ser drenada por un maldito vampiro”, Steven se defendió.

      â€œSí,” dijo Dean. “La misma chica que estaba presente cuando te patearon el trasero”.

      â€œComo si a ti nunca te hubieras pateado el trasero”, respondió Steven.

      Dean se detuvo y pensó por un momento. “No, nadie me ha pateado el trasero, pero le han dado golpecitos.”

      â€œÂ¡Arrr!”, СКАЧАТЬ