Название: Nuevo Orden Mundial
Автор: Manuele Migoni
Издательство: Tektime S.r.l.s.
isbn: 9788835426011
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— Es probable, Dr. Price, que nuestros sospechosos sepan quiénes somos y que de igual manera sepan o incluso vean que los estamos vigilando y esta carta, ya le digo, llega precisamente en el día en el que hemos conseguido del fiscal Richardson la autorización para proceder con respecto a estos individuos; no solo Larry Belfiori, sino también sus posibles secuaces Webb y Merries, de quienes todavía sabemos poco o nada; ¿supongo en este momento que las informaciones, el correo electrónico que ha llegado con respecto a un agente británico que actuaba de incógnito a su solicitud, no venían de usted?
— En realidad, no; ¿de qué estamos hablando?
— Era lo que yo pensaba, ahora tengo la certeza de que Larry Belfiori sabe todo de nosotros, de nosotros y también de usted, Dr. Price; debe saber que el motivo principal por el que hoy he venido aquí, además de la carta, de la que supe a través de un SMS, es sobre todo por el correo electrónico sospechoso que le decía, que parece llegar por su cuenta directamente a nuestra sede de Nueva York; ¿usted, además de no haber enviado este correo, ha hablado a alguien de esta carta o pedido a alguno de sus hombres que advirtieran a aquel de la existencia y la llegada de esta carta sospechosa?
— Agente Mary, yo no esperaba ni su presencia aquí hoy, sobre todo en relación con la carta, ni mucho menos (ni siquiera mi secretaria, que ha recibido el encargo de entregármela «cerrada», repito, «cerrada») he mencionado nunca esta carta a nadie, solo a usted después de que usted mismo la mencionara.
— ¿Entonces todo está claro para usted?
— Yo diría que sí.
7.
Tras las indicaciones/testimonio de un agente británico - Londres, mayo de 2017
El lugar era uno de aquellos que no se recomendarían a nadie.
Una vieja oficina del gas junto al Támesis, lugar en el que se realizaban los negocios más turbios.
En una mezcla de olores entre petróleo, gasolina y carne camina el mal.
Los agentes Mary y Nicosia sabían muy bien que el presunto chantajista del vídeo no saldría con vida.
Con David Lobowicz presente.
— FBI —se oyó a lo lejos la voz de Paul Mary.
— Escuche, estas son cosas que normalmente resolvemos entre nosotros y luego ustedes, los del FBI, aquí en Londres; ¿qué significa esto? —replicó David Lobowicz.
— ¿Entonces también el homicidio se encontraría entre sus prácticas resolutivas?
— Miren…
— ¿Y también ha arreglado de esta forma las cosas con Virginia Blade y Pete Norton? —El estupor rodeó en un momento a David Lobowicz y sus hombres, mientras Paul Mary y Joseph Nicosia se acercaban lentamente.
— Solo queremos hablar —continuó Paul Mary— y aclarar algunas cosas.
— Bien, agentes, pero ¿y el vídeo?
— De momento les tengo que pedir que dejen las armas en el suelo: hay francotiradores por todas partes y hombres listos para entrar en acción, están rodeados.
— ¿Y de qué me podrían acusar? —David Lobowicz sonrió, indicando con un gesto a sus hombres que dejaran las armas en el suelo.
— ¿Larry Belfiori, trabaja para usted, es uno de los suyos?
— Querría que al menos me mostraran una copia del vídeo, si no les molesta.
— Antes deberá responder a algunas preguntas, Mr. Lobowicz.
— No sé cómo han llegado hasta mí, quién les ha mandado aquí, pero no creo que tenga mucho que decir sobre los nombres que me han dado.
— Sin embargo, nosotros pensamos que usted sabe más de lo que nos quiere hacer creer.
— Virginia Blade... creo que había alguien que la perseguía, una de esas personas que se divierten matando estrellas.
— ¿Y Larry Belfiori, Pete Norton, Nat Calaiò, incluso algunos hombres del ministerio?
— Puedo hablaros de Pete Norton, que se encargó de protegerla: es posible que lo matara el mismo hombre que perseguía a Virginia Blade.
— ¿Me está diciendo que este hombre consiguió matar a Pete Norton en el interior de un edificio de máxima seguridad?
— ¡En todo caso, quiero ese vídeo!
— Si no nos dice qué papel tiene en todo esto Larry Belfiori, en menos de una hora haremos distribuir este vídeo por todas las revistas más importantes de Reino Unido.
— ¿En menos de una hora, dice? ¿Y sabe que en menos de una hora podría cancelar la publicación?
— ¿Por qué tener problemas entonces y pagar por este vídeo?
— Es algo que no le importa.
— Querrá decir que, además de la publicación del vídeo, se hablará también de una extraña unión entre familias importantes y servicios secretos corruptos, dando nombres y apellidos, incluidos los suyos y los de Larry Belfiori, asumiendo una nueva versión sobre la muerte de Virginia Blade.
— Ese video no llegará a las manos de ninguna revista.
— ¿Está seguro? Podría pararlo enseguida, pero de hecho ya habría salido.
— En resumen, Belfiori; ¿quieren a Larry Belfiori, quieren saber si trabaja para mí?; no, no trabaja directamente para mí, pero nos ayuda.
— ¿En qué, tráfico de inmigrantes, drogas, armas, chantaje a políticos, jueces?
— Son cosas de las que al menos debería traerme algún indicio de prueba, ¿no cree?
— Tenemos una grabación en la que Belfiori nos cuenta su móvil para la muerte de Virginia Blade, que Webb y Merries son hombres suyos y que fue una muerte puramente accidental, por sobredosis.
— ¿Y entonces de qué estamos hablando?
— ¿Y sobre Pete Norton y Nat Calaiò, dos muertes más que sospechosas?
— Escuchen agentes, esos dos pueden haber tenido problemas que no hayan tenido nada que ver con la muerte de la cantante, ¿no les parece?
— Al menos querríamos hablar con Larry Belfiori.
— ¿Para qué, para arrestarlo?; ahora mismo les mandaría a verlo, pero ¿qué garantías me dan?
— Por el momento, sería importante al menos hablar, podrá venir en presencia de un abogado y nos limitaremos a tratar únicamente el caso Blade-Norton
— ¿Y el vídeo?; ¿quién me dice que no es una trampa?
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