Nuevo Orden Mundial. Manuele Migoni
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Название: Nuevo Orden Mundial

Автор: Manuele Migoni

Издательство: Tektime S.r.l.s.

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isbn: 9788835426011

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СКАЧАТЬ caso Virginia Blade

       Larry Belfiori, exoficial de la Infantería Real de Marina y ahora a sueldo de los servicios secretos, está en tratos con Riley Webb, un individuo proveniente de los más bajos fondos criminales de Londres. Trampas, engaños, complicidad están a la orden del día. Aparentemente, la finalidad de todo esto sería la de reforzar y aunar poderes, responder a solicitudes y exigencias, obtener ventajas…

      1.

       Declaración ante el FBI de Jeff Terry, propietario del Bristol, sobre el asesinato del traficante Nat Calaiò - Nueva York, diciembre de 2016

      — Nat Calaiò conocía muchos secretos con respecto a algunos miembros del Departamento de Estado y por esa razón algunos de ellos acabaron desapareciendo.

      — ¿Entonces hablamos de asesinatos rituales?

      — No creo: Nat Calaiò no era exactamente un mafioso, sino una de esas personas a las que se habría podido definir como «traficante», se ocupaba sobre todo de la intermediación entre los cárteles del narcotráfico, sobre todo de aquí, de Nueva York. Pete Norton cometió el error de dificultar algunas entregas de droga y armas que debían llegar a esta ciudad, obstaculizando incluso las investigaciones de la DEA, así que su muerte habría sido para todos continuidad y garantía de negocios y Nat se apresuró a matarlo. Lo que todavía no entiendo es por qué asesinaron también a Nat. Una vez me habló de una cárcel mexicana, me habló por si acaso alguna vez lo dejaba de ver…

      2.

       Conversación entre los dos agentes del FBI, Paul Mary y Joseph Nicosia – Nueva York, enero de 2017

       — Para recuperar el dinero de Virginia Blade el problema está resuelto, la cuenta en Panamá la abrió Pete Norton y, por petición expresa de la comisión, hemos procedido a requerir el procedimiento de desbloqueo; en todo caso, Pete Norton y sus socios le habían proporcionado otra identidad, mediante la cual Virginia Blade en su nueva vida resultaba ser nada menos que Eleanor de Bethencourt, como se indica en su cuenta; hemos verificado si por casualidad Eleanor de Bethencourt se correspondería con otra persona que no fuera Virginia Blade, pero en nuestras investigaciones no aparece ninguna Eleanor de Bethencourt desaparecida y de hecho las que vivían hasta poco antes de su muerte resultan haber nacido en días, meses y años distintos de los indicados en la información dada por Pete Norton sobre Virginia Blade, por lo que el móvil de Larry Belfiori tiene sentido; acaso habría que entender el porqué, es decir, el motivo por el que se ha querido exponer de esta manera, sabiendo muy bien que, a pesar de la devolución del dinero, lo habríamos podido acusar.

      — ¿Se refiere por casualidad a Larry Belfiori, el agente británico?

      — Así es, tenemos una grabación telefónica de él, escuche un poco:

      — No tenéis motivos para sospechar de ninguno de los nombres que habéis implicado en esta historia; sobre Virginia Blade, deberíais haberlo imaginado, era toxicómana, algo no funcionó como debería y cascó y nuestros Merries y Webb, que cada vez que venían a vernos estaban siempre controlados, tal vez asustados, salieron por piernas y no es seguro que con las manos vacías; pero, también entre ellos algo salió mal y en este momento será mejor devolveros la cifra sustraída a Virginia Blade después de su sobredosis para que Webb y Merries queden en libertad; dicho esto sobre la muerte de Virginia Blade, para garantizar que el caso se archivara, acudimos al lugar del delito para infligir 13 puñaladas sobre un cuerpo ya cadáver hasta que las cosas no se arreglaran; ahora ha llegado el momento de aclarar las cosas y establecer las causas reales que llevaron a su muerte; sin duda no será fácil explicar el porqué de las puñaladas, pero estamos seguros de la sobredosis, así que encontrad un médico auténtico que esté dispuesto a hacer la autopsia; ahora debo dejaros, recuperaréis cuanto antes el dinero que perteneció a Virginia Blade.

      3.

      — En confianza, será un agente de primerísima importancia, ahora no lo sé, pero personalmente nunca he oído hablar de él —concluyó.

       No sin dificultades, el fiscal de distrito Brian Richardson se encargó de recabar la máxima información de miembros y delegados de la CIA.

       Pero, como se podía prever fácilmente, en torno a la figura de Larry Belfiori solo había un muro de silencio.

       Sobre el caso relacionado con la muerte de Virginia Blade, por parte de los agentes Mary e Nicosia, poco a poco empezaron a ver cómo el secretismo, el misterio que rodeaba la figura del exoficial de la Infantería Real de Marina, justificaba el hecho de haber podido actuar sin ser molestado en sus actividades, casi de forma atrevida.

       Sabía lo que hacía y con quién podía contar.

       Lo sospechoso era la desaparición de una ingente cantidad de dinero, ¿era un homicidio? Y que él encontrara el modo, ya fuera real o presunto, de dar a entender que no se había tratado de un hurto ni tampoco de un homicidio.

       ¿De qué se le podía acusar en realidad a Larry Belfiori en sus actividades?

       Había actuado totalmente como un agente secreto y sobre el cuerpo muerto de Virginia Blade no había ningún rastro de él.

       Más allá de las declaraciones de Jeff Terry, Mary y Nicosia habrían podido si acaso investigar la probabilidad de que la muerte del agente de la CIA, Pete Norton, estuviera muy relacionada con la figura de Larry Belfiori.

      4.

       Agentes del FBI conversan con el juez londinense Neil Price - Londres, febrero de 2017

      — Verán, es posible que conociera a su hombre en circunstancias totalmente insólitas, aunque solo fuera porque entonces no supe decir con certeza si fue él o algún otro el que me chantajeó, pero el hecho de que mi elección como alcalde fue literalmente comprometida por ese individuo, o por quien actuara para él, y por tanto seguramente por indicación de alguna eminencia política relevante, me ha dado mucho en qué pensar, sobre todo porque, antes de las elecciones, una prioridad que me había impuesto era la de hacer limpieza en algunos barrios de Londres, es decir, detener a personajes como Riley Webb y el hecho es que en la llamada chantajista que posteriormente recibí de Larry Belfiori o en su nombre, me indicaron precisamente al grupo de Riley Webb como un grupo al que no había que molestar, sino dejarlo hacer. Pero no sé si son conscientes de cómo fue exactamente el asunto.

      — Se rumoreó que se produjo un chantaje por unas fotos bastante subidas de tono con una cierta Elene y que se vio casi obligado a perder.

      — Veo que estoy en buenas manos, pero creo que solo lo supieron en círculos muy restringidos, por lo que no tengo nada que temer, ni por mi integridad como marido, ni por mi reputación en general.

      — Ha llevado un tiempo, Dr. Price, pero puede estar tranquilo. Por otro lado, puede depender sobre todo de su implicación con el «clan» Belfiori, precisamente por haber cedido al chantaje.

      — Hasta el final continué recibiendo testimonios de consenso, de estima, a pesar de haber pensado ya en la derrota. Pero este hecho no podía sino hacerme pensar a fondo sobre quién había querido en realidad apartarme y por qué. El porqué era el odio, me ha parecido claro desde el principio, pero sobre el quién me he devanado los sesos, he investigado sin llegar a una conclusión.

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