Название: La vida a través del espejo
Автор: Iván Zaro
Издательство: Bookwire
Жанр: Социология
isbn: 9788416876884
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El primer tratamiento antirretroviral comercializado llegó en 1986 (Zidovudina o AZT), aunque su toxicidad era muy elevada, redujo significativamente la mortalidad a corto plazo. En 1990 comenzaron a llegar nuevos fármacos inhibidores de la transcriptasa inversa como Didanosina, Estavudina o Ritonavir, entre otros. Esta primera generación de antirretrovirales como monoterapia o biterapia demostraron que era posible tratar el sida y detener la progresión de la enfermedad. Aunque se caracterizaban por ser incómodos, ya que suponían en ocasiones la toma de lo que antes llamábamos «cóctel», compuesto por alrededor de diez pastillas diarias. Algunas cada cuatro horas, con necesidad de conservarlas en frío y con efectos secundarios que dificultaban la calidad de vida de los pacientes. Entre ellos, cólicos, calambres, vómitos, cansancio, dolores de cabeza, ideas suicidas o la lipodistrofia y lipoatrofia que deformaban a los pacientes perdiendo masa muscular o ganando grasa en determinadas zonas del cuerpo. Estas secuelas eran el precio que muchos supervivientes tuvieron que pagar por permanecer con vida. La exhibición de estos rasgos faciales y corporales delataban ante la sociedad la condición de VIH, dificultando seriamente las relaciones sociales, afectivas y sexuales, así como el acceso al mercado laboral, lo que tenía un notable impacto en la autoestima y la salud mental de las personas seropositivas.
Todo dio un giro de ciento ochenta grados con la aparición de la Terapia Antirretroviral de Alta Actividad (TARGA) en 1996. Esta terapia consistía en tres fármacos combinados que conseguían una supresión del virus hasta niveles indetectables. Este tratamiento trajo consigo un descenso constante en las tasas de mortalidad. De hecho, según datos de la Federación Europea de la Industria Farmacéutica (EFPIA), entre 1995 a 2013, las tasas de mortalidad descendieron un 92 % en España. Los tratamientos han seguido evolucionando hasta los actuales de un solo comprimido que facilita su adherencia reduciendo las posibilidades de generar resistencias. Y, si el presente es bueno, el futuro respecto de los tratamientos es aún mejor. Actualmente la industria farmacéutica sostiene tres líneas de investigación donde se integran antivirales, vacunas preventivas y terapéuticas, así como terapias genéticas.
Desde sus inicios quedó demostrado que la toma de tratamiento antirretroviral no solo prolongaba la esperanza de vida de los pacientes sino que, además, se iniciaron investigaciones sobre cómo el tratamiento en mujeres seropositivas embarazadas reducía la tasa de transmisión materno-fetal. De este modo, se comenzó a recomendar a las mujeres embarazadas con VIH que iniciaran la TARGA para reducir la tasa de transmisión casi al 0 %. Comenzó a relacionarse la tasa de transmisión con la carga viral, favoreciendo que el sistema inmune se reconstruya. Si el tratamiento parecía reducir la tasa de transmisión materno-fetal, pronto se investigó la hipótesis de que sucediera algo similar a otras vías de transmisión como la sexual. No ha sido hasta 2017 cuando los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos han confirmado la imposibilidad de transmitir el VIH cuando la carga es indetectable, supresión vírica definida como un nivel inferior a 200 copias por mililitro de sangre. Este hecho no solo prueba que el tratamiento es un método altamente eficaz para la prevención, sino que supone un aliado para la erradicación del estigma. Aunque cabe señalar que el estigma debe ser combatido sin excusas y sin prestar atención a la carga viral de las personas. Es un hecho a todas luces injusto y cruel que no debe ser silenciado exclusivamente por el nivel de virus en sangre, ya que en la actualidad, según datos de ONUSIDA, se estima que hay 36,7 millones de personas con VIH de los cuales solo un 53 % tiene acceso a tratamiento. Es decir, que prácticamente la mitad de las personas diagnosticadas de VIH en el mundo no tiene acceso a los tratamientos estando condenados a desarrollar la enfermad y fallecer. Este organismo trabaja para garantizar que, en 2020, 30 millones de personas tengan acceso al tratamiento. Para ello, es necesario que se alcancen los objetivos 90-90-90, de modo que el 90 % de las personas que viven con el VIH conozca su estado serológico, el 90 % de las personas que conocen su seroestatus reciba tratamiento antirretroviral y que el 90 % de las personas en tratamiento tenga una carga viral indetectable y, por tanto, intransmisible.
Desde la llegada de la TARGA en 1996 han sido muchos los avances y las investigaciones en torno al VIH que han esperanzado al mundo. Algunos avances han tenido un gran impacto en la esperanza y calidad de vida de las personas con VIH, tal vez por ello no han despertado el interés de los medios de comunicación pasando desapercibidas entre la población general. El mayor hito en la historia reciente tiene que ver con la relación entre la indetectabilidad de la carga viral con la transmisión por vía sexual de la infección por el VIH. En 2016 la multiagencia para la equidad de la salud diseñó la campaña internacional «U=U» (Indetectable=Intransmisible). Este lema pretende dar a conocer que las personas con VIH en tratamiento antirretroviral con carga viral indetectable no pueden transmitir el virus. Esta evidencia científica ha sido publicada en diversas investigaciones entre las que destaca el prestigioso estudio PARTNER.
Esta investigación trató de evaluar la tasa de transmisión del VIH entre parejas serodiscordantes que no utilizaban preservativo. En todos los casos el miembro de la pareja con VIH tenía una supresión viral, es decir, sus niveles de carga viral estaban por debajo de 200 copias por mililitro de sangre. Aunque la gran mayoría de ellas tenía un nivel de carga indetectable <50 copias por mililitro de sangre. Esta investigación analizó a 1.166 parejas, heterosexuales y homosexuales, en catorce ciudades europeas. El estudio concluyó que no se produjeron transmisiones del VIH mientras el miembro de la pareja con VIH tomó tratamiento antirretroviral que mantenía la supresión viral. Esto quiere decir que el tratamiento antirretroviral no solo es una herramienta efectiva para el control del VIH, sino también una estrategia para la prevención de la infección. Otros estudios como Opposites Attract han estado centrados en hombres gays. Este se llevó a cabo en Australia, Brasil y Tailandia, entre 2012 y 2015, con 358 parejas serodiscordantes, algunas de ellas con modelos de pareja abierta que mantenían sexo anal fuera de la relación afectiva (57,4 %). Las conclusiones del estudio evidencian que no hubo transmisiones del VIH mientras el miembro seropositivo estaba en tratamiento y su nivel de carga era indetectable.
La evidencia científica de estos estudios demuestra que el tratamiento antirretroviral logra suprimir el virus hasta dejarlo en niveles indetectables rebajando el riesgo de transmisión del VIH a las parejas sexuales. Así se avanzó en la 22º Conferencia Internacional del Sida (AIDS 2018), en la que se presentaron los datos preliminares del estudio PARTNER 2 que estipulan la posibilidad de que un hombre que tiene sexo con otro hombre con VIH y carga viral indetectable transmita el virus a sus contactos sexuales es científicamente equivalente a cero. Con el respaldo científico, los CDC estadounidenses hicieron público en 2017 que «el tratamiento antirretroviral produce una supresión viral, definida como menos de 200 copias/ml o bien niveles indetectables, previene la transmisión sexual del VIH».
Esta noticia tiene una gran relevancia al demostrar que el tratamiento produce una supresión viral que monitorizada de forma periódica y regular garantiza un buen estado de salud en las personas con VIH, presentando además evidentes beneficios para la salud pública. Debido al tratamiento esta infección ha pasado de ser mortal a crónica al menos en países desarrollados. Y hoy sabemos que la medicación, además, es una valiosa estrategia para la prevención.
Esto tiene un gran impacto en el autoconcepto de las personas con VIH ya que el alcanzar y mantener niveles de carga indetectables les asegura dejar de sentirse como amenazas frente a los demás y les devuelve aquella tranquilidad de antaño en la que el virus no marcaba las reglas de juego. Dejan de sentirse personas bomba, capaces de transmitir la infección en cualquier contacto íntimo o cotidiano. Aplaca esa sensación tan aterradora que perdura СКАЧАТЬ