Contra la corriente. John C. Lennox
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Contra la corriente - John C. Lennox страница 7

Название: Contra la corriente

Автор: John C. Lennox

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия:

isbn: 9781646911936

isbn:

СКАЧАТЬ lleva a mi punto principal. ¿Estoy en lo correcto al pensar que usted iba a descartarme (y a mi creencia en Dios) si no era capaz de explicar la naturaleza divina y humana de Cristo?

      Él sonrió otra vez y no dijo nada. Yo proseguí: —Bueno, del mismo modo, ¿se sentiría usted feliz si ahora yo lo descartara y a todo su conocimiento de la física por no poder explicarme la naturaleza de la energía? Después de todo, de seguro la energía por definición es mucho menos compleja que el Dios que la creó.

      —¡Por favor, no lo haga!

      —No, no voy a hacerlo, pero voy a formularle otra pregunta: ¿por qué cree usted en los conceptos de conciencia y energía, aunque no los entienda plenamente? ¿No es por el poder explicativo de esos conceptos?

      —Veo a dónde quiere llegar —respondió—. Usted cree que Jesucristo es Dios y hombre a la vez porque esa es la única explicación que tiene el poder de dar sentido a lo que sabemos de él. ¿No es así?

      —Exactamente.

      Si no hemos de sentirnos intimidados innecesariamente por este tipo de argumentación, necesitamos comprender que los creyentes en Dios no son los únicos que creen en conceptos que no entienden por completo. A los científicos también le sucede esto. Descartar a los creyentes en Dios como si no tuvieran nada que decir, porque no pueden explicar la naturaleza de Dios, sería tan absurdo y arbitrario como descartar a los físicos por no saber qué es la energía. Sin embargo, eso es exactamente lo que a menudo sucede.

      Esta argumentación, útil a nivel de un debate académico, también puede ayudar a calmar las aguas tempestuosas de la experiencia práctica. Daniel no brinda una explicación filosófica detallada, que resuelve el conflicto entre la soberanía de Dios y la responsabilidad humana; aunque con su conocimiento de la Escritura, sospecho que habría sido capaz de hacerlo. Sea cual sea la respuesta a esa pregunta, no es difícil imaginar que las predicciones de Jeremías fueron una ayuda inmensa para prepararlo a él y a sus amigos para los días oscuros y turbulentos de su deportación:

      Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar. Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros… (Jeremías 29:10-14).

      Si analizamos la historia de Daniel es obvio que él tomó en serio lo que Jeremías había profetizado; y así debemos hacer nosotros también. En tiempos de estrés y agitación es profundamente reconfortante saber que el Dios que es todo soberano sobre la historia global no se mantiene distante ni alejado de los altibajos de nuestra trayectoria personal. Dios tiene planes, planes individuales para aquellos que confían en Él. De seguro no parecía ser así cuando los cuatro adolescentes salían dando tumbos de Jerusalén, observando (como podemos imaginarlos) a través de ojos llorosos, mientras las caras ansiosas de sus afligidos padres se perdían en la distancia. En aquellos momentos conmovedores quizá no sintieron que Dios les iba a dar un futuro y una esperanza. Pero Él al final lo hizo.

      Esto nos debe alentar cuando nuestra fe en Dios se vea sometida a pruebas duras, cuando nuestras oraciones parezcan rebotar en un cielo aparentemente impenetrable y las dudas se acumulen ante las circunstancias adversas y el creciente ataque público contra la fe cristiana. Cuando las emociones de Daniel y de sus amigos se quebrantaron, ellos encontraron consuelo al saber que lo que les estaba sucediendo, aunque era profundamente traumático, había sido predicho por los profetas. Y nosotros podemos hacer lo mismo. Después de todo, el mismo Señor Jesús dejó claro que aquellos que lo siguieran serían tratados como Él:

      Estas cosas os he hablado, para que no tengáis tropiezo. Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios (Juan 16:1-2).

      Jesús les dijo esto con antelación a Sus discípulos para que cuando al final los persiguieran y acosaran, supieran que Dios aún los tenía en Sus manos. Tal vez una analogía puede ayudarnos. Piense en un mapa de carreteras. Uno casi nunca lo necesita cuando el camino es ancho y las señales están bien iluminadas. Sin embargo, cuando el camino se torna estrecho y escabroso y parece no conducir a ninguna parte, tener un mapa que muestre que este terreno difícil es precisamente lo que usted debe esperar en esta etapa del viaje le da mucha tranquilidad, si es que usted no ha perdido el camino. Y es ese tipo de «mapa» el que nos puede ayudar cuando el «camino» de la vida se torna escabroso. Para Daniel fue muy escabroso, pero estaba claramente marcado en el mapa que Jeremías había proporcionado.

      Por supuesto, el realismo nos plantea que aún quedan muchas preguntas inquietantes que contestar. ¿Qué quiere decir Jeremías cuando afirma que Dios no tiene planes de hacernos daño? ¿No fueron dañados Daniel y sus amigos al ser arrancados de la estabilidad de sus hogares y llevados a Babilonia? ¿No es dañada una persona por lesiones o enfermedades, persecución o hambre? ¿No daña un cáncer que se lleva a una esposa de su esposo, o a una madre de sus hijos, a ese marido y a esa familia? Entonces, ¿qué puede significar que Dios no tiene planes de hacernos daño? La respuesta la podemos encontrar al considerar qué significa la palabra daño desde la perspectiva de Dios. Jesús expresó:

      Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Pues aun vuestros cabellos están todos contados. Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos (Mateo 10:28-31).

      Jesús deja claro que el tipo de daño que mata al cuerpo no es daño como Dios considera el daño. El apóstol Pedro planteó algo similar, para reforzar la fe de los cristianos que estaban a punto de atravesar por un tiempo difícil de persecución:

      ¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien? Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis (1 Pedro 3:13-14).

      Es triste que a veces los cristianos profesantes acarrean problemas y sufrimiento sobre sí mismos por no ser justos. Pedro aquí escribe a los que sufren por ser justos, y los anima a no tener miedo.

      ¿Qué es lo que marca la diferencia? ¿Podría ser que lo que pensamos que es daño se ve diferente desde la perspectiva eterna de Dios? Si la muerte física es el fin de la existencia, como afirman los ateos, entonces las palabras de Pedro son vacías por completo. Peor que eso, son positivamente engañosas. Si la muerte no es el fin, sino una puerta que marca una transición hacia algo mucho más grande, todo se ve diferente.

      Daniel tenía esa perspectiva. Él termina su libro al declarar confiadamente la esperanza de la resurrección. Las últimas palabras que él registra se las dijo un mensajero de otro mundo:

      Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días (Daniel 12:13).

      No hay nada que enfurezca más a los nuevos ateos que hablar de otro mundo más allá de este, y de una resurrección en este mundo. Bueno, tal vez no sea así. Ellos serían felices con otros mundos según su convicción de una evolución universal que debió haber producido vida en abundancia; pero ciertamente no están felices de imaginar la resurrección. Por definición, un agujero sobrenatural en la historia no puede verse a través de la lente de una cosmovisión materialista (o naturalista). Pero eso no prueba que no esté allí. Un aparato físico que esté diseñado solo para detectar la luz en el espectro visible, nunca detectará СКАЧАТЬ