Название: Santa María de Montesa
Автор: AAVV
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Nexus
isbn: 9788491345107
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También contaba con médico propio, nombrado en tiempos de frey Guillem d’Erill y confirmado por el maestre Soler. Se trataba de Lanfranco de Cremona, cuyos servicios se contrataron el 23 de agosto de 1319, ya por causa de la enfermedad del primer maestre.35 Este médico residía en Xàtiva y, según estipularon, continuaría viviendo allí y recibiendo un salario de 400 sueldos anuales, así como dietas por desplazamiento cuando debiera acudir a atender no solo al maestre, sino también a freires, escuderos y familiares. Era una situación un tanto anómala, razón por la cual en 1323 y a petición del maestre se trasladó a Sant Mateu, en donde además de seguir ejerciendo su oficio al servicio de la Orden, los jurados de la bailía de Cervera le contrataron como médico de todos los pueblos de esta por diez años, a cambio de un salario de 600 sueldos anuales, de los cuales pagaría la mitad Sant Mateu y el resto los demás pueblos de la bailía. Cobraría aparte desplazamientos para atender a particulares.36
ASUNTOS RELEVANTES DEL MANDATO DEL MAESTRE SOLER
De la documentación conservada se ha podido establecer el itinerario del maestre Soler a lo largo de su mandato,37 así como conocer muchos de los asuntos llevados a cabo por él mismo en el ejercicio de su oficio. También conocemos los privilegios y concesiones otorgados a la Orden de Montesa por el rey Jaime II y el papa Juan XXII durante este tiempo. Nos ocupamos ahora solo de algunos de estos asuntos y, como no puede ser de otro modo, de manera muy breve.
a) El capítulo del Císter declara filial a la Orden de Montesa
Dentro de su política de consolidación de la Orden de Montesa, el 6 de agosto de 1321 el rey Jaime II solicitó al abad y capítulo general de la Orden del Císter que reconociese a la nueva Orden de Montesa como su hija, puesto que eran de una misma regla, al depender Montesa de la Orden de Calatrava, y esta a su vez del Císter. La respuesta no se hizo esperar y se contiene en un escueto documento fechado el 20 de septiembre de 1321, que únicamente conocemos a través de la publicación que hizo de él en el siglo XVIII José Villarroya, en el que unía el monasterio de Montesa a la Orden del Císter, al tiempo que autorizaba al abad de Santes Creus para instituir confesores.38
b) Jaime II confirma y concede privilegios
El 1 de abril de 1322, en documentos distintos, el rey Jaime II confirmó a la Orden de Montesa los privilegios concedidos por sus antecesores y por él mismo a la Orden del Temple, transcribiendo íntegramente el contenido de alguno de ellos; e hizo lo mismo con los obtenidos por la Orden del Hospital.39
c) Monedaje de Culla
El 21 de julio de 1323 el rey cedió a la Orden de Montesa el monedaje sobre el castillo y villa de Culla, así como el resto de lugares que componían su tenencia.40 El mismo día cedió su derecho sobre las apelaciones en Coves de Vinromà, Peñíscola y Ares, tal como en su momento ya pactó con la Orden del Temple.41
d ) Franquicias en Córcega y Cerdeña
El 25 de febrero de 1325 el rey concedió franquicias en Córcega y Cerdeña a los vasallos de la Orden por la ayuda prestada en su conquista.42
e) Juan XXII concede privilegios
El 15 de abril de 1322, a petición de la Orden de Montesa, el papa nombró a los obispos de Valencia, Barcelona y Tortosa jueces conservadores de la Orden para ayudarla contra personas que disfrutaban indebidamente de bienes de esta y se negaban a restituirlos.43 De no menor importancia fue la concesión papal de 23 de julio de 1326, por la que reconocía a la Orden derecho de luismo y fadiga por establecimientos de heredades.44 Con un carácter más doméstico, el 23 de julio de 1326 autorizó al maestre Soler para poder tener altar portátil y poder oficiar misa para él y sus familiares, aun en tiempo de entredicho. Las misas serían oficiadas por el capellán que le acompañase en sus desplazamientos.45 El mismo día concedió otro privilegio para que pudiera mandar celebrar misa en lugares que estuvieran bajo entredicho eclesiástico.46
f ) Renuncias al Fuero de Aragón y adopción del de Valencia
Desde tiempos de la conquista del Reino de Valencia a los musulmanes, las poblaciones pertenecientes a la Orden de Montesa habían sido repobladas por señores distintos a Fuero de Zaragoza o de acuerdo con la Costum de Lleida. Con el tiempo se entendió que el Fuero de Aragón sustituía al de Zaragoza, lo cual no era cierto, pero nadie se molestó en discutir esa cuestión, y en esa situación se mantenían un número importante de poblaciones de Montesa durante el mandato de frey Arnau de Soler, a pesar de que desde 1238 existían los Fueros de Valencia. Dichas poblaciones no tenían interés especial en efectuar cambio de fuero por si en la nueva situación se generara algún perjuicio que por falta de conocimientos en materia jurídica desconociesen. Sin embargo, en los primeros años de mandato, el maestre Soler llevó a cabo acciones para conseguir que los pueblos de la Orden renunciasen al fuero de Aragón y adoptasen el de Valencia. Con respuestas distintas, consiguió que lo hicieran Coves de Vinromà, Salzadella y Tírig. De manera voluntaria renunciaron los de Coves de Vinromà el 19 de septiembre de 1322. El 3 de abril de 1323 lo hicieron los de Salzadella, que presentaron alguna resistencia a pesar de que cedieron, aunque a cambio obtuvieron confirmación de privilegios; y el 7 de diciembre de 1323 los de Tírig fueron forzados a cambiar de fuero por el maestre, quien, para suavizar la tensión generada, les hizo una serie de concesiones.47
g) Dispensa perpetua de la visita «ad limina apostolorum»
Los maestres de la Orden de Montesa, como otras dignidades eclesiásticas, también tenían obligación de efectuar anualmente una visita «ad limina apostolorum», establecida no tanto para ir a orar ante las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo como para informar al papa del estado en que se encontraba la Orden. Una obligación de esa naturaleza no era fácil de cumplir, motivo por el cual ya a finales de 1320, el primer año de su mandato, el maestre Soler tuvo que delegar en un representante para que la efectuara en su nombre.48 El elegido fue un canónigo de Barcelona, Arnau Ses Comes, quien cumplió su mandato y el 12 de diciembre de 1320 obtuvo la oportuna carta testimonial de la visita.49 El 14 de abril de 1323 el maestre nombró a Guillem Adriá para ese mismo cometido y la carta testimonial50 correspondiente está fechada el 3 de octubre de ese año. Entre las gestiones del delegado también figuraría la petición de dispensa personal perpetua de dicha obligación, que fue concedida el 19 de octubre de 1323, con lo cual el maestre Soler СКАЧАТЬ