Название: Ciudadanos, electores, representantes
Автор: Marta Fernández Peña
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Historia
isbn: 9788491346272
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En la década de los sesenta, el proyecto nacionalizador se dirigió casi en exclusiva a las zonas urbanas, dejando de lado los núcleos rurales. Lima y otras ciudades costeras fueron las únicas beneficiadas de la explotación guanera, mientras que el mundo rural quedaba al margen del desarrollo económico. Así, el auge guanero produjo, entre otros graves efectos, una fragmentación de la conciencia nacional, pues las diferencias económicas, sociales y culturales entre unas y otras zonas del país eran palpables. En palabras de Ulrich Mücke, y partiendo de los planteamientos de la historia nueva, cuando comienza la guerra con Chile en 1879, Perú no era «una nación moderna y unificada», sino «un mosaico de muchos feudos precapitalistas con una clase burguesa en la capital».114 Además, desde este momento se produjo una fuerte emigración procedente de las zonas rurales del interior del país hacia las grandes ciudades, especialmente Lima. Esto repercutió en un crecimiento y consolidación de la capital peruana, que en los primeros años de la República «aún no había logrado consolidar su hegemonía sobre el resto del país».115 El proceso de emigración iniciado en la segunda mitad del siglo XIX y continuado a lo largo del siglo XX convertiría a Lima en una enorme ciudad inundada de suburbios marginales.
La diversidad socioeconómica y territorial ejerció una profunda influencia en el modo en que los legisladores peruanos imaginaron el sistema político, lo que a menudo se reflejaba en los discursos parlamentarios. Así, por ejemplo, muchos de los representantes peruanos adujeron el atraso educativo de gran parte de la población peruana –especialmente de aquella que se situaba en las zonas del interior– para justificar la necesidad de implantar un modelo de sistema electoral indirecto. Finalmente, estas características tuvieron una influencia directa en la exclusión política de ciertos sectores de población. En palabras de Mauricio Novoa,
[...] si una experiencia burguesa existió en el Perú, entonces uno de sus fundamentos debería de encontrarse en la manera cómo un grupo de intelectuales, casi todos abogados, transformó el contenido de la soberanía de la nación en 1860-1900 para poder dividir a la población peruana en dos partes. Una parte urbana, educada y económicamente solvente, que participaba de las decisiones políticas, y otra rural, analfabeta y pobre con escasa, o ninguna participación política.116
* * *
En definitiva, se puede concluir que las profundas contradicciones socioeconómicas y geográficas que caracterizaban a ambos países en la segunda mitad del siglo XIX se traducían también en la administración territorial diseñada a través de sus textos constitucionales y en los debates parlamentarios en torno a la construcción del sistema representativo. El crecimiento desigual entre las grandes ciudades (fundamentalmente costeras) y las zonas rurales del interior coincidió con un momento en el que los grupos parlamentarios de ambos países estaban redefiniendo las bases del sistema representativo y del Estado nación. Así, a la hora de establecer un determinado modelo político los legisladores tuvieron en cuenta las diferencias no solo socioeconómicas, sino también territoriales y étnicas. Además, se puede afirmar que en ambos países andinos aparecía un fenómeno regionalista que impedía la formación de una verdadera conciencia nacional.
En el caso de Ecuador, Ronn Pineo asegura que la presencia de los Andes en mitad de su territorio condicionó el surgimiento de profundas diferencias «en etnia, idioma, religiosidad y cultura» a uno y otro lado. Además, asegura que «la gente de la costa y de la sierra se han mirado con demasiada frecuencia con un sentimiento mutuo de sincero desprecio y oscura sospecha». A ello se unía el precario sistema de comunicaciones internas, que imposibilitaba la movilidad de los ecuatorianos dentro de sus propias fronteras. Todo ello propiciaba que los ecuatorianos del siglo XIX definieran sus intereses en función de su familia, su pueblo o su región; «para estas personas, el “nacionalismo” tenía poco significado».117
Por su parte, Fredrick Pike también señala que las «barreras geográficas y el consiguiente aislamiento de los sectores de población, así como las rivalidades regionales», actuaron como impedimentos para la consecución de una conciencia nacional en Perú. Desde su punto de vista, los diferentes sectores sociales y territoriales que componen Perú se han mostrado a lo largo de su historia como entidades «desconectadas, desconocidas, o, lo que es peor, hostiles entre sí».118 De hecho, los propios parlamentarios peruanos de mediados del siglo XIX eran conscientes de esta realidad de fragmentación socioterritorial peruana, tal y como puede observarse en un discurso pronunciado en 1860 en el que se clamaba por la unión del país frente a las disputas regionalistas: «¿Al rico y opulento Perú qué le falta? “Unión”, con esta vendrá la paz, con ella las instituciones; con unión, paz e instituciones, libertad y progreso, exigencias del siglo XIX».119
Por tanto, el importante regionalismo que caracterizaba a ambos países andinos estaba directamente relacionado con una concepción de la identidad más corporativa y provincial que nacional, como se verá en los próximos capítulos.
1 Marta Irurozqui: «Ciudadanía armada versus caudillismo. Tres historias bolivianas sobre violencia y ley constitucional, 1841-1875», en Nuria Tabanera y Marta Bonaudo (coords.): Historia de las culturas políticas en España y América Latina. América Latina de la independencia a la crisis del liberalismo (1810-1930) V: Historia de las culturas políticas en España y América Latina, Madrid / Zaragoza, Marcial Pons Historia / Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2016, pp. 99-129, esp. p. 117.
2 Aunque el término no aparece en el diccionario de la Real Academia Española, según el Diccionario Enciclopédico Español el civilismo, en contraposición al militarismo, es aquella doctrina política que defiende la toma del poder por parte de individuos pertenecientes
a la esfera civil, dejando a los militares exclusivamente el poder militar. Es un término frecuentemente utilizado en la historia política de algunas naciones latinoamericanas. En concreto, en Perú este concepto hace referencia a la ideología del Partido Civil, fundado en 1871.
3 A partir de la segunda mitad del siglo XIX, el ya consolidado sistema liberal se desgranó en varias tendencias ideológicas, que en América Latina quedarían representadas fundamentalmente en dos grupos: «liberales» –partidarios de un liberalismo más progresista y amplio– y «conservadores» –defensores de un liberalismo más moderado, con mayores restricciones y limitaciones–. No obstante, hay que dejar claro que ambas СКАЧАТЬ