Название: Cosmopolitismo y nacionalismo
Автор: Autores Varios
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Oberta
isbn: 9788437082660
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Jean-Baptiste du Val de Grace (1755-1794), barón de Cloots, que había nacido en una familia prusiana noble, llegó muy joven a París para educarse, e imbuido del espíritu cosmopolita y prerevolucionario parisino, se dedicó a gastar su dinero viajando por Europa y difundiendo ideas revolucionarias. Cuando empezó la revolución en París regresó y, con gusto por la teatralidad, compareció ante la Asamblea Constituyente al frente de una Embajada de la Humanidad, compuesta por 36 extranjeros, para declarar que el mundo se adhería a la Déclaration des droits de l’homme et du citoyen. Renunció a su título y a su nombre, eligiendo el de Anacharsis Cloots, que rememoraba al célebre filósofo griego, viajero y crítico de las convenciones establecidas. Se autodenominó «orador del género humano». Donó dinero a la República francesa para que avanzase en la revolución. La Asamblea nacional le otorgó la ciudadanía francesa y fue elegido miembro de la convención. En 1792 publicó La République universelle ou Adresse aux tyrannicides, obra que, transida de un ferviente cosmopolitismo moral, propone la República Mundial. Realmente, la propia lógica de La Déclaration des droits de l’homme et du citoyen, cree, lleva a considerar que los derechos humanos no son sólo para los franceses, sino también para todos los hombres (Anacharsis Cloots, 1980: 369).11 Ese universalismo moral es el que le lleva a un explícito cosmopolitismo político, proponiendo que todos los hombres sean ciudadanos de un único país. Para él no hay pueblos que deban tener entidades políticas independientes, pues todo el género humano pertenece a la misma nación (Anacharsis Cloots, 1980: 346 y 402). Por eso emprende una feroz crítica del nacionalismo:
Los cuerpos nacionales son el mayor azote del género humano. ¡Qué ignorancia, qué barbarie es colocarnos en diferentes corporaciones rivales, mientras que tenemos la ventaja de habitar uno de los planetas más pequeños de la esfera celeste! Al dividir el interés y la fuerza comunes, multiplicamos nuestros celos y nuestras querellas. Un cuerpo no se hace la guerra a sí mismo y el Género Humano vivirá en paz cuando no forme más que un solo cuerpo, la Nación única (1980: 337).
Ahora bien, eso, para él, no significa la indiferenciación y la homogeneización de las culturas. Por eso dice que «cada uno cultive su campo a su manera, que cada uno practique el culto que le plazca; la ley general protegerá todos los cultos y todas las culturas. Todo lo que no daña a la sociedad tendrá su pleno ejercicio» (1980: 350).
Su proyecto es bastante más radical que el de Saint Pierre, del que dice que era extraño y ridículo porque, como en todos los demás planes, no se ha entendido que la única paz posible implica que desaparezcan los distintos estados que dividen a los hombres y que todos los hombres formen parte de un único estado (1980: 347 y 372).
En un momento en el que están en efervescencia el patriotismo y el nacionalismo francés, Cloots señala a los franceses la dirección contraria: deben abandonar todo espíritu nacional y ser el germen y el centro de una república verdaderamente universal. Y como los cambios se hacen con las palabras, propone que Francia se sacrifique generosamente por la fraternidad universal renunciando a su nombre (1980: 344). Este tipo de declaraciones y su conducta en esa línea le hicieron aparecer como enemigo de la patria francesa y finalmente fue guillotinado.
Quizá el proyecto más conocido, más profundo y más interesante sea la obra de Kant Zum ewigen Frieden, ein philosophischer Entwurf de 1795.12 Valora mucho el proyecto de Saint Pierre y no le parece algo ridículo ni imposible, sino más bien algo necesario (Kant, 1994: 14). Sin embargo, le critica que pretenda llegar a esa confederación mediante la voluntad de los príncipes (Kant, 1988: 301-302). Para Kant es capital que haya un Estado republicano de derecho y que la confederación sea una voluntad de los pueblos y no de los príncipes despóticos. Esto significa que en la confederación no habrá representantes de los soberanos, sino que la federación cosmopolita será una representación de todos los pueblos del mundo. Además, Kant añade un aspecto totalmente nuevo, el derecho cosmopolita, que regula cómo los estados deben ser hospitalarios con los individuos de otros estados (Kant, 1998: 28). Así se ve cómo sortea los escollos del proyecto de Saint Pierre y añade además otra dimensión cosmopolita, que había apuntado Saint Pierre, en cuanto que considera a todo hombre como ciudadano del universo y regula la protección que todo Estado debe darle.
La conclusión que podríamos sacar de este breve viaje por esos aventureros proyectos de paz es que esos cien años fueron un inmenso laboratorio en el que se gestaron muchas ideas sobre el cosmopolitismo de las que vivimos hoy y que están presentes en nuestras instituciones: emancipación de las colonias, universalismo y cosmopolitismo moral, ansias por viajar y conocer otras culturas, una ONU con un representante por Estado (incluso el propio nombre de «Naciones Unidas»), una Unión Europea con representantes en proporción a la cantidad de población, derechos de todos los seres humanos en todos los países, etc. Fueron muchos los proyectos de paz y, además, hechos por personas de toda condición, abades, ateos, colonos, galeotes, filósofos, embajadores, viajeros, consejeros, poetas, comerciantes, estadistas, etc., lo que muestra la extensión de las ideas de paz y cosmopolitismo. Hoy, que se han hecho realidad muchas de esas ideas, cuando pensamos que eran «sueños de hombres de bien» nos está permitido soñar nuevos pasos que algún día se harán realidad.
BIBLIOGRAFÍA
ANACHARSIS CLOOTS (Jean-Baptiste du Val de Grace, baron de Cloots) (1980): La République universelle ou adresse aux tyrannicides par Anacharsis Cloots, orateur du genre humain, París, Les Marchands de Nouveautés, en Anarchasis Cloots: Oeuvres, vol. III, Múnich, Kraus, 1792.
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ESPINOSA, J. (2009a): «Reflexiones sobre el Cosmopolitismo a partir de la obra de Kwame Appiah», en P. Núñez y J. Espinosa (coords.): Filosofía y política en el siglo XXI. Europa y el nuevo orden cosmopolita, Madrid, Akal.
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