Название: Antonio Gramsci y el Trabajo Social
Автор: JuanManuel Latorre
Издательство: Bookwire
Жанр: Социология
isbn: 9789585188099
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Según Iamamoto (2018), las primeras aproximaciones a la teoría marxista en la profesión no apropian las categorías trabajo, teoría del valor, autovaloración por la explotación del trabajo, fruto del lucro; es decir, la crítica a la economía política. Este alejamiento conceptual y el extremo practicismo en el que se interpreta el marxismo podrían entenderse como el motivo por el cual algunos autores refieren el famoso «marxismo sin Marx».
Sin embargo, esta postura no es unánime. Otras referencias presentan un acercamiento significativo entre Marx y el trabajo social y los importantes aportes para el desarrollo teórico y práctico de la profesión. Incluso podría pensarse que la limitación teórica inicial fue superada y los avances profesionales están marcados por la apropiación de estas teorías:
En todo el proceso que se siguió a la creación del Centro Latinoamericano de Trabajo social (CELATS), la contribución del marxismo fue fundamental para los avances del trabajo social como profesión y área del conocimiento en el continente, aunque en una apropiación lenta. Comienza a ser profundizado más sistemáticamente, a partir de las publicaciones del CELATS, en particular la revista Acción Crítica, con larga distribución entre los profesionales de trabajo social en el continente; mas también a partir de la academia, las universidades, y en Brasil, en particular, con los cursos de posgrado. Su herencia es profunda en la transformación de la conciencia crítica y de una nueva cultura de los trabajadores sociales en América Latina. (Batista, 2016, p. 7)
Según Batista (2016), la teoría crítica marxista avanzó desde Althusser, Gramsci, Lukács, Lefebvre y el propio Marx. Por el interés de este documento, se destacan los aportes de Gramsci al trabajo social en relación con la concepción de hegemonía, intelectual, partido político, Estado ampliado, ideología y filosofía de la praxis. Simionatto (2011) señala que no se encuentra en Gramsci una discusión sobre las determinaciones económicas, punto central de la teoría marxista, sino que Gramsci aporta a la reflexión en el plano de lo estructural y superestructural:
Se puede afirmar que, en el ámbito del marxismo, Gramsci se presenta en ese periodo como uno de los referentes que le permite al trabajo social preguntarse sobre cuestiones relativas a las instancias estructurales y superestructurales, con reflexiones no solamente en la esfera económica, sino también política, ideológica y cultural. Entrarán en escena consideraciones relativas a las clases sociales, el Estado, la sociedad civil, el papel de las ideologías y de los intelectuales en el análisis y comprensión de la realidad social, posibilitando el desarrollo de una actitud más crítica e investigativa. (p. 25)
Definitivamente, en el marco del movimiento de reconceptualización, Gramsci se introduce como autor de referencia en la interpretación de la realidad latinoamericana y del papel del servicio social dentro de este contexto. Simionatto señala que «el proceso de reorganización del Estado, la necesidad de fortalecimiento de la sociedad civil y la dinámica misma de la realidad brasilera incentivaron a los profesionales a buscar nuevos referentes que posibilitaran recuperar la práctica y la formación profesional» (p. 170). Estas reflexiones se encuentran limitadas al escenario académico; sin embargo, desde allí se dan las propuestas investigativas que buscan superar los límites de la profesión. En el escenario del marxismo, las ideas gramscianas vienen a auspiciar esos nuevos análisis e interpretaciones de la realidad (2011).
Según Simionatto (2011), en Brasil se reconoce la obra de Marilda Iamamoto Legitimidad y crisis del servicio social como uno de los principales análisis basados en fuentes originales de Marx con algunas referencias a Gramsci, especialmente el tema de los intelectuales. En los años setenta, Gramsci era la base teórica de muchos trabajos académicos del servicio social. De este último aspecto se destaca el importante aporte en la comprensión del trabajador social como intelectual orgánico y su responsabilidad frente a las clases subalternas. Para Simionatto, no siempre estas interpretaciones teóricas sobre el intelectual orgánico fueron correctas, y se creó una visión mesiánica errónea de la profesión. En resumen, para el autor, lo que sí puede afirmarse es que desde la academia se expandieron las reflexiones que usaban como marco teórico las ideas gramscianas y, desde estas reflexiones, surgen los planteamientos del papel político en la práctica profesional.
Se destaca también la obra del profesor Vicente de Paula Faleiros, en su libro Trabajo social: ideología y método, publicado en 1972, en Buenos Aires, y reeditado en 1981, en Brasil, bajo el título de Metodología e ideología del trabajo social (Simionatto, 2011). El texto, según Simionatto (2011), tiene ya sus fuentes en categorías gramscianas, y entrecruza el concepto de hegemonía e intelectual orgánico con el concepto de poder en Foucault. El texto presenta una «denuncia del trabajo social tradicional, resaltando la dimensión política de la práctica profesional y su vinculación histórica con el capitalismo y los intereses de la clase dominante» (p. 175). Para el autor, Faleiros supera el discurso académico analizando la práctica real de la profesión en el marco de la sociedad capitalista.
Ciertamente, la reconceptualización cambia la historia de la profesión y logra que se cuestionen tres aspectos: la tradición evolucionista explicativa del origen de la profesión, el soporte empirista que naturaliza los problemas sociales y la intervención atomizada o pulverizada desde la acción estatal (Alayón, 2004). En conclusión:
Todo esto es posible que se desarrolle a partir de la semilla de la autocrítica, nacida allí, en este movimiento. Como vimos, este movimiento tuvo un desarrollo diverso en su primera década y nos llevó a planteamientos simplistas y negadores de la historia misma, los cuales se resumen en el «mesianismo» —ilustrado con el «rol de agente de cambio»— y el «fatalismo», inmovilizador y negador de la capacidad creativa derivado de la comprensión instrumentalista, mecánica del papel del Estado y de la inserción que en él hace el trabajo profesional. Sin embargo, lo cierto es que es la cuna del pensamiento crítico del trabajo social. (p. 37)
En la reconceptualización se logra el reconocimiento y la indagación de la dimensión política de la profesión, y el afianzamiento de la necesidad de intervenciones desarrolladas con la mediación de la teoría. Surge el impulso al desarrollo de la producción teórica y la necesidad de profundizar el estudio de los vínculos entre la profesión y la sociedad; el develamiento de la naturalización de las necesidades y problemas sociales; la creación de la posibilidad de pensar las imposibilidades hasta entonces no pensadas y aceptadas, y de situar tales imposibilidades ya no de manera esencialista, sino situadas histórica y socialmente. Por último, cabe resaltar el replanteo de la siempre conflictiva relación entre teoría, método y empirismo (Alayón, 2005).
A partir de los aportes teóricos y las tendencias en la interpretación respecto de la formación y acción profesional, Iamamoto (2018) resume el proceso de reconceptualización en cuatro puntos, que constituyen la preocupación central que este movimiento aporta a la profesión: 1) la comprensión de las relaciones de dependencia de Latinoamérica respecto de países centrales; 2) la vinculación del proyecto profesional con las luchas de los movimientos sociales; 3) la introducción en la reflexión epistemológica, metodológica e ideológica propia de la profesión, y 4) la politización de la acción profesional comprometida con la transformación de desigualdades. Este debate lleva a considerar propuestas como el trabajo social alternativo, que incorpora, entre otros, los elementos señalados anteriormente por Imamoto, y que abre las posibilidades de intervención del trabajo social en temas comunitarios, de desarrollo y de transformación social.
En este mismo sentido, Netto (2006) subraya cómo el trabajo social en esta etapa de la reconceptualización configura su proyecto ético-político y adopta, o pretende asumir, un proyecto societario que, en su momento, recogiera los intereses de la clase en disputa; en СКАЧАТЬ