Teatro aplicado en educación. Varios autores
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Название: Teatro aplicado en educación

Автор: Varios autores

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия:

isbn: 9789561427952

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СКАЧАТЬ Robles y Civila (2004) el teatro es el escenario perfecto para una pedagogía alternativa, ya que representa una metodología participativa y democrática que fomenta la cooperación, el trabajo en grupo y estimula la reflexión sobre las distintas actividades. Esto lo convierte en un vehículo para transmitir valores de tolerancia, respeto, solidaridad, crítica y denuncia.

      Una de las formas más reconocibles del teatro en la educación es el juego, el que se puede definir como: «el modo que tiene el niño de pensar, probar, relajarse, trabajar, recordar, competir, investigar, crear, ensimismarse» (Slade, 1978 en Núñez y Navarro, 2007). El juego, como manifestación espontánea y natural de la edad infantil, va evolucionando desde lo que se puede considerar un proceso lúdico a un proceso artístico, pasando por etapas claramente definidas: juego simbólico, juego dramático, representación de papeles y teatro (Motos y Navarro, 2003). Onieva (2011) resume en la Tabla 2 cómo diversos autores han llegado a establecer una relación directa entre las distintas actividades dramáticas y las edades de sus participantes.

      De esta manera, el arte dramático ha obtenido una mayor presencia y visibilidad en los planes de estudio a partir de los cambios generados por el paradigma constructivista, el surgimiento de nuevos modelos de aprendizaje y el establecimiento de la creatividad y la innovación como objetivos principales de la enseñanza del futuro. En este sentido, señala Baldwin (2014), el teatro ha constituido desde sus inicios una estrategia de aprendizaje creativa, por lo que está presente en una gran variedad de asignaturas, no solo en lengua: «en clase de arte dramático se emplean una serie de estrategias que ofrecen acceso a una variedad de estilos educativos preferidos. Las actividades se basan en los intereses de los alumnos, son multisensoriales, experimentales y van alternando trabajo individual, en grupo o con toda la clase». Así, el informe titulado All Our Futures: Creativity, Culture and Education realizado en Inglaterra concluye que: «el arte dramático está en la cima del aprendizaje motivante» (NACCCE, 1999 en Baldwin, 2014). El teatro ha cobrado fuerza, además, gracias a los estudios del cerebro y los recientes avances de la neurociencia.

      Tabla 2. Actividades dramáticas y etapas del juego

      Onieva (2011) describe las diferentes aplicaciones que tiene la dramatización como recurso educativo en Lengua y Literatura, Segundas Lenguas, Matemáticas, Historia, Ciencias y Educación Especial. En el caso de Lengua y Literatura el aporte de la dramatización es que puede ser utilizado «como una estrategia didáctica para la realización de comentarios de textos, debates, análisis lingüísticos y otros proyectos», mientras que en el caso de la enseñanza de Segundas Lenguas se ejercita de una forma más natural y espontánea «la expresión oral, (esencialmente la entonación), se aprenden a usar correctamente las estructuras gramaticales, se asimilan mejor los conceptos así como los contenidos conceptuales y procedimentales». En el caso de Matemática, la dramatización y más específicamente la escenificación de conceptos matemáticos, puede constituir una manera lúdica eficaz de romper con la falta de motivación por esta asignatura y acercar a los alumnos a símbolos abstractos más complejos. Respecto a las asignaturas de Ciencias Naturales e Historia, resulta interesante el uso del teatro como forma para tratar de manera más real las circunstancias históricas, culturales, económicas, sociales y políticas de una comunidad, recreando situaciones del pasado o caracterizando personajes históricos por medio de la experimentación. Finalmente, entre las aplicaciones en Educación especial o terapéutica las posibilidades son muchas, siendo su principal objetivo fomentar «la autoexpresión, la adquisición de nuevas formas de comunicación, el conocimiento de sí mismos y la construcción de su propia identidad, todo ello en un ambiente lúdico, de diversión, pero ordenado y seguro (Morris, 2001 en Onieva, 2011).

      Pese a lo anterior, Baldwin (2014), indica que, aunque el arte dramático aplicado a la educación favorece que el niño viva «una experiencia activa, interactiva y reflexiva, compartida y creativa», este ha sido permanentemente relegado del sistema educativo. Ejemplifica con lo ocurrido en el mundo británico, donde las artes escénicas no son consideradas en el currículo de 1990, a diferencia de las nuevas asignaturas de Música y Artes Plásticas. En las posteriores revisiones del currículum, se incluyó el teatro como parte del diálogo y la escucha, aunque estas habilidades solían ser ignoradas casi por completo producto de la primacía de la lectura y la escritura. Más tarde, algunas de las técnicas dramáticas entraron a formar parte de la formación obligatoria, pero la adopción de un sistema educativo más estricto, asociado al contenido, fue limitando los espacios para el desarrollo de competencias artísticas, aun cuando «el Reino Unido seguía siendo (y aún es) uno de las naciones líderes en la práctica dramática». En la actualidad, señala que las artes escénicas prácticamente desaparecieron como asignatura en la educación primaria: se cursa en menos del 50% de los centros de educación del país. En lo que respecta a la educación secundaria, esta profesora de arte dramático que además ha sido presidenta de la International Drama, Theatre and Education Association (IDEA) entre los años 2010-2013, señala que cuando se implementó el nuevo plan de estudios en 2008, la posición del arte dramático en Inglaterra se deterioró aún más.

      En España, Cervera (1993) describe el recorrido del teatro en educación desde sus inicios hasta nuestros días. Así, la relación entre teatro y escuela se inicia en el siglo XVI con el llamado “teatro escolar de los Jesuitas”. Durante varios siglos se centra en la figura del niño como espectador de obras dramáticas, a partir de lo cual se va desarrollando el teatro infantil y el teatro juvenil. Posteriormente, se comienza a considerar que el juego teatral forma parte de la realidad del niño y se introduce la dramatización para la Educación General Básica en el marco de La Ley Villar Palasí. Pese a ello, no se consideró de forma paralela una formación adecuada dentro de las Escuelas Universitarias de Formación del Profesorado. De este modo, la presencia efectiva del teatro en educación se deja a la valentía, disposición y capacidad de los propios profesores, quienes no cuentan oficialmente con una formación para ello: «Por muchas razones, los profesores de Primaria se resistirán a montar teatro en los colegios. Pero si se fomenta la dramatización desde las Escuelas Universitarias de Formación del Profesorado o desde las Facultades de Educación […] tal vez se conseguiría abrir un paréntesis en el que todos los educadores de Preescolar y Primaria se enteraran bien de lo que es dramatización y se consiguiera de ellos que la practicaran con sus alumnos».

      En Chile, al interior del sistema educativo, el teatro también queda sujeto a las capacidades del profesor para integrarlo transversalmente en su programación, lo que a menudo no sucede producto del peso excesivo dado a las asignaturas consideradas troncales, como son Lenguaje y Matemática. Dentro de la asignatura de Lenguaje y Comunicación, el teatro se incluye como parte de los objetivos de aprendizaje del eje de Comunicación oral, que suele ser el menos desarrollado, ya que no hay pruebas estandarizadas que midan estas habilidades con el mismo rigor con el que se miden las habilidades de lectoescritura. Se privilegian, de este modo, los ejes de Lectura y Escritura, cuyos objetivos de aprendizaje sí se miden en pruebas del tipo SIMCE (Sistema Nacional de Evaluación) o PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes). En otra instancia, el teatro debe ser entendido en Chile desde el punto de vista de la Educación Artística la que, a su vez, en los espacios de educación formal se encuentra limitada por el currículo escolar, el cual está organizado en disciplinas que conforman las asignaturas: «Esta división entre materias ha heredado la jerarquización de las disciplinas, lo que sumado a otros componentes del sistema, como las evaluaciones estandarizadas, ha mantenido la valoración de unas asignaturas por sobre otras, así como el predominio de un modelo de aprendizaje sometido a criterios selectivos y funcionales y a un determinado tipo de logros» (Rojas, 2016).

      De esta manera, el teatro actualmente no constituye todavía una asignatura obligatoria en ninguno de los subsectores de enseñanza y, por tanto, su presencia en la formación inicial del profesorado resulta escasa en el mundo hispanohablante. Sin embargo, tal como se ha expuesto anteriormente, en el año 2016 se ha abierto un Programa de Formación Pedagógica que incluye la subespecialidad de Profesor en Artes Escénicas. Este programa, СКАЧАТЬ