El amor que nos devuelve la identidad. Sebastián Escudero
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      cuánto he esperado que vinieras a mí.

      Yo sé bien lo que has vivido,

      yo sé bien cuánto has llorado,

      yo sé bien lo que has sufrido,

      pues de tu lado no me he ido

       Pues nadie te ama como yo.

       Mira la cruz,

       esa es mi más grande prueba.

       Nadie te ama como yo…

       Fue por ti, fue porque te amo.

       Nadie te ama como yo.

      Yo comencé a llorar como un niño al escuchar esta canción. No entendía lo que estaba sucediendo, pero era la primera vez en mi vida que me sentía amado de esa manera. Sentí una especie de abrazo que jamás pude explicar bien, pero era tan real, tan especial. Era el abrazo de mi Papá, era el toque de mi Jesús, era la presencia sanadora del dulce Espíritu Santo… era Dios que entraba en mi vida para plantar una bandera para siempre.

      Si bien la conversión no fue de la noche a la mañana, aquella noche mi vida cambió radicalmente. Me supe necesitado por Dios para ayudar a miles de personas a tener esta experiencia que alumbró mi oscuridad. Y acepté. Y me enamoré perdidamente del Dios que me había salvado la vida revelándome mi verdadera identidad. Descubrí mi vocación misionera. Fui sanado por el Señor de mis miles de complejos y empecé a cumplir uno a uno todos mis sueños, en contra de cualquier diagnóstico del pasado o maldición recibida desde niño. Empecé a predicar, en contra de mis crisis de tartamudez; a cantar para el Señor; a estudiar la Biblia, recibiéndome en mi carrera de teología con la medalla de oro al mejor promedio de todas las carreras del instituto; a escribir; a ser feliz y disfrutar de la vida en abundancia que el Señor me tenía preparada. Sé quién soy y cuánto valgo.

      Hace un tiempo, este Dios hermoso al que me consagré me pidió que pusiera por escrito todo lo que había aprendido acerca de este Amor que conocí, no en teorías, sino en la experiencia personal, y que lo puedo experimentar cada día de mi vida. Así nació este libro, que no dudo que será de mucha bendición para tu vida. Mi oración es que al leer cada párrafo de esta obra, seas alcanzado por ese Amor que transforma la vida de las personas…

      El amor que nos devuelve la identidad.

      Sebastián Escudero

      [email protected]

      Al meterme en el texto, entiendo que yo formo parte de esa especie de novela romántica. Nouwen me enseñó a descubrirme como el hijo menor que se pierde en un país lejano, pero que al regresar a su hogar descubre quién era verdaderamente. No obstante, también me enseñó a verme como el hijo mayor, tan cerca de su padre, pero a la misma vez tan perdido en el celo, en el rechazo, en el puritanismo, en la soberbia. Y sin embargo, la gran conclusión de Nouwen es que debemos anhelar convertirnos en el Padre, imitar su compasión, su desprendimiento, su misericordia… su perfección.

      Desde el año 2000, en que el Señor me motivó a dedicarme a tiempo completo a la predicación del evangelio, esta cita bíblica se ha convertido en la principal a la hora de dar el anuncio evangélico. De más de 100 mensajes que el Señor me ha inspirado en todos estos años para compartir con mis hermanos, la parábola del padre misericordioso es la que ocupa el primer lugar. Predicándola prácticamente cada semana de mi vida en un lugar distinto durante cerca de siete años, he ido adquiriendo un conocimiento cada vez más enriquecedor del texto bíblico. Y eso, sumado a las revelaciones que he ido teniendo en estos años, ya sea en mi meditación o estudio bíblico, o en mi oración personal, o en la escucha de la predicación de la Palabra de una gran gama de predicadores de todo el mundo, o de la lectura de libros de numerosos maestros de espiritualidad, han ido aumentando mi conocimiento y profundidad acerca del amor misericordioso de Dios. Razón por la cual decidí volcar lo que he aprendido y dejarlo por escrito para las próximas generaciones.

      Soy consciente de que me falta demasiado por experimentar y saber acerca de Dios; san Agustín dice que moriríamos en el acto si sintiéramos todo el amor que Dios nos tiene, porque no estamos preparados para recibir tanto amor. También soy consciente de que cada uno de los errores de los hijos de la parábola, son mis propios errores, que he cometido, cometo a diario y estoy por comenzar a cometer seguramente. Por eso la narración de casi todo el libro está hecha en tercera persona del singular.

      Este segundo libro mantiene el estilo del anterior, enfrentando la tormenta, con enseñanzas que tienen un fuerte contenido bíblico, matizadas con testimonios personales y elementos psicológicos y espirituales. No es un libro de teología, sino de espiritualidad; pero dicha espiritualidad está enmarcada por la Tradición y el Magisterio de la Iglesia. Son las prédicas que he realizado oralmente en cientos de eventos, pero ahora puestas por escrito. Trato de utilizar un lenguaje sencillo que haga fácil la lectura del mismo a nivel universal.

      Y al igual que el anterior libro, está dividido en dos partes: Perdiendo Identidad y Recuperando Identidad. En la primera parte reflexiono acerca del hijo menor (Lc 15, 11-16) en su alejamiento progresivo de la presencia de su padre que lo hace llegar a la locura de mendigar la comida de los cerdos. Para ello utilizo la figura de una pelea de boxeo con el diablo, el cual nos va golpeando progresivamente hasta hacernos perder la identidad; desde los golpes del odio hasta los golpes de andar arrastrados pidiendo que nos quieran. La segunda parte es, sin duda, la más emocionante e impactante; es la reflexión del retorno del hijo menor a la casa de su padre, donde es recibido sorpresiva y amorosamente por un padre cuyo amor desconocía. Pero también es la reflexión del recibimiento del hijo mayor, con el que tantos se sentirán identificados. Y finalizo, al igual que mi maestro Nouwen, invitando a imitar la manera de bendecir del Padre.

      Te pido que me acompañes a recorrer esta apasionante historia de amor que jamás ha podido ni podrá ser superada ni por los mejores cineastas o novelistas de todos los tiempos. Y si eres de los que necesitan rezar una oración antes de leer un libro, te dejo el estribillo de una canción franciscana llamada El Trovador, que está compuesta como si la cantara el mismo Francisco de Asís, y que da a entender lo que sugiere la imagen de la tapa del libro:

      Yo quiero ser evangelio viviente,

      abandonarme en tus brazos Señor,

      ser como un niño que juega o se duerme,

      mientras su padre lo envuelve en su amor.

      1- NOUWEN, Henri J.M. The Return of the Pródigal Son. Ed. Bantam Doubleday Dell Publishing Group, Inc. Traducción en castellano, СКАЧАТЬ