La belleza del mundo. Cory Anderson
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Название: La belleza del mundo

Автор: Cory Anderson

Издательство: Bookwire

Жанр: Книги для детей: прочее

Серия: La belleza del mundo

isbn: 9786075573328

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СКАЧАТЬ murmullo se elevó entre la multitud. Rostros del pasado. Chicos que alguna vez habían sido sus amigos. Años atrás. Jack pudo escuchar fragmentos de conversación.

      —Maldición. ¿Viste a Luke?

      —Ella le encajó un lápiz…

      —Ése es Jack Dahl. Su padre es el que…

      Jack observó a los estudiantes que estaban hablando. Sus voces se apagaron al verlo, hasta que no hubo ningún sonido en ninguna parte. Los miró fijamente. A cada uno de ellos. Sus rostros. ¿Cómo sería? ¿Cómo sería ser así? ¿Tan normal? Los observó hasta que, uno por uno, apartaron la mirada. Él sabía en quién estaban pensando. Eres como él, pensó. Acorralado en una esquina, eres igual que él.

      Sonó el timbre y la multitud cobró vida.

      El ruido regresó. Los espectadores se movieron.

      Miró a la chica. Tenía la cabeza inclinada y su cabello oscuro ocultaba su rostro. Él se agachó, recogió los papeles sueltos y levantó uno de sus libros. La portada mostraba un globo aerostático con letras descoloridas en la parte superior. Cálculo, quinta edición. Se enderezó y le tendió los papeles.

      —¿Estás bien?

      Ella levantó la cabeza y lo miró a los ojos: la vio claramente por primera vez. Mejillas de manzana y piel desnuda. Ojos de un doloroso color avellana. Su voz salió con aspereza.

      —Aléjate de mí.

      Él dio un paso atrás.

      Ella le arrebató los papeles. Jack vio un tatuaje en el interior de su muñeca. Un corazón. Negro como el ónix. Un pequeño corazón negro.

      Ella giró sobre sus talones. Su espalda muy recta; su cabello, una revolución de giros y espirales. Caminó por el pasillo hasta el baño de chicas a grandes zancadas y desapareció en su interior.

      Jack se quedó allí parado, estúpidamente, sosteniendo su libro en la mano. El pasillo ahora estaba vacío. Entonces abrió la tapa. Su nombre estaba impreso en letras negras en la parte superior, con su número de teléfono escrito debajo.

      AVA.

      Se quedó examinando el libro por un minuto y se preguntó por qué Ava tendría tanto miedo. Luego abrió su mochila y guardó el libro dentro.

      Aléjate de mí.

      Qué frase tan encantadora.

      Debería haberle dado las gracias a Jack. Trató de ayudarme. Levantó mi libro. Debería haberle agradecido. Pero tienes que entender: yo sabía quién era Jack. Lo supe en cuanto Luke dijo su nombre.

      Jack Dahl.

      ¿Cómo está tu papá, Jack? ¿Cómo la está pasando?

      Jack era el hijo de Leland Dahl.

      Leland Dahl, que robó una casa de empeño con mi padre y fue a la cárcel. Leland Dahl, que sabía dónde estaba el dinero.

      En el baño, me lavé las manos. Las lavé una vez, las froté. Las lavé de nuevo. Luego entré en un cubículo y cerré la puerta. La respiración se estremecía y temblaba a través de mí. Los pensamientos me golpeaban en una rápida y afilada secuencia.

      Jack Dahl es peligroso.

      Mantente alejada de él.

      Mantente alejada.

      Tanto como puedas.

      He hablado un poco de mi padre. Su nombre es Victor Bardem. No le digo padre. Yo tenía diez años cuando robó Lucky Pawn. Fue un martes de agosto. Llegó a casa muy tarde en la noche, con un hombre al que nunca había visto. Debería haber estado dormida, pero no teníamos aire acondicionado y hacía calor. Mi camisón se pegaba a mi piel incluso sin tener las sábanas encima. En ese momento vivíamos en un remolque en las afueras de Rigby. Mamá ya se había ido en ese momento.

      Esto es lo que sucedió.

      Bardem apaga el motor de la Land Rover y se baja. Se para frente al remolque, lo observa. Una pálida silueta con revestimiento de aluminio. La luna es una rendija en el cielo. El otro hombre sale por el lado del pasajero. Tiene un bigote que cuelga a ambos lados de su boca y un tatuaje en el brazo de un par de manos juntas, en señal de oración. Lleva una escopeta con el cañón recortado. Mira a Bardem y espera.

      Bardem está ahí, analizando el remolque. Las ventanas oscuras. Nada se mueve en su interior. La lámpara sobre la puerta arroja su resplandor sobre el porche delantero.

      —¿Crees que se haya ido con el dinero? —dice el otro hombre.

      —Sí, eso creo.

      —¿Crees que haya escondido el maletín en alguna parte?

      Bardem sonríe con gesto distraído. Camina al porche y se sienta en una silla de jardín de plástico verde. Casual. Relajado. Mira al hombre.

      Silencio.

      El hombre escupe sobre la tierra. Gotas de sudor resbalan por su frente. No se mueve el aire. Cojea hasta el porche y se apoya en la barandilla. Sostiene la escopeta en una mano, con el cañón apuntando al suelo. Una sombra oscura mancha el muslo izquierdo de sus jeans. Asiente con la cabeza hacia el remolque.

      —¿Tienes un vendaje allí dentro?

      Bardem no parece oírlo. Inclina la cabeza hacia el remolque como si estuviera escuchando algo.

      Todo está callado. Un búho ulula.

      —¿Quieres ir a buscarlo? —pregunta el hombre—. Podríamos intentar encontrarlo.

      Bardem permanece inmóvil.

      —¿Sabes dónde escondería algo?

      El hombre sacude la cabeza.

      —No. Pero tú lo conoces mejor. Sabes dónde vive.

      Se seca el sudor de la frente y cojea con la pierna sana.

      —Estoy sangrando mucho. ¿Tienes algunas vendas?

      —¿Estás seguro?

      —¿Qué?

      —Dije: ¿estás seguro? Que no sabes dónde escondería algo.

      —No lo sé.

      Bardem posa los ojos en el hombre. La sonrisa se demora en sus labios.

      —Necesito hacer algo con esta pierna —el hombre se acerca al porche y vuelve a mirar el remolque—. ¿Tienes antibióticos?

      —¿De qué me sirves?

      El hombre lleva rápidamente su mirada a Bardem.

      —¿Qué?

      Bardem СКАЧАТЬ