Название: E-Pack Se anuncia un romance abril 2021
Автор: Varias Autoras
Издательство: Bookwire
Жанр: Языкознание
Серия: Pack
isbn: 9788413757148
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Sorprendió a su hermano en mitad de una llamada. Brock levantó la mirada hacia él y le indicó con el dedo que esperara, pero Flynn negó con la cabeza, le hizo un gesto para que colgara y cerró la puerta.
–¿Algún problema? –le preguntó Brock tras colgar el teléfono.
–¿Qué hiciste con los papeles de mi divorcio?
Brock se echó hacia atrás en el asiento. La sorpresa se reflejó en sus ojos, tan azules como los que Flynn veía en el espejo cada mañana, pero rápidamente dejó paso a una expresión de cautela.
–Los enviaste por correo, ¿verdad, Brock? –lo acució Flynn.
Su hermano se levantó y exhaló lentamente el aire. Abrió un cajón con llave y sacó unas cuantas hojas.
–No –murmuró.
Flynn se quedó de piedra.
–¿Cómo que no?
–Se me olvidó.
–¿Que se te olvidó? –repitió Flynn sin salir de su asombro–. ¿Cómo es posible?
Brock se llevó una mano a la nuca y puso una mueca, visiblemente incómodo.
–Al principio retuve los papeles, porque estabas tan destrozado por la pérdida de Renee que albergaba la esperanza de que superarais vuestras diferencias. En parte me sentía responsable por los problemas que sufrió tu matrimonio, ya que no dejaba de presionarte para que dejaras el trabajo que tanto te gustaba y te convirtieras en el vicepresidente de Maddox Communications. Y después… sencillamente se me olvidó. Admito que fue un fallo imperdonable, pero recuerda que todos pasamos por momentos muy difíciles tras la muerte de papá.
A Flynn no se le sostenían las piernas. Se dejó caer en un sillón y hundió la cabeza en las manos. Aún estaba casado… Con Renee.
Y si ella se hacía pasar por su mujer, era obvio que también sabía que el divorcio no se había hecho efectivo. La pregunta era ¿desde cuándo lo había sabido? ¿Y por qué no lo había llamado para recriminarle que no hubiera enviado los papeles? Ni siquiera le había mandado a su abogado.
–¿Estás bien, Flynn?
Claro que no estaba bien…
–Sí –respondió automáticamente. Nunca había compartido sus problemas con nadie, y no iba a empezar ahora.
Sin embargo, a medida que la conmoción se disipaba, una emoción completamente distinta ocupaba su lugar. Esperanza… O más bien, excitación.
No estaba divorciado de su mujer.
Tras años de silencio tenía una razón de peso para contactar con ella. No sólo para preguntarle por qué quería aprovecharse de su esperma congelado y no sólo para decirle que seguían casados, sino para saber por qué ella pretendía tener un hijo suyo… La situación le parecía tan irreal que sentía estar flotando en una nube.
–Llamaré a mi abogado para averiguar en qué situación me encuentro. Y mientras tanto, me tomaré unos días libres.
–¿Tú? Pero si tú nunca descansas… Además, por mucho que odie decirlo, no es un buen momento para tomarse unas vacaciones.
–Me da igual. Tengo que ocuparme de esta situación, y debo hacerlo ahora.
–Supongo que tienes razón… Te pido disculpas. Si hubieras mostrado el menor interés por cualquier otra mujer, tal vez me habría acordado de esos papeles. O tal vez no. Es una excusa muy pobre, pero es la verdad. Y dime… ¿a qué se debe este repentino interés en tu divorcio? ¿Es que Renee piensa volver a casarse?
Flynn se estremeció. Era lógico que Renee hubiera salido con otros hombres desde su separación, pero la idea le despertaba unos celos que deberían haber muerto hace mucho. Se levantó y agarró el documento que tenía que haber puesto fin a su matrimonio. Decidió que no le contaría nada a Brock sobre la inseminación artificial. Era mejor que nadie más lo supiera.
–No conozco los planes de Renee. Hace años que no la veo –ella lo había querido así. Pero ahora tendrían que volver a verse, y sólo de pensarlo se le aceleraban los latidos.
–Flynn, no es necesario que te recuerde que debemos mantener todo este asunto en privado, pero aun así voy a hacerlo… Si esto sale a la luz, quedaremos en una posición muy débil frente a Golden Gate Promotions. Y lo último que quiero es que ese bastardo de Athos Koteas saque partido.
La mención de su rival estuvo a punto de sofocar el entusiasmo de Flynn.
–Lo entiendo.
Regresó a su despacho y fue directamente hacia la trituradora de papel. Desde la ventana se veía el perfil de la ciudad bajo el sol matinal, como simbolizando un nuevo comienzo. Perder a Renee fue lo peor que le había pasado, pero la negligencia de su hermano mayor le había dado la oportunidad perfecta para saber si aún sentía algo por ella, y de ser así, para intentar recuperarla.
Introdujo uno a uno los papeles del divorcio en la trituradora, y se deleitó con el chirrido de la máquina al hacer trizas el mayor fracaso de su vida.
Al acabar sintió ganas de celebrarlo, pero lo que hizo fue sentarse ante el ordenador.
Lo primero era localizar a su esposa.
MADCOM2.
La matrícula del BMW color azul llamó la atención de Renee al girar en el camino de entrada a su casa. A punto estuvo de tirar el buzón con el parachoques de su minifurgoneta, pero sus rápidos reflejos lo impidieron en el último segundo.
MADCOM significaba Maddox Communications.
El estómago le dio un vuelco. Conocía muy bien al propietario de aquel vehículo, gracias al número 2 que aparecía en la matrícula. Se trataba de su ex… no, no era su ex. Seguía siendo su marido, y estaba bajando del coche.
Desde que escuchó el mensaje de la clínica informándola de que su petición para usar el esperma de Flynn le había sido denegada, supo que sólo era cuestión de tiempo que Flynn fuera a buscarla. La clínica debía de haberse puesto en contacto con él, tal y como su abogado le había advertido.
Pero no se esperaba ver a Flynn acercarse a su coche y esperar a que le abriera la puerta. Con el corazón desbocado, retiró la llave del contacto, agarró el bolso del asiento contiguo y salió, intentando aparentar tranquilidad, ignorando la mano que Flynn le ofrecía. Aún no podía tocarlo, y no estaba segura de que pudiera volver a hacerlo alguna vez, ni siquiera de la forma más natural.
Echó la cabeza hacia atrás y miró al hombre al que había amado con todo su ser. El mismo hombre que le había roto el corazón.
Flynn había cambiado mucho y al mismo tiempo nada. Sus ojos eran de un azul radiante y su pelo, negro como el azabache, aunque empezaban a aparecer canas por las sienes. Seguía siendo tan ancho de hombros como lo recordaba, y no parecía haber ganado ni un gramo. En todo caso, su mentón СКАЧАТЬ