Las cosechas son ajenas. Juan Manuel Villulla
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Название: Las cosechas son ajenas

Автор: Juan Manuel Villulla

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия: Tierra indómita

isbn: 9789874039248

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СКАЧАТЬ mi oficina del Centro Interdisciplinario de Estudios Agrarios, con su tesis de licenciatura en una mano —sobre los horticultores de La Plata, si mal no recuerdo— y en la otra su deseo de hallar un camino, que asociado al quehacer de su profesión, le permitiera avanzar en los que anunciaba como sus dos principales centros de interés: los estudios agrarios y el compromiso personal con la perspectiva y necesidades de los sectores populares.

      Al respecto se me ocurre pensar en lo que Sartre contó alguna vez sobre un muchacho que —en tiempos de la ocupación nazi de Francia— le pidió consejo sobre su conflicto respecto a permanecer con su madre de la que era único sostén o sumarse a la resistencia, a lo cual respondió que si lo consultaba con él era porque ya había elegido. Efectivamente Juan Manuel había tomado, en realidad bastante antes, su decisión, y en todo caso necesitaba alguna ayuda para orientarse en el ámbito académico al que se incorporaba como profesional.

      Por ese entonces, en mis fantasías creía tener —lo que el tiempo está revelando como muy cierto— mi agenda de trabajo completamente cubierta en línea con una eventual esperanza de vida promedio, y rumiaba en silencio la frustración de presentir que no habría tiempo para profundizar el estudio de cuatro temas que consideraba claves para el (mi) mejor conocimiento de la historia, la teoría y la actualidad del agro pampeano. Pero alguien debería hacerlo. El primero de mis actuales colegas y amigos que “compró” una de las propuestas fue Pablo Volkind, autor hoy de una tesis doctoral donde realiza una contribución fundamental al análisis del desarrollo del capitalismo en la agricultura bonaerense en el parte aguas de los siglos XIX y XX. El segundo fue el economista, y por entonces novel Master, Diego Fernández, que acabaría doctorándose con una excelente investigación sobre el proceso de concentración económica —núcleo de la correspondiente cuestión agraria— que viene teniendo lugar en la región pampeana durante el último cuarto de siglo. Dejo a Juan Manuel para el siguiente párrafo y manifiesto mi satisfacción por haber hallado en Fernando Romero Wimer al estudioso que se hizo cargo de mostrar, también mediante una tesis doctoral, como el capital extranjero —el imperialismo— juega un rol central en el control y operación de buena parte del sistema agroindustrial argentino, sumando desde allí a la condición dependiente que caracteriza al capitalismo argentino.

      Volviendo a los primeros encuentros con Villulla, cuál no sería mi alegría al comprobar que no sólo compartíamos el interés por los temas que recién enumeré, sino que —en particular— sin dejar de reconocer el papel y los problemas de los chacareros pampeanos, nos aguijoneaba la convicción de que las “cosechas récord” aparecían en lo fundamental como una obra de autor desconocido. Efectivamente, se asociaban con los pooles de siembra, los grandes terratenientes capitalistas, la innovación en maquinaria y los nuevos paquetes tecnológicos, las redes y otros recursos organizacionales, y —en todo caso— con los contratistas de labores agrícolas. Frente a este panorama coincidimos en que resultaba de imperiosa necesidad investigar acerca de los productores invisibles de los cien millones de toneladas de granos, que por cierto no eran otros que los obreros rurales. Y Juan Manuel aceptó el desafío.

      Enseguida quedó claro que más que invisible, se trataba de un sujeto social invisibilizado, por los actores que monopolizan el discurso del “campo”, por los sindicalistas que deberían representarlos, por la política en sus diversas manifestaciones, por las características de los procesos de producción modernos —que los aíslan y dispersan—, y también por una literatura especializada que, aunque rica en el estudio de los trabajadores rurales, poco aportaba sobre la vida y el quehacer de los operadores asalariados de sembradoras, cosechadoras y pulverizadoras, tanto los dependientes permanentes y temporarios de chacras y estancias como, especialmente, los empleados por los contratistas de servicios.

      Villulla no se desalentó por las dificultades que amenazaban su proyecto, y como corresponde, desde una perspectiva histórica y pensando teóricamente, dedicó tiempo y esfuerzos a examinar bibliografías y fuentes documentales, para luego sumergirse en un prolongado y exhaustivo trabajo de campo, que le permitió adquirir un conocimiento profundo de las tareas, opiniones, problemas, aspiraciones, alegrías y sufrimientos de decenas de obreros agrícolas, compartiendo con sus entrevistados labores —más de una vez montado en sus equipos— y experiencias de vida. Sobre esta base, articulando los aspectos empíricos y conceptuales, el autor analiza críticamente y aporta valiosos argumentos sobre problemas tales como la superexplotación a la que es sometida esta mano de obra —creadora de lo esencial del valor agrario—, las características de las heterogéneas formas de las relaciones obrero-patronales, y las diversas y específicas modalidades mediante las cuales se ejerce la dominación del capital y la resistencia, en condiciones ciertamente adversas, de los asalariados agrícolas.

      En suma, el resultado de su trabajo, una tesis doctoral sobresaliente, es la obra a la que nos estamos introduciendo en una versión renovada y de gran atractivo formal, que sin duda hará definitivamente visibles para los lectores la presencia de los principales productores directos del boom agrícola. En este sentido, este libro constituye una referencia ineludible en el área de los estudios sociales agrarios, y más en general de la clase obrera argentina. Felicitaciones.

      Eduardo Azcuy Ameghino

      Agradecimientos

      Este libro está basado en mi tesis doctoral presentada en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Si me decidí a recortar, pulir, profundizar y extender partes de ese texto original para transformarlo en esta publicación, eso tiene que ver en buena medida con el aliento que me dieron para hacerlo Alejandro Schneider, Silvia Lázzaro y Guido Galafassi, que en esa oportunidad constituyeron el tribunal que examinó mi trabajo. Hacia ellos, entonces, mi primer agradecimiento.

      La investigación me llevó a recorrer durante mucho tiempo cientos de kilómetros de pampa, de pueblos, de campos, de estaciones de servicio y de hoteles buscando a los obreros invisibles de las cosechas récord. No los hubiera encontrado sin el apoyo de diversas instituciones públicas y programas científicos para hacerlo. En primer lugar, el CONICET, a través de cuyas Becas de Posgrado entre 2008 y 2013, y la Posdoctoral entre 2013 y 2015, pude dedicarme de lleno a la elaboración de aquella tesis y luego de este libro. En segundo lugar, la Universidad de Buenos Aires, que además de acogerme en su fecundo ámbito de estudio, investigación y docencia, contribuyó a través de sus Proyectos UBACyT al financiamiento de ese extenso trabajo de campo, e incluso de esta publicación. En el mismo sentido, reservo un reconocimiento particular a la Facultad de Ciencias Económicas, que me adoptó en estos años como parte de sus docentes e investigadores; y a la Facultad de Filosofía y Letras, en cuyo Programa de Doctorado, encontré un ambiente de estudio e intercambio que me enseñó muchísimo. A la vez, no hubiera podido aprovechar todas las oportunidades de este entramado académico e institucional sin la ayuda de Pablo Pozzi y de Aníbal Viguera, a quienes agradezco su confianza y sus consejos. Por último, no dejo de guardar un afecto especial para con la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, en cuyo ámbito no sólo desarrollé mi formación de grado, sino que estreché lazos académicos y personales que espero sigan perdurando a través de los años.

      Deseo agradecer muy particularmente a Eduardo Azcuy Ameghino. A él debo la inspiración y la orientación para el estudio de lo que —quizá— sea el aporte más importante de este libro: su tema. Apostó a que el graduado prematuro que llegó a su oficina en la primavera de 2006 tomara en sus manos uno de los problemas menos abordados por los estudios agrarios, y lo hiciera parte de la crítica científica a un estado de cosas injusto, al que no nos acostumbramos, ni deseamos hacerlo. Desde ya, no creo haber cumplido del todo sus expectativas —no estoy seguro de que alguien las cumpla seguido—, pero en el camino y a lo largo de las horas que pasamos estudiando y discutiendo —a veces encendidamente—, siento que aprendí muchísimo. Eso lo ha hecho uno de mis grandes maestros, no sólo en nuestro quehacer académico. Además, le guardo una gratitud de largo plazo por haberme abierto las puertas de un espacio como el del Centro Interdisciplinario de Estudios Agrarios. СКАЧАТЬ