Название: Los hilos y deshilos de El Vecino del Ático
Автор: El Vecino del Ático
Издательство: Bookwire
Жанр: Языкознание
isbn: 9788418390074
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Se vistió con su supertraje y se sentó en la escalera de casa. Notó cómo por sus venas corría, además de sangre, un poder extranatural con tal fuerza que le produjo una excitación como nunca había sentido. Con el frío del mármol de los escalones combinado con el calor extremo que acababa de experimentar, no tuvo más remedio que dejar escapar algo del poder que poseía todo su ser y deslizar la mano derecha desde su cuello esbelto hacia sus pechos, donde sus pezones asomaban entre las pequeñas ranuras que formaban la rejilla del traje de superheroína. Con la otra, aprovechando que el uniforme disponía de una abertura en la parte de la entrepierna, empezó a masajear su sexo, obviamente húmedo de una manera más que considerable.
Se sentía en el cielo, por encima de todas aquellas almas que querían condenarla al infierno, y esa percepción la hacía masturbarse con más fuerza. Su mano deslizándose de arriba abajo estaba cada vez más empapada. Y el vello que estéticamente cubría y daba paso a su placer más absoluto se impregnaba de tan suculenta esencia que hacía la tarea mucho más fácil y agradable.
Se masturbó allí mismo. En la escalera de su casa. Con tanto ímpetu que, en el momento de correrse, todo su poder brotó, generando una onda expansiva que rebotó en la cabeza de todos aquellos que se habían tomado la licencia, de manera unilateral, de intentar ahogar su energía.
12
El día de NavidaX
Siguiendo con los retos y peticiones, para esta historia hubo una petición/sugerencia/aceptación de alguien muy conocida en el mundo liberal y de Twitter: MartinaLovesw, usuaria activa en Twitter y en Webcamer.
Era el día de Navidad, y sorprendió a la comunidad con una imagen de ella junto al árbol vestida con un gorro de elfo. Fotografía perfecta para explicar una leyenda.
Y por fin llegó el día.
Más bien, la noche. La noche de NavidaX. Esa noche en la que, según cuenta la leyenda, si has sido lo suficientemente malo con tus deseos y fantasías, a las doce de la noche aparecerá por tu casa la elfa del sexo.
Y la noche del 24 de diciembre de 2019 se apareció.
Fue en un hogar con todos los adornos dignos de tal festividad, donde habitaba una pareja que durante todo el año había estado fantaseando con un encuentro sexual a tres. Se masturbaban imaginando que la invitada a la fiesta estaba delante de ellos, mirándolos y dándoles instrucciones de cómo tenían que hacerlo, mientras ella, con su traje de látex abierto por delante por una cremallera, se acariciaba sus bellos y espectaculares pechos. Llegaban a hablarle como si realmente estuviera allí con ellos. Y eso los ponía ciertamente calientes. Cachondos, mucho más que cuando follaban solos.
Y en esa mágica fecha, cuando estaban en el sofá del salón besándose con lujuria y acariciándose —ella con lencería roja, formada por un tanga de raso y un sostén a juego, y él únicamente con el reloj que ella misma le había regalado el día de su cumpleaños—, apareció. De golpe. En un abrir y cerrar de ojos, allí estaba la elfa de la leyenda: MartinaLovesw.
No podían creérselo. Se presentó desnuda completamente, salvo por unas botas de pelo de un color rosita y un sombrero rojo y verde, característico de esos seres míticos y místicos que, según la tradición, ayudan a Santa Claus en sus menesteres navideños.
Estaba apoyada en el árbol de Navidad, en posición sugerente, y les dijo:
—¿Habéis sido malos? He venido a ver cómo folláis.
La feliz pareja se excitó de tal manera que empezaron a comerse la boca, dejando entrever sus lenguas juguetonas.
—Acaríciale el coño —le dijo la elfa.
Y él obedeció sin pensárselo dos veces. Su fantasía estaba allí, en el salón de su casa, y no pensaba cuestionarla. Pasó su mano por encima del tanga rojo y lo restregó para darles placer a las dos; a una obedeciéndola y a la otra masturbándola.
—Despójala del tanga y dámelo. Quiero comprobar lo cachonda que está.
Él lo bajó deslizándolo por las piernas lentamente pero con decisión, sin dejar de mirar cómo su invitada disfrutaba de su obra, y se lo dio. Como un obsequio. Como una ofrenda. Como ella esperaba.
La elfa lo recogió y lo acercó a su cara. Se deleitó con el aroma a sexo caliente y recién generado mientras con la otra mano empezaba a acariciarse su suave abertura. La mujer, sin cerrar los ojos, se dejaba hacer mientras disfrutaba al mismo tiempo que la elfa miraba.
De manera casi imperceptible, la invitada a la fiesta se acercó. Se arrodilló delante del sofá, agarró la polla que tenía delante y se la introdujo en la boca sin dejar de oler la magnífica prenda que desprendía ese olor que tanto le gustaba: olor a sexo, a pasión, a deseo. La bajó hacia su sexo y se masturbó con el tanga humedecido por el mar situado entre las piernas de la mujer. Se separó un par de metros tras haber saboreado el falo duro que había hecho suyo durante unos minutos todo lo que quiso y les dijo:
—Ahora ya podéis follar. Que yo lo vea.
Y, como orden sagrada, la pareja le hizo caso. Ella se puso encima de él y lo cabalgó, sintiendo la dureza de la polla en sus entrañas. Gimieron. Los dos; ella por notar cómo los ojos de su fantasía hecha realidad se le clavaban en la espalda tras la fantástica orden de que follaran y él por sentir cómo su mujer lo absorbía cual aspiradora, también delante de la visita.
Y cuando fueron a correrse, en el momento justo del orgasmo, con las respiraciones a punto de salírseles del pecho y los ojos de las órbitas, la elfa desapareció, dejando en el suelo el gorro de color verde y rojo con el que había aparecido.
Feliz NavidaX.
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