La rebelión de José Gabriel Tupac-Amaru en las provincias del Peru, el año de 1780. Anonymous
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СКАЧАТЬ dirigieron los Cabildantes á esta pia demostracion, pero estando ya á las puertas de la iglesia, salió al encuentro el sacristan para decirles que no habia misa, porque ninguno habia dado la limosna.

      Estaban las cosas en este crítico estado, cuando llegó la noticia de la muerte de Tomas Catari; y creyendo el corregidor de Pária, D. Manuel Bodega, que quitado este sedicioso perturbador de la quietud pública, le seria fácil sugetar la provincia, cobrar los reales tributos y su reparto, determinó ir á ella con armas y gente. Pidió para esto á Urrutia le auxiliase con soldados, que le negó, previniendo no podian resultar buenas consecuencias: pero Bodega mal aconsejado, juntó 50 hombres, pagados á su costa, y emprendió la marcha al pueblo de Challapata, donde él y los mas que le acompañaban, pagaron con la vida su lijera determinacion.

      Con este hecho, persuadidos quedaron los indios de Challapata, Condo, Popó y demas pueblos inmediatos, que el corregidor de Oruro habia auxiliado al de Pária con armas y gente para castigarlos, desde aquel dia amenazaban la villa y el corregidor, protestando asolarla, y dar muerte á todos sus habitantes. Agregóse á esto, que un religioso franciscano, llamado Fray Bernardino Gallegos, que á la sazon se hallaba de capellan en los ingenios de D. Juan de Dios Rodriguez, solapando su malicioso designio, decia habia oido, que los indios de Challapata estaban prevenidos para invadir á Oruro, y que el principal motivo que los impelia, era saber que se hacia diariamente egercicio, por lo que consideraba conveniente se suspendiese; pues sin mas diligencia que esta, se sosegarian los ánimos de aquellos rebeldes, porque su resentimiento nacia unicamente de aquella disposicion. El corregidor, ya fué que no dió asenso á los avisos de aquel religioso, ó porque penetrase su interior, no alteró sus providencias, de que nacieron continuos sobresaltos y cuidados: porque, resentido de esto, no cesó de esparcir en adelante funestas noticias, que amenazaban por instantes el insulto ofrecido por los indios circunvecinos. En este conflicto se dudaba el medio que debia elegirse: no habia armas, ni pertrechos; hacíanse cabildos públicos y secretos; nada se resolvia por falta de dinero en la caja de propios, ó por decirlo con mas propiedad, por no haber tal caja, porque hacia muchos años se habia apoderado de su fondo D. Jacinto Rodriguez. Tampoco podia acudirse á las cajas reales, porque lo resistian sus oficiales, alegando no serles facultativo extraer cantidad alguna, sin órden espresa de la superioridad; y por último recurso, se pensó en que los vecinos contribuyesen con algun donativo, que tampoco tuvo efecto, por la suma pobreza en que se hallaban. En estos apuros se manifestó el celo del tesorero D. Salvador Parrilla, dando de contado 2.000 pesos de sus propios intereses, para que se acuartelasen las milicias, y se previniesen municiones de guerra, entre tanto se daba parte á la Audiencia, para que deliberase lo que tuviese por conveniente. Con esta cantidad se dió principio á los preparativos; pusiéronse á sueldo 300 hombres: se nombraron capitanes y demas oficiales, para hacer el servicio: D. Manuel Serrano, formó una compañia de la mas infame chusma del pueblo, y nombró por su teniente á D. Nicolas de Herrera, de génio caviloso, que despues fué uno de los que mas sobresalieron en esta trágica escena.

      Acuartelada así la tropa, se suscitaron muchas disenciones por la poca subordinacion de los soldados, la ninguna legalidad en los oficiales para la suministracion del prest señalado, y otros motivos, que se originaban, mas por la disposicion de los ánimos, que por, las fundadas quejas.

      El dia 9, á las diez de la noche, salieron del cuartel algunos soldados de la compañia de Serrano, pidiendo á gritos socorro á los demas; y preguntada la causa, respondió en voz alta Sebastian Pagador:—"Amigos, paisanos y compañeros, estad ciertos que se intenta la mas aleve traicion contra nosotros por los chapetones: esta noticia acaba de comunicárseme por mi hija; en ninguna ocasion podemos mejor dar evidentes pruebas de nuestro amor á la patria, sino en esta: no estimemos en nada nuestras vidas, sacrifiquémoslas gustosos en defensa de la libertad, convirtiendo toda la humildad y rendimiento, que hemos tenido con los españoles europeos, en ira y furor, y acabemos de una vez con esta maldita raza." Se esparció inmediatamente por todo el pueblo este razonamiento, y la mocion en que estaban las compañias milicianas, no descuidándose D. Nicolas Herrera en atizar el fuego, contando en todas partes con los colores mas vivos, que su malicioso intento pudo sugerirle, la conjuracion de los europeos.

      Sebastian Pagador habia sido muchos años sirviente en las minas de ambos Rodriguez, y en aquella actualidad concurria á ellas por las tardes con D. Jacinto, donde este se ponia ébrio, mal de que adolecia comunmente. Entre otras producciones de la borrachera, salió con el disparate que el corregidor le queria ahorcar, juntamente con sus hermanos, á D. Manuel Herrera y otros vecinos. El calor de la chicha, que tenia alterado á Pagador, le hizo facilitar el asesinato que despues egecutaron, tratándolo con D. Nicolas de Herrera, sugeto muchas veces procesado por ladrón público y salteador de caminos. A este no sola le constaba que muchos de los europeos estaban acaudalados, sino que él y algunos de sus inicuos compañeros vieron depositar muchas barras y zurrones de plata sellada en cara de D. José Endeiza, á quien se le consideraba mas de 50,000 pesos efectivos. Como este sugeto era tan amable, concurrian á su mesa muchos de sus amigos, tambien acaudalados, y acordaron que en tanto se les proporcionaba trasladarse á Potosí, se juntasen todos con sus caudales á vivir en la casa donde se hallaba hospedado. La presa de tan crecido caudal fué el principal orígen de este desgraciado suceso. D. Nicolas Herrera, que deseaba mas que todos llegase el caso de egecutar el saqueo, publicaba en todas partes el razonamiento de Pagador, y continuando sus diligencias, entró en casa de D. Casimiro Delgado, que á la sazon estaba jugando con D. Manuel Amezaga, cura de Challacollo, y con Fray Antonio Lazo, del Orden de San Agustin. Alborotáronse todos con la novedad, y resolvieron ir á avisar á los milicianos la desgracia que los amenazaba: determinacion, á la verdad, impropia de aquellos sugetos, y que tiene muchos visos de sediciosa; porque sin reflexionar en consecuencias pasaron al cuartel, llamaron al capitan D. Bartolomè Menacho y á otros, y les dieron noticia de lo que sabian, haciéndoles la prevencion de que se guardasen. Con esto, y la voz de traicion de parte de los europeos que Herrera habia esparcido por toda la villa, acudian en crecidas tropas al cuartel, las madres, mugeres y hermanas de los que estaban acuartelados: unas llevaban armas para que se defendiesen, y otras con las mas tiernas voces, pedian con lágrimas dejasen aquel recinto. A esto añadian los soldados, incitados por Pagador, se persuadiesen era cierta la conjuracion: los unos afirmaban que el corregidor tenia prevenida una mina para volarlos repentinamente, otros gritaban que no habia que dudar, porque tenia arrimadas escaleras para asaltarlos de improviso por el corral de su casa. Todo era confusion, desórden y alboroto, sin el menor fundamento; porque la malicia de los seductores inventaba estas y otras especias sediciosas para conmover los ánimos. De esta conformidad pasaron aquella noche en continuo sobresalto, y luego que aclaró el dia 10, desampararon el cuartel: unos se dirigieron á sus casas, y otros reunidos por Pagador, se presentaron á D. Jacinto Rodriguez, protestando que como á su Teniente Coronel debian comunicarle lo que se premeditaba contra ellos; que estaban prontos á obedecerle ciegamente, con lo que daban unas pruebas nada equívocas de la subordinacion que le tenian: quien, al oir las quejas, les dijo que no volviesen al cuartel, y quedándose con algunos de mayor confianza, les previno sigilosamente se amotinasen aquella noche, y les advirtió el modo con que lo habian de practicar.

      Habia marchado dias antes al pueblo de Challapata Fray Bernardino Gallegos, del Orden de San Francisco, con el pretesto de libertar algunos soldados que llevó D. Manuel de la Bodega, los que se hallaban escondidos en casa del cura; pero su verdadero designio fué el de convocar á los indios para aquel dia. En el mismo distribuyó D. Jacinto á sus negros, y algunos de sus criados por las estancias y pueblos inmediatos, para con la ayuda de estos, doblar sus fuerzas y lograr su intento; montó á caballo, se dirigió al Cerro de las Minas, donde juntó á todos los indios, mulatos y mestizos, que trabajaban en ellas, y les dió la órden de que precisamente bajasen por el Cerro de Conchopata á la villa, luego que anocheciese. Todo se egecutó como estaba prevenido, empezando la bulla de los peones mineros en aquel lugar, á la hora señalada. Para asegurar mejor la accion premeditada, andaba por las calles y plazas un oficial de la compañia de Menacho, llamado D. José Asurdui, publicando era cierta la traicion del corregidor y europeos, con tanto descaro, que, obligó á uno de ellos á reconvenirle, diciéndoles: "Solamente un hombre de poco entendimiento podria proferir este disparate: Vd. se persuade СКАЧАТЬ