Un cuento de magia. Chris Colfer
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Название: Un cuento de magia

Автор: Chris Colfer

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия:

isbn: 9789877476521

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СКАЧАТЬ varios días, Brystal fingió nunca haber encontrado la habitación secreta en el primer piso. Incluso llegó a decirse a sí misma que La verdad sobre la magia y los otros libros PROHIBIDOS no existían y que nunca había leído el hechizo que manifestó las flores. De hecho, Brystal estaba tan negada con la dura experiencia que regresaba directo a casa después de limpiar sin leer nada en absoluto, temiendo que ver otro libro le recordara lo que quería olvidar.

      Desafortunadamente, cuanto más esfuerzo pusiera en borrar el evento de su mente, más pensaba en él. Pronto, la pregunta ya no era si en verdad había pasado, sino por qué lo había hecho.

      –Todo esto es un gran malentendido –se dijo a sí misma–. Si soy mágica… o un hada, como dice la autora, ¡tendría que haber visto más señales! Un hada sabría que es diferente… Un hada tendría problemas integrándose… Un hada pasaría toda su vida sintiéndose como si no perteneciera a este lugar. ¡Ah, cállate, Brystal! ¡Solo te estás describiendo!

      De muchas formas, tener magia en su sangre tenía sentido. Brystal siempre había sido diferente a todos los que conocía, ¿tal vez la magia era la fuente de su naturaleza única? Tal vez, siempre había querido más de la vida porque, muy en su interior, sabía que había más para su vida.

      –Pero ¿por qué me llevó tanto tiempo descubrirlo? –se preguntó a ella misma–. ¿Era completamente ajena a esto o una parte de mí siempre lo supo? Por otra parte, vivo en un reino que mantiene alejado todo tipo de conocimiento de las mujeres jóvenes. Tal vez esto prueba lo eficientes que son los Jueces al controlar a las personas. Y si antes no era una amenaza para la sociedad, de seguro ahora lo soy.

      Y ahora que sabía la verdad, ¿sería fácil que otros también la descubrieran? ¿Acaso sus compañeros de clase sentirían su magia con la misma facilidad con la que lo hacían con sus otras diferencias? ¿Era posible ocultarla o resurgiría inevitablemente y la dejaría en evidencia? Y si lo hacía, ¿le daría finalmente el derecho a su padre de desheredarla y echarla de una vez por todas de su casa? Los peligros eran interminables.

      –¿Está todo bien, Brystal? –le preguntó Barrie una mañana antes del desayuno.

      –Sí, todo está bien –le respondió rápidamente Brystal–. ¿Por qué… por qué preguntas?

      –Por nada –dijo con una sonrisa–. Es solo que te ves algo tensa últimamente. Y he notado que no has estado pasando tanto tiempo en la Casa para los Desamparados como de costumbre. ¿Hay algo de lo que necesites hablar?

      –Ah, es solo que decidí tomarme un pequeño descanso –dijo–. Ocurrió algo, nada serio, por supuesto, pero pensé que un poco de distancia me vendría bien. Tendré oportunidad de pensar bien las cosas y descifrar el próximo paso.

      –¿El próximo paso? –le preguntó Barrie con preocupación–. Está bien, ahora tienes que decirme que está ocurriendo para que mi imaginación empiece a divagar.

      Brystal estaba tan exhausta de preocuparse que no tenía la energía de montar un espectáculo, por lo que le contó a su hermano una historia que era lo más cercana a la realidad sin delatar nada.

      –Hace poco descubrí algo de mí que es un poco difícil de sobrellevar –dijo.

      –¿Y eso es? –le preguntó Barrie, abriendo los ojos con inquietud.

      –Bueno, no… no… no estoy segura de que me siga gustando la caridad.

      Barrie miró a su hermana perplejo y confundido.

      –¿Estás preocupada porque ya no te gusta la caridad? –le preguntó.

      –Ehm… –le contestó Brystal, encogiéndose de hombros–. Y honestamente, no estoy segura de cuánto más pueda ocultarlo. Ahora que lo sé, temo que el resto también lo descubra. Me aterroriza saber lo que pueda ocurrir si eso pasa.

      –¿Descubrir? Pero Brystal, que no te guste la caridad no es ilegal. Es solo una preferencia.

      –Lo sé, pero es prácticamente un crimen –exclamó–. El mundo es muy cruel con la gente a la que no le gusta la caridad, pero solo es porque son incomprendidos. La sociedad piensa que el hecho de que no me guste la caridad es lo mismo que no me guste la bondad, cuando en realidad el hecho de que no me guste la caridad y que no me guste la bondad ¡son cosas muy, muy distintas! Ah, Barrie, desearía poder decirte lo diferentes que son, ¡porque es fascinante! ¡Una de las mayores confusiones de nuestros tiempos!

      A juzgar por la expresión en el rostro de su hermano, habría estado menos preocupado si simplemente le hubiera dicho la verdad. Barrie miraba a su hermana como si ella estuviera al borde del colapso mental y, para ser justos, lo estaba.

      –¿Hace cuánto que no te gusta la caridad? –le preguntó.

      –Casi una semana –le contestó.

      –¿Y recuerdas el incidente que te hizo cambiar de parecer?

      –Sí, todo comenzó cuando llené accidentalmente una habitación con flores –dijo, olvidándose de alterar su historia–. Ehm… quiero decir, había una mujer sin hogar que se estaba sintiendo mal y yo llené la habitación de flores para animarla. Pero era la habitación equivocada, una habitación en la que, honestamente, no tenía permitido ingresar. Por lo que quité las flores antes de que alguien me atrapara.

      –Está bien… –dijo Barrie–. Pero antes de ese momento, nunca te había desagradado la caridad, ¿verdad?

      –Para nada –dijo–. Antes de eso, no creía que fuera capaz de que no me gustara la caridad.

      –Entonces es eso –dijo–. Solo tuviste un mal día. Y nunca debes dejar que un día cambie lo que eres. Nunca podemos estar seguros de nada en la vida, especialmente si solo la vivimos una vez.

      –¿No podemos? –le preguntó Brystal con una mirada esperanzada.

      –Claro que no –le contestó Barrie–. Si fuera tú, regresaría a la Casa para los Desamparados y le daría otra oportunidad para asegurarme de que realmente no me gusta. Solo de esa manera sabría si me preocupa estar expuesto a ella.

      Si bien su hermano no tenía idea de lo que en verdad le molestaba, Brystal pensó que le había dado un consejo excelente. Después de todo, es necesario hacer más de un viaje en barco antes de convertirse en marinero; tal vez con la magia ocurría algo similar. Quizás le tomarían años de práctica antes de preocuparse por poner su vida en riesgo. Y, como Barrie sugirió, siempre estaba la posibilidad de que toda la dura experiencia haya sido un accidente y nunca más vuelva a ocurrir. Bien o mal, para su propio bienestar, Brystal tendría que descubrirlo.

      La noche siguiente, luego de terminar de limpiar la biblioteca, regresó a la biblioteca privada para Jueces en el primer piso. Se colocó sus gafas de lectura, tomó La verdad sobre la magia de Celeste Weatherberry del estante y lo abrió en la página con el texto antiguo. Luego de respirar profundo y rezar en silencio, leyó el encantamiento en voz alta para probar que era un hada de una vez por todas.

      –Elsune elknoon ahkelle-enama, delmune dalmoon ahktelle-awknamon.

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