Название: Yellow Peril: Aquella Horrible Cara Amarilla
Автор: Patrizia Barrera
Издательство: Tektime S.r.l.s.
Жанр: Историческая литература
isbn: 9788835411000
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Esto atrajo a un grupillo de especuladores, como James Fisk y Jay Gould y otros canallas como ellos, los cuales tramaron alrededor del entonces Presidente Ulyses Grant , para encargar el trabajo principal de compra y venta del metal amarillo a un compañero, el tal General Daniel Butterfield , que entonces se convirtió en tesorero principal de los Estados Unidos. Daniel convenció a Grant que era necesario que el Gobierno comprase oro, el cual tenía que ser puesto de nuevo en circulación para mantener estable la economía. Sin embargo, Grant no lo vendió, sino que lo compro a nombre de Gould y Fisk , y esto causó un fuerte aumento de los precios y una peligrosa inflación.
El Gobierno, dándose cuenta de la estafa, vendió cuatro millones de dólares en oro en 24 horas, causando la caída del valor. Claramente el mecanismo infame es más complicado, pero espero que esta simple narración de los hechos de una idea de lo que generó la tremenda crisis económica, agravado por el siguiente escándalo del Pacific Transcontinental Road la cual se descubrió que había especulado a su vez sobre las subvenciones Estatales exagerando los informes de gastos, estableciendo un verdadero monopolio sobre los territorios de su competencia del que había expulsado el Estado.
La crisis llevó a muchos inversores en bancarrota, bloqueó las industrias y obligó a millones de empresas a cerrar; entre ellos el estado de California, que acababa de terminar la ferrovía dejando millones de desempleados en la calle, fue el más afectado. La mayoría de los trabajadores eran Chinos, contratados en cantidad por las Compañías gracias a las presiones Gobernativas, que como hemos visto había organizado muchos tráficos desde China procurándose trabajadores de precio bajo. Éstos, juntos a los desocupados de la ferrovía de Utah, claramente se fueron a Chinatown, único lugar en América capaz de acogerlos, donde la Mafia proveyó para colocarlos y hacerlos entrar en las compañías. A parte del mercado clandestino y de la importación de los productos Orientales, aun así, había poco trabajo; los únicos a sobrevivir, una vez más, eran los Chinos, que se adaptaban a un trabajo de 15 horas al día por pocas monedas.
Thomas Nast criticó abiertamente el sistema político Americano y sus leyes raciales como mordaz y perspicaz en uno de sus periódicos más prestigiosos de aquella época el Harper’s Weekly. He aquí uno de sus diseños intitulados Go West- Go East- donde expone de impacto las desastrosas leyes de Jim Crow.
Muy pocos en América estaban al tanto de las graves condiciones las cuales los esclavos modernos estaban forzados, raptados de su Patria a menudo por cuenta de los Estados Unidos o inmigrados en América para escapar del hambre. Con las familias retenidas en China y las Leyes Americanas que, con la excusa de frenar la introducción clandestina de mujeres destinadas a la prostitución prohibía la esposas de encontrar sus maridos, esta pobre gente no tenía una vida propia y se encontraban entre tres hogueras: la tierra natal, América y la Mafia, que trabajaban unánimes para aprovecharlos. La prosperidad de las bodegas de Chinatown a menudo eran ficticias y muy poco se beneficiaban; los ingresos de las apuestas, de las casas de opio y de los licores pasaban directamente por las manos de la mafia, que a su vez abonaba una buena cantidad a las Autoridades locales. La mismas América se enriquecía con el comercio de los productos Chinos, que en 1870 llegaron a incluir también la fruta, la verdura, pescado y productos de primera necesidad que venían “comprados” en el extranjero a muy bajo precio, mandando en bancarrota las empresas locales que no lograban competir con los precios. Alrededor de 1880 toda la economía nacional comenzó a depender de la importación-exportación con China la cual, basándose en la filosofía del todo oriental por la cual “si no puedes acabar con tu enemigo desde afuera, hazlo desde adentro” impuso un Comisariado para verificar “las condiciones de sus súbditos” en la Patria extranjera. Prácticamente, gracias a su Mafia, se aseguró el control total de la inmigración China en América para llenarla de Chinos y mantener los Estados en un tipo de sumisión oculta. Para parar el golpe y retomar el control de su País sin perder los beneficios de los tráficos con China he aquí que fueron promulgadas las famosas Leyes Raciales , la cual siguió una oleada de libros, carteles y seminario sobre el “ Peligro Chino ”
El gran incendio de Chicago le costó a América 200 millones de dólares de aquella época. He aquí una imagen extraída del Harper’s Weekly diseñada por John Chapin, que muestra el puente en Randolph Street, completamente destruido por las llamas.
El Gobierno, confiando en el congénito deseo de manipulación del pueblo Americano y de su radicado racismo, definió precisamente los Chinos como “no deseados” privándolos de cualquier personalidad jurídica y concediendo plena inmunidad al individuo, que por lo tanto se sintió autorizado a “ .
La masacre de Los Ángeles fue una directa consecuencia de este perverso mecanismo: como siempre en tiempos de crisis son los mismos Gobiernos que, para cubrir sus culpas, culpan a alguien y los únicos que al final sacan provecho de las guerras entre los pobres.
El incendio de Chicago del 8 de octubre de 1871 completó el cuadro: se trató de uno de los desastres más trágicos de América, la cual toda la ciudad hecha de madera fue reducida a cenizas dejando en el suelo los cuerpos carbonizados de 300 personas, 110.000 vagabundos en la calle y en la memoria 18.000 edificios de los cuales quedó solo una única pared. La investigación que siguió determinó que se trató de uno de esos eventos nefastos desencadenados por la ira de Dios y después de haber cerrado el caso de la farsa sobre la vaca (Irlandesa) que habría provocado casualmente el incendio haciendo caer al suelo una lámpara, el caso fue cerrado.
En realidad, muchos dicen que NO FUE la mano del destino sino la humana en originar el incendio, y por los habituales motivos sucios de dinero y poder.
Muchas cosas no cuadran en aquel incendio como por ejemplo la intervención de los Bomberos, cuyo cuerpo heroico era considerado como un ejemplo de organización y de vigilancia para los Estados Unidos, dedicado a defender del fuego una ciudad de madera y en pleno desarrollo donde el promedio de incendios era de… ¡2 al día! El Departamento de Bomberos estaba muy equipado: en 1866 tenía once camiones completos, dos sistemas de extintores manuales, trece carros flexibles, un camión elevador con escalera, 120 bomberos, 125 voluntarios y 53 caballos. En 1871 dotaba, único en su campo, Knocke-Pattent Hose Elevator , una torre de agua capaza de generar y dirigir un chorro de agua de alta potencia.
Esto significaba cuan experto y equipado fuese el Cuerpo de Bomberos que la noche del 8 de octubre de 1871 se encontró sofocando las llamas del famoso incendio. Sin embargo, al menos se señalan dos errores imperdonables y groseros del Departamento, suficientes para perder el control de las llamas.
He aquí una foto del cuerpo de los Bomberos de Chicago con una de las varias estaciones equipadas, en 1871, meses antes del gran incendio. El equipamiento era muy moderno y de última generación para esos tiempos. Se pregunta QUÉ pudo haber originado esos errores groseros que fueron fatales para la ciudad.
El primer error se trata de la intervención rápida: se sabe que los Bomberos se activaron SOLO 2 horas después del primer aviso, y solo porque después del primer aviso se agregaron otros más.
El Departamento se justificó argumentando el hecho de que “ .
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