Название: Nadie es ilegal
Автор: Mike Davis
Издательство: Ingram
Жанр: Социология
isbn: 9781608460595
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Entraban en los principales cines, la turba ordenaba encender las luces y levantaba de su silla a cualquier mexicano. Los coches de transporte público eran detenidos y levantaban de sus sillas a mexicanos y algunos filipinos y negros, les ponían en la calle y les golpeaban con frenesí sádico. Si éstos llevaban indumentaria “zoot-suit”, les quitaban la ropa dejándoles semidesnudos en las calles, sangrando y amoratados. Bajando por Main Street, la turba paró al final del distrito negro. Viendo que los negros les estaban esperando, los pandilleros se retiraron y marcharon a la parte este mexicana diseminando allí el terror12.
Aunque los militares decidieron sabiamente no atacar el gueto de Central Avenue, un trabajador negro fue sacado de un transporte público y le fue arrancado un ojo. Carey McWilliams, un abogado, activista por los derechos civiles y también periodista, tomó declaración jurada a muchas de las víctimas, de las cuales no más de la mitad vestían con indumentaria “zoot-suit”. Como el comienzo de una enfermedad que se convierte en epidemia nacional, la violencia en Los Ángeles fue inmediatamente seguida por otros disturbios raciales y ataques a personas de color en todo el país, culminando finalmente en los terribles sucesos de Detroit entre el 20 y el 21 de junio, en los cuales murieron veintinueve personas. McWilliams, cuyos artículos son insuperables en cuanto a pasión y honestidad, declaró que los disturbios expusieron “los fundamentos podridos sobre los que la ciudad de Los Ángeles construyó una fachada de papel maché de ‘buena voluntad norteamericana’”13.
1. G. Edward White, Earl Warren: A Public Life (Nueva York: Oxford University Press, 1982), pp. 69-74.
2. Citado en Roger Daniels, Prisoners Without Trial: Japanese Americans in World War II (NuevaYork: Hill and Wang, 1993), p. 36.
3. House Select Committee Investigating National Defense Migration, Hearings before the Select Committee, 77th Congr., 2nd sess., 1942, pp. 11017-18.
4. “Nadie sabe la importancia de las propiedades perdidas por los japoneses-norteamericanos. Como han señalado los economistas, las pérdidas deben tenerse en cuenta no sólo por su valor en 1942, sino también por las oportunidades económicas que representaban en un momento en que la mayoría de los norteamericanos disfrutaban de la prosperidad de tiempo de guerra y el enorme precio que adquirió la tierra en la costa del Pacífico”. Daniels, Prisoners Without Trial, pp. 89-90.
5. Citado en Thomas Sugrue, The Origins of the Urban Crisis (Princeton: Princeton University Press, 1996), p. 29.
6. David Kennedy, Freedom from Fear: The American People in Depression and War, 1929-1945, vol. 9, Oxford History of the United States series (NuevaYork: Oxford University Press, 2005), p. 768.
7. Ver Serge Durflinger, “The Montreal and Verdun Zoot-Suit Disturbances of June 1944”, en Serge Bernier, ed., L’ impact de la Deuxieme Guerre Mondiale sur les Societes Canadienne et Quebecoise (Montreal: McGill University Press, 1997).
8. Generalizo aquí las lecturas de los periódicos de la época en Nueva York, Chicago y Los Ángeles en mi investigación sobre las bandas callejeras. La percepción de las autoridades de un nuevo tipo de problema relacionado con una minoría joven en 1939-41, merece una exploración más seria.
9. McWilliams, North from Mexico, p. 215.
10. Eduardo Pagan, Murder at the Sleepy Lagoon (Chapel Hill: University of North Carolina Press, 2003), p. 163.
11. McWilliams, North From Mexico, p. 221.
12. Ibid., p. 224.
13. Ibíd., p. 231.
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