Historia del Breviario Romano. Casimiro Sanchez Aliseda
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Название: Historia del Breviario Romano

Автор: Casimiro Sanchez Aliseda

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия: Cuadernos Phase

isbn: 9788491653240

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СКАЧАТЬ es raro que el Sínodo de Elvira (305), tan prolijo en otras materias, no diga nada sobre el Oficio divino. En cambio, un Sínodo de Tarragona (516) ordena: Dies dominica solemnitas cum omnium praesentia celebretur... omnibus diebus vesperas et matutinas celebrent.21 Como reinaba bastante anarquía en el uso litúrgico, un canon del Concilio de Braga de 561 impone la uniformidad litúrgica para toda la provincia y prohíbe que se introduzcan las costumbres monacales en los usos litúrgicos de las iglesias seculares. El Concilio IV de Toledo (633) tiene que insistir en la uniformidad litúrgica para toda España y la Galia Narbonense: Unus ordo orandi atque psallendi nobis per omnem Hispaniam atque Galliam conservetur... in vespertinis matutinisque officiis, nec diversa sit ultra in nobis ecclesiastica consuetudo, qui in una fide continemur et regno.22

      21 Hardouin, Coll. Conc., 2, 1.042.

      22 Mansi, Conc., 10, 616.

      El Oficio o cursus de la Iglesia romana

      La Iglesia romana no se mostró remisa en organizar a su debido tiempo la plegaria litúrgica, y según nos atesta la Traditio de Hipólito, fue la primera en celebrar, in ecclesia, un Oficio divino cotidiano, mañana y tarde. San Jerónimo recuerda, a finales del siglo iv, en varios pasajes de sus obras los días de vigilia, las solemnidades nocturnas, los salmos e himnos que se cantaban por la mañana y la oración hecha a las horas de Tercia, Sexta y Nona, como el sacrificio vespertino al tiempo de encender las luces, todo como de uso corriente entre los ascetas romanos. Otros testimonios confirman lo mismo.

      23 Liturg. Inst., tract. II. De Brev. Rom. Liturg., pág. 51 y ss.

      El oficio nocturno dominical comprendía tres nocturnos: el primero, de catorce salmos con tres lecturas y tres responsorios, y el segundo y tercer nocturno, con seis salmos cada uno y otras tres lecturas con sus responsorios. En las demás ferias el nocturno era único, a base de doce salmos y tres lecturas con tres responsorios.

      No había preces introductorias (Deus, in adjutorium) ni himno a ninguna Hora, y a los Maitines tampoco el Invitatorio. Hoy (los años cincuenta del siglo xx) queda un recuerdo de esta práctica en el oficio de Epifanía y en el del Triduo de Semana Santa.

      Los Laudes se componían de siete salmos más un cántico del Antiguo Testamento. Carecían de capítulo y responsorio, pero se decía el verso, el Benedictus y el Pater noster o la oración.

      Las Horas menores comprendían tres salmos (excepto Prima, que tenía dos), con capítulo, responsorio, verso Kyrie y Pater noster.

      Vísperas se compone de cuatro salmos, verso, Magnificat, preces, Pater noster u oración.

      En Completas se rezaba el Salmo 90, verso, Nunc Dimitis (?), Kyrie y Pater noster.

      Con el Pater noster se terminaba normalmente cualquier Hora, pues la oración se reservaba exclusivamente al Papa o a alguno de los cardenales obispos, si asistían.

      ¿Quién fue el autor del cursus romano?

      24 Vita S. Ambros., 13.

      Otra opinión atribuye al papa Celestino (424-432) la creación del citado cursus, conforme a un texto del Liber Pontificalis, pero las autoridades de más peso están por el papa san Dámaso.

      Todo lo que hasta el presente hemos ido diciendo se refería al oficio ferial con su propio de Tempore, constituido por las principales solemnidades cristológicas de Navidad, Epifanía, Pascua, Ascensión y Pentecostés; pero al lado del mismo empezaba a desarrollarse el propio de sanctis, que conmemoraría los aniversarios de los mártires, tal como hoy aparecen en el calendario filocaliano. Tales fiestas, muy pocas en número, tenían un carácter local y se celebraban en las iglesias de los cementerios. El Oficio, en estos casos, se limitaba solamente al canon nocturno (Vísperas, Vigilia y Laudes), con exclusión de las Horas diurnas. En tales oficios, como en los de las festividades del Señor, los Maitines comprendían tres nocturnos de nueve salmos (en vez de doce), con otras tantas antífonas y lecturas.

      La obra litúrgica de san Gregorio Magno

      La tradición unánime atribuye al papa san Gregorio Magno (590-604) una revisión de los libros litúrgicos de la Misa y del Oficio, así como del canto litúrgico, conforme a aquel verso que aparece al frente de muchos sacramentarios gregorianos: Patrum monumenta sequens renovavit et auxit. Por tanto, fue el suyo un trabajo de revisión y perfeccionamiento.

      Instituyó las letanías cuaresmales que se cantaban procesionalmente en Roma al ir a celebrar la misa en las iglesias estacionales, ordenó el número de estas, reformó la disciplina catecumenal, dio reglas sobre el uso de los Kyrie, del Alleluja y del Pater noster en la Misa y agregó algunas frases a la oración Hanc igitur.

      En el Oficio divino no fue menos notable su obra. De la práctica benedictina tomó las preces introductorias a las Horas canónicas (Deus, in adjutorium con el Gloria y el Alleluja) y a Maitines el Domine, labia mea y el Salmo 94, Venite exsultemus (Invitatorio). En el tiempo de Septuagésima y Cuaresma suprimió el Alleluja de las preces aludidas, y en las Horas menores lo sustituyó por antífonas compuestas por él mismo, verbigracia, en Nona, aquella Si vere fratres divites esse cupitis, veras divitias amate. Igualmente compuso otras antífonas tomándolas del Evangelio, como la del ciego de nacimiento en Quincuagésima y la de María Magdalena en la feria V de Pascua, lo que prueba la revisión que hizo del antifonario.

      Fundó además la Schola cantorum de San Juan de Letrán, o al menos la reorganizó totalmente. Esta Schola, compuesta de pequeños cantores, llevó una vida próspera durante los siglos vii y viii, contribuyendo a conservar las melodías gregorianas intactas y transmitirlas a la posteridad. La intervención de sus maestros en Inglaterra y Francia ayudó eficazmente a la implantación de la liturgia romana en aquellas regiones.

      El Oficio o cursus romano que hemos venido describiendo se había ido propagando en Roma y en las iglesias cercanas. En las mismas cada día se tenía el oficio vigilial (Vísperas, Maitines y Laudes). Tal obligación, aunque honrosa, no dejaba de ser gravosa para el clero, que debía СКАЧАТЬ