Principios del entrenamiento de la fuerza y del acondicionamiento físico NSCA (Color). G. Gregory Haff
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СКАЧАТЬ del nódulo SA (el efecto cronotrópico), que causa que el corazón lata más rápido. La estimulación del sistema nervioso parasimpático aminora la frecuencia de descargas del nódulo SA, lo cual ralentiza la frecuencia cardíaca. La frecuencia cardíaca de reposo es normalmente de 60 a 100 latidos/minuto; menos de 60 latidos/min se considera bradicardia, y más de 100 latidos/ minuto se considera taquicardia.

       Electrocardiograma

      La actividad eléctrica del corazón se registra en la superficie del cuerpo; la representación gráfica de esta actividad recibe el nombre de electrocardiograma (ECG). Un ECG normal, como el de la figura 1.13, está compuesto por una onda P, un complejo QRS (el complejo QRS a menudo lo forman tres ondas diferenciadas: una onda Q, una onda R y una onda S) y una onda T. La onda P y el complejo QRS son trazados de la despolarización eléctrica, es decir, del estímulo eléctrico que deriva en una contracción mecánica. La despolarización es la inversión del potencial de membrana, por lo cual el potencial, normalmente negativo, se vuelve ligeramente positivo dentro de la membrana y levemente negativo fuera de ella. La onda P se genera por los cambios en el potencial eléctrico de las células del músculo cardíaco que despolarizan las aurículas y causan la contracción auricular. El complejo QRS es generado por el potencial eléctrico que despolariza los ventrículos y causa la contracción ventricular. En contraste, la onda T procede del potencial eléctrico generado mientras los ventrículos se recuperan del estado de despolarización; este proceso, llamado repolarización, ocurre en el músculo ventricular poco después de la despolarización. Aunque también se produce la repolarización de las aurículas, la formación de su onda suele ocurrir durante el tiempo de la despolarización ventricular y, por tanto, queda enmascarada por el complejo QRS (13).

       Vasos sanguíneos

      Las circulaciones central y periférica constituyen un único circuito cerrado con dos componentes: un sistema arterial, que conduce la sangre lejos del corazón, y un sistema venoso, que reconduce la sangre de vuelta al corazón (figura 1.14). A continuación describimos los vasos sanguíneos de estos sistemas.

       Las arterias

      La función de las arterias es transportar con rapidez la sangre bombeada por el corazón. Como la sangre bombeada fuera del corazón está sometida a una presión ligeramente elevada, las arterias presentan unas paredes musculosas y fuertes. Las ramificaciones de las arterias, llamadas arteriolas, actúan de vasos de control a través de los cuales la sangre entra en los capilares. Las arteriolas desempeñan un papel importante en la regulación del flujo sanguíneo de los capilares. Las arteriolas contienen paredes musculosas y fuertes, capaces de cerrar su luz por completo o permitir que se dilate muchas veces su diámetro, con lo cual modifican enormemente el riego sanguíneo de los capilares como respuesta a las necesidades de los tejidos (13).

       Los capilares

      La función de los capilares es facilitar el intercambio de oxígeno, líquidos, nutrientes, electrolitos, hormonas y otras sustancias entre la sangre y el líquido intersticial de los diversos tejidos del cuerpo. Las paredes de los capilares son muy finas y también permeables a estas sustancias, aunque no a todas (13).

       Las venas

      Las vénulas acumulan sangre de los capilares y convergen gradualmente en las venas, progresivamente más grandes, que conducen la sangre de vuelta al corazón. Como la presión del sistema venoso es muy baja, las paredes de las venas son finas aunque musculosas. Esto les permite contraerse o dilatarse en cierto grado y, por tanto, actuar como un reservorio de sangre en pequeñas o grandes cantidades (13). Además, algunas venas, como las de las piernas, contienen válvulas unidireccionales que ayudan a mantener el retorno venoso impidiendo el flujo retrógrado de la sangre.

       El sistema cardiovascular transporta nutrientes y elimina productos de desecho al tiempo que ayuda a mantener el entorno de todas las funciones corporales. La sangre transporta oxígeno de los pulmones a los tejidos para el metabolismo celular; también transporta dióxido de carbono, el producto de desecho más abundante del metabolismo, desde los tejidos hasta los pulmones, donde se elimina del cuerpo.

       La sangre

      Las dos grandes funciones de la sangre son el transporte de oxígeno de los pulmones a los tejidos para el metabolismo celular y la eliminación del dióxido de carbono, el producto de desecho más abundante del metabolismo, desde los tejidos hasta los pulmones. El transporte de oxígeno corresponde a la hemoglobina, la molécula de proteína férrica que transportan los glóbulos rojos. La hemoglobina también ejerce un papel adicional importante de amortiguador ácido-básico, un regulador de la concentración de iones de hidrógeno, lo cual es crucial para la tasa de reacciones químicas en las células. Los glóbulos rojos, el principal componente de la sangre, también desempeñan otras funciones. Por ejemplo, contienen gran cantidad de anhidrasa carbónica, que cataliza la reacción entre el dióxido de carbono y el agua para facilitar la eliminación del dióxido de carbono.

      La función primaria del sistema respiratorio es el intercambio básico de oxígeno y dióxido de carbono. La anatomía del sistema respiratorio humano se muestra en la figura 1.15. Mientras el aire circula por la nariz, las cavidades nasales realizan tres funciones diferenciadas: calentamiento, humidificación y purificación del aire (13). El aire se distribuye por los pulmones a través de la tráquea, los bronquios y los bronquiolos. La tráquea (inicio de las vías respiratorias bajas) recibe el nombre de vía respiratoria de primera generación, y los bronquios derecho e izquierdo son las vías respiratorias de segunda generación; cada división posterior constituye una generación adicional (bronquiolos). Hay aproximadamente veintitrés generaciones (o subdivisiones) antes de que el aire finalmente llegue a los alvéolos, donde se intercambian gases en la respiración (13).

       ¿Qué es la bomba de músculo esquelético?

      La bomba de músculo esquelético es la ayuda que la contracción de los músculos proporciona al sistema circulatorio. La bomba de músculo esquelético colabora con el sistema venoso, que contiene válvulas unidireccionales para garantizar el retorno de la sangre al corazón. Al contraerse, los músculos comprimen las venas y, como la sangre solo puede circular en la dirección de las válvulas, termina retornando al corazón. Este mecanismo es una de las razones por las que se recomienda a la gente que siga andando después del ejercicio para evitar la acumulación de sangre en las extremidades inferiores. Por otra parte, es importante masajearse periódicamente los músculos cuando pasemos mucho tiempo sentados con el fin de facilitar el retorno venoso al corazón.

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