El Capitán Veneno. Pedro Antonio de Alarcón
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу El Capitán Veneno - Pedro Antonio de Alarcón страница 12

Название: El Capitán Veneno

Автор: Pedro Antonio de Alarcón

Издательство: Public Domain

Жанр: Зарубежная классика

Серия:

isbn:

isbn:

СКАЧАТЬ declara usted, pues, en retirada?

      – En retirada… ¿de qué?

      – ¡Toma! ¡Usted lo sabrá! ¿No me la212 echó de tan valiente y batalladora el día que me llamó indio bravo?

      – Pues no me arrepiento de ello, amigo mío… Pero basta de despropósitos, y hasta mañana.

      – ¿Se va usted? ¡Eso no vale! ¡Eso es huir! – solía decirle entonces el muy taimado.

      – ¡Como usted quiera!.. – respondía Angustias encogiéndose de hombros. – El caso es que me retiro…

      – Y ¿qué voy a hacer ahora aquí, solo, toda la santa213 noche? ¡Repare usted en que son las siete!

      – Ésa no es cuenta mía. Puede usted rezar, o dormirse, o hablar con mamá… Yo tengo que seguir arreglando el baúl de papeles de mi difunto padre… ¿Por qué no pide usted una baraja a Rosa, y hace solitarios?

      – ¡Sea usted franca! – exclamó un día el impenitente214 solterón, devorando con los ojos las blanquísimas y hoyosas manos de su enemiga. – ¿Me guarda usted rencor porque, desde aquella mañana, no hemos vuelto a jugar al tute?

      – ¡Muy al contrario! ¡Alégrome de que hayamos dejado también esa broma! – respondió Angustias, escondiendo las manos en los bolsillos de la bata.

      – Pues entonces, alma de Dios, ¿que quiere usted?

      – Yo, señor don Jorge, no quiero nada.

      – ¿Por qué no me llama usted ya215 "Señor Capitán Veneno"?

      – Porque he conocido que no merece usted ese nombre.

      – ¡Hola! ¡Hola! ¿Volvemos a las suavidades y a los elogios? – ¿Qué sabe usted cómo soy yo por dentro?

      – Lo que sé es que no llegará usted nunca a envenenar a nadie…

      – ¿Por qué? ¿Por cobardía?

      – No, señor; sino porque es usted un pobre hombre, con muy buen corazón, al cual le ha puesto cadenas y mordaza, no sé si por orgullo o por miedo a su propia sensibilidad… Y, si no, que se lo pregunten a mi madre…

      – ¡Vaya! ¡vaya! ¡doblemos esa hoja!216 ¡Guárdese usted sus celebraciones como se guarda sus manecitas de marfil! ¡Esta chiquilla se ha propuesto volverme del revés!

      – ¡Mucho ganaría usted en que me lo propusiera y lo lograra, pues el revés de usted es el derecho! Pero no estamos en ese caso… ¿Qué tengo yo que ver en sus negocios?

      – ¡Trueno de Dios! ¡Pudo usted hacerse esa pregunta la tarde que se dejó fusilar por salvarme la vida! – exclamó D. Jorge con tanto ímpetu como si, en vez del agradecimiento, hubiese estallado en su corazón una bomba.

      Angustias le miró muy contenta, y dijo con noble fogosidad:

      – No estoy arrepentida217 de aquella acción: pues si mucho le admiré a usted al verlo batirse la tarde del 26 de Marzo, más le he admirado al oírlo cantar, en medio de sus dolores, la jota aragonesa, para distraer y alegrar a mi pobre madre.

      – ¡Eso es! Búrlese usted ahora de mi mala voz!

      – ¡Jesús, qué diantre de hombre! – ¡Yo no me burlo de usted, ni el caso lo merece! ¡Yo he estado a punto de llorar, y he bendecido a usted desde lejos, cada vez que le he oído cantar aquellas coplas!..218

      – ¡Lagrimitas! – ¡Peor que peor! – ¡Ah, señora doña Angustias! ¡Con usted hay que tener mucho cuidado! – ¡Usted se ha propuesto hacerme decir ridiculeces y majaderías impropias de un hombre de carácter, para reírse luego de mí, y declararse vencedora! – Afortunadamente, estoy sobre aviso, y tan luego como me vea próximo a caer en sus redes, echaré a correr con la pierna rota y todo, y no pararé hasta Pekín! – ¡Usted debe ser lo que llaman una coqueta!

      – ¡Y usted es un desventurado!

      – ¡Mejor para mí!

      – ¡Un hombre injusto, un salvaje, un necio…!

      – ¡Apriete usted! ¡Apriete usted! – ¡Así me gusta! – ¡Al fin vamos a pelearnos una vez!

      – ¡Un desagradecido!

      – ¡Eso no, caramba!219 ¡Eso no!

      – Pues bien: ¡guárdese usted su agradecimiento, que yo, gracias a Dios, para nada lo necesito! Y, sobre todo, hágame el obsequio de no volver a sacarme estas conversaciones…

      Tal dijo Angustias, volviéndole la espalda con verdadero enojo.

      Y así quedaba siempre, de obscuro y embrollado, el importantísimo punto que, sin saberlo, discutían aquellos dos seres desde que se vieron por primera vez… y que muy pronto iba a ponerse más claro que el agua.

       V

       PERIPECIA 220

      El tan celebrado y jubiloso día en que se levantó el Capitán Veneno había de tener un fin asaz lúgubre y lamentable, cosa muy frecuente en la humana vida, según que más atrás, y por razones inversas a las de ahora, dijimos filosóficamente.

      Конец ознакомительного фрагмента.

      Текст предоставлен ООО «ЛитРес».

      Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.

      Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.

      1

      la vecina corte, or la villa y corte, means 'Madrid'.

      2

      con vivas instancias, СКАЧАТЬ



<p>212</p>

la, it: the usual feminine for our indefinite it: let it go; now you've done it.

<p>213</p>

santa: euphemism again; the whole blessed night.

<p>214</p>

impenitente: the 10th edition has impertinente.

<p>215</p>

no… ya, no longer.

<p>216</p>

doblemos = volvamos, let us turn.

<p>217</p>

arrepentida, repentant: -ido forms often have -ing sense: dormido, sleeping; colgado, hanging; sufrido, patient; callado, silent. The changed meaning is often only apparent, as in agradecido, grateful; complacido, pleasant. Sometimes the sense is little different between the past and present participles, e.g. hung on the wall or hanging on the wall.

<p>218</p>

que le he oído cantar, I have heard you sing; hacerme decir, make me say; se dejó fusilar, let himself get shot; notice that in the first, le is the object of oído; in the second, -me is the object of hacer; but in the last, se is the object of fusilar.

<p>219</p>

caramba: this is the commonest oath = heavens; it expresses surprise or anger in various degrees, and often is virtually colorless.

<p>220</p>

Peripecia, Sudden Change in the Situation; mudanza repentina de situación, Diccionario de la Academia.