Del Estado al parque: el gobierno del crimen en las ciudades contemporáneas. Fernando León Tamayo Arboleda
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СКАЧАТЬ ha revitalizado los poderes soberanos del que se creía un Estado-nación fragmentado por los efectos desterritorializadores de la globalización4. Esta nosopolítica5 global otorga poderes a los gobiernos sobre el espacio y los cuerpos que resultarían impensables en la apacible —pero al mismo tiempo violenta— cotidianidad de las ciudades cosmopolitas celebradas por la era de la globalización. A escala del gobierno nacional, se penaliza a aquel que salga a la calle, se prohíben las reuniones y se suspende la vida cotidiana, desde los eventos deportivos hasta la disciplina diaria de los colegios y las universidades. El toque de queda aparece nuevamente en la escena del control social. Quizá en esto la muy criticada —tal vez por aludir a la “invención de la epidemia” — lectura de Agamben sobre el reemplazo del estado de excepción por el estado pandémico como sueño totalitario tenga mucho de razón. El covid-19 es a la ciudad global lo que la peste fue a la emergencia del panoptismo narrado por Foucault.

      Es todavía pronto para establecer con certeza —si es que esto ha sido alguna vez posible— los efectos de esta pandemia global en los cimientos de las sociedades en la era de la globalización. Como bien lo señala Žižek6, los golpes de la pandemia a nuestra vida cotidiana pueden llevar a una transformación definitiva del esquema capitalista, a la reinvención del comunismo y a profundizar la virtualización de las relaciones sociales. La pandemia ha logrado lo que no han conseguido años de movilización ambiental global: reducir las emisiones de gases con efecto invernadero7. Al mismo tiempo, la liquidez, como condición de fluidez y velocidad de las sociedades contemporáneas según Bauman8, se puede convertir en un caudaloso torrente donde la presencia física es potencialmente mortífera. Por ello Žižek se pregunta si estaremos seguros en la casi inevitable realidad virtual a la que nos empuja el covid-19.

      Todos estos efectos tempranos de la pandemia se unen a la emergencia de una nueva ética de cuidado de sí que ordena lavarse las manos cada tres horas y la cuarentena voluntaria y responsable, así como evitar los contactos físicos. Los gobiernos inician campañas de desinfección de las calles, del transporte y los sitios públicos, con mayor intensidad que la vista anteriormente. La ciudad limpia es la ciudad sana. La ciudad sana es una ciudad virtual. El espacio público, en el nuevo mundo pandémico, se desvanece. Ya no hay corredores seguros en las ciudades.

      Este magnífico libro, Del Estado al parque, que aparece en medio de la pandemia global, cuenta con rigor el sueño de la ciudad latinoamericana que aspira a insertarse en el mundo de los intercambios globales. La ciudad limpia, que busca generar interacciones saludables en un espacio público que es, al mismo tiempo, lugar de ciudadanía y dispositivo de control social, se basa en una nueva cartografía del espacio urbano moldeada por la identificación de las desviaciones, de los individuos que la contaminan y de las zonas de presencia del delito. Nuevas tecnologías se implantan, desde las cámaras de vigilancia, pasando por los asentamientos policiales y los hotspots, hasta llegar a la transformación de dispositivos urbanos —como el parque—, para producir una intersección entre distintas escalas de gobierno del crimen que definen la forma en que los cuerpos pueden circular por, y aparecer en, las calles libres de la amenaza delictiva.

      La lectura de esta juiciosa descripción de la ciudad como locus y dispositivo de control del crimen y las desviaciones, que realiza Fernando Tamayo, es indispensable para comprender cuál es el estado de normalidad de lo urbano en el contexto de la globalización y la gestión que se realiza del espacio público en términos de limpieza, estética y seguridad. Pero también es indispensable para comprender la ciudad en estado de pandemia. La ciudad clausurada, con sus espacios públicos vacíos y el confinamiento voluntario, se asienta sobre la estructura material y simbólica de la metrópoli latinoamericana, atrapada entre los retos locales de gobierno del crimen y las exigencias globales de limpieza y seguridad cotidianas, que busca una respuesta en la edificación del parque como nuevo dispositivo de construcción de ciudadanía y control del delito. En ambas ciudades, la limpieza como proyecto político es indispensable. El parque, lleno o vacío, su expresión espacial más clara.

      Libardo José Ariza

      1 Michel Foucault, Vigilar y castigar. Trad. por Aurelio Garzón del Camino (México D.F.: Siglo XXI Editores, 2014), 230.

      2 “Situation update worldwide, as of March 2020 08:00”, European Centre for Disease Prevention and Control, acceso 17 de marzo de 2020, https://www.ecdc.europa.eu/en/geographical-distribution-2019-ncov-cases

      3 Eve Conant, “Here´s what a massive coronavirus lockdown would look like in the U.S.”, National Geographic, 13 de marzo de 2020, https://www.nationalgeographic.com/history/2020/03/60-million-person-coronaviruslockdown-united-states/

      4 Al respecto, ver los trabajos clásicos de Konichi Ohmae, The End of Nation State (New York: Free Press, 1998); Saskia Sassen, Losing Control? Sovereignity in an Age of Globalization (New York: Columbia University Press, 1996).

      5 Foucault define la nosopolítica como aquel régimen de saber-poder que busca alcanzar “la desaparición de las grandes epidemias”, así como la reducción de la tasa de morbilidad y el aumento de la expectativa de vida. Para ello, considera que son claves “las intervenciones sobre el espacio urbano, ya que constituye el medio más peligroso para la población. La ciudad con sus principales variables espaciales aparece como objeto de medicalización” (Michel Foucault, Saber y Verdad [Madrid: Ediciones la Piqueta, 1991], 99).

      6 Slavoj Žižek, “Coronavirus is ‘Kill Bill’-esque blow to capitalism and could lead to reinvention of communism”, RT, 27 de febrero de 2020, https://www.rt.com/op-ed/481831-coronavirus-kill-bill-capitalism-communism/.

      7 Rebecca Wright, “There’s an unlikely beneficiary of coronavirus: The planet”, CNN World, 17 de marzo de 2020, https://edition.cnn.com/2020/03/16/asia/china-pollution-coronavirus-hnk-intl/index.html.

      8 Zygmunt Bauman, Modernidad Líquida. Trad. por Mirta Rosenberg (México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 2015).

      A mediados de 2014 me dirigí a la ciudad de Bogotá para iniciar mis estudios doctorales, sin llevar una idea clara de cómo era la ciudad o qué investigación me interesaba realizar. Por un lado, aunque había estado algunas veces en Bogotá, las cortas estancias en la capital, casi siempre por trabajo o placer, me habían impedido conocerla y sentir que podía leer el terreno. Por otro lado, si bien las decisiones que me habían llevado a comenzar la aventura doctoral y a elegir a Bogotá como el lugar indicado para dicho proyecto se fundamentaban en un interés en profundizar cuestiones relacionadas con la manera en que se gobierna el crimen y sus formas específicas en las ciudades latinoamericanas, para aquel momento no tenía ninguna idea concreta sobre el tipo de investigación que quería conducir.

      El primer día en la universidad fue, en general, similar a la experiencia que cualquier primíparo tendría al comenzar estudios de cualquier nivel universitario, pero hubo un evento de aquellos que, sin saberlo, suelen marcar las decisiones que se toman en el futuro y que decidiría el rumbo de mi investigación. En medio de las actividades que la institución había preparado como bienvenida, estaba programada una charla de inducción para los estudiantes que iniciaban aquel día sus estudios. Esta actividad, común en muchos lugares, era un rito que reunía a los estudiantes para mostrarles las credenciales de la universidad, el privilegio que conllevaba ser elegido СКАЧАТЬ