A mis padres no les importo. Rosa María Boal Herranz
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Название: A mis padres no les importo

Автор: Rosa María Boal Herranz

Издательство: Bookwire

Жанр: Сделай Сам

Серия: Psicología y educación

isbn: 9788428564083

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СКАЧАТЬ aunque a veces les cueste creerlo, con el deseo de que les ayude a cambiar su propia imagen negativa.

       En muchos casos, desean un cambio para una vida mejor, pero no encuentran el camino para llegar a ella. A veces, son extremadamente exigentes con ellos mismos para poder reconocerse algún mérito propio y valorarse más.

      El autoconcepto y la autoestima son de especial trascendencia en la vida de una persona. Son los pilares del comportamiento de un individuo que se va a poner de manifiesto, no solo, en cómo se ve uno mismo, cómo piensa, cómo siente, cómo se valora o cómo actúa sino también y, como consecuencia, se va a reflejar en cómo verá a los demás y al mundo, cómo lo va a interpretar y cuál es la posición que tiene frente a él. Todo ello va a tener un impacto directo en su salud mental, en su felicidad y en su satisfacción en la vida.

      Capítulo 2 A mis padres no les importo

      ¿Cómo se comporta un adolescente que piensa que no ha importado ni importa a sus padres como desearía, o que son injustos con él? Muchos adolescentes muestran problemas de conducta expresadas en un comportamiento rebelde hacia sus padres y en conductas difíciles que pueden ir desde no relacionarse con amigos, no salir de casa, desobediencia, fracaso escolar, hasta conductas de mayor riesgo como hurtos, marcharse de casa, peleas con iguales... En muchos casos, estas conductas se asientan en una relación negativa con los padres (o con alguno de ellos), y sobre los pensamientos y sentimientos de que no son tan importantes para ellos como hubieran deseado o desean, lo que les produce mucho sufrimiento.

      Esta forma de pensar y sentir la han ido construyendo durante varios años, a lo largo de su infancia, y está basada en la acumulación de necesidades insatisfechas o frustraciones que los hijos han interpretado como carencias vividas en la relación con sus padres. Esta idea se va manteniendo y consolidando, además ayudada por una deficiente comunicación entre ellos. Los pensamientos que han ido formando los niños de no ser tan queridos e importantes para sus padres, tal como ellos lo entienden y desean, hacen brotar en ellos sentimientos y emociones diferentes, como honda tristeza, rabia, resentimiento, ante lo que pueden reaccionar con agresividad y, también, contribuir a la aparición de depresión, ansiedad y conductas desadaptativas que se manifiestan con mayor claridad en la adolescencia. Esta etapa se presenta como el momento apropiado para la expresión de estos comportamientos por varias razones: por la fuerza y la autonomía que adquieren los adolescentes al llegar a esta edad, sobre todo, en la movilidad; porque adquieren mayor capacidad para tomar decisiones; por la búsqueda de una identidad propia diferente de los padres; por el apoyo que encuentran en los iguales; porque no perciben a sus padres como adecuados continentes; porque no se sienten bien integrados en su familia; en algunos casos, sienten un deseo de castigarles porque consideran que han sido injustos con ellos; y, probablemente, porque busquen con sus conductas llamar su atención con el deseo de que vuelvan los ojos hacia ellos y verificar que sí son queridos, pero como ellos desean ser queridos y ser importantes para sus padres. Voy a exponer algunos casos de adolescentes que viven esta experiencia y que nos facilitarán la comprensión de cómo es este proceso que puede llevar a este estado de desadaptación e insatisfacción.

      1. Ejemplos de casos

      Caso 1: Gabriel es un adolescente de 14 años, pertenece a una familia acomodada, sus padres trabajaban los dos desde antes de nacer él. A los pocos meses de nacer, cuando su madre se incorpora a trabajar, el niño es cuidado por una niñera durante unos pocos meses, después le cuidó otra niñera, esta se marchó cuando tenía dos años y luego le cuidaron unos familiares hasta que entró en el colegio. Ha estado en varios colegios donde le han ido diciendo a la madre que era inquieto, pero iba sacando los cursos hasta que ha llegado a la ESO (Enseñanza Secundaria Obligatoria) y empieza a suspender, no está integrado con sus compañeros y muestra un comportamiento rebelde en el colegio y en casa, hace lo contrario de lo que le dicen sus padres y, cuando le regañan, sobre todo por sus malas notas y para que estudie más, piensa en marcharse de casa, llegando a cumplir esta decisión de irse en un momento que le dejan solo sus padres.

      Entre las cosas que cuenta Gabriel como explicación de su rebeldía, esta el haber sido cuidado por niñeras. Me dice que los niños que han estado con una niñera, cuando se va, se tienen que acostumbrar a otra, y que le parece malo porque ya le han cogido cariño y se han acostumbrado a sus normas y es un cambio muy grande, que el niño se vuelve rebelde porque los padres le han estado dejando solo y un niño con esa edad no comprende que sus padres se van para conseguir dinero, sino que lo que el niño siente es que está abandonado. En cuanto a su comportamiento rebelde añade: «Lo que quiero manifestar es que me he sentido solo y que si me quieren controlar, pues ahora no va a ser tan fácil».

      Al llegar a los primeros años de adolescencia comienza a portarse mal, sus padres en un primer momento no le dan importancia, lo atribuyen a la edad; es desobediente, contestón, se enfada continuamente, no atiende a sus consejos. Los padres con el tiempo empiezan a inquietarse por este comportamiento al que se refieren como: «se está haciendo agresivo» y que va en aumento, les amenaza diciendo que un día se irá de casa, y así lo hizo. Gabriel un día se marchó sin decir nada, y esto les asustó mucho. Esta fue una de las razones que llevó a los padres a hacerle una evaluación psicológica y, otra, que empezó a suspender muchas asignaturas al comenzar la ESO.

      Al preguntarle por qué había decidió marcharse de casa y por qué amenaza a sus padres con que se iba a ir, me contesta: «A mis padres no les importo. Nunca me han cuidado ellos, cuando yo les he necesitado no les he tenido, ahora ellos que no crean que tienen ningún derecho sobre mí, porque ahora ellos a mí no me importan». Cuando le pregunto desde cuándo está pensando esto, me contesta: «Desde que tengo 3 o 4 años».

      Caso 2: Juan, adolescente de 16 años, es el último de seis hermanos, tiene el sentimiento de que sus padres son muy injustos con él. Viene al psicólogo porque ha tenido problemas judiciales por robar a otros adolescentes de menos edad, por malas notas en el colegio y porque su comportamiento es malo, en general, con sus padres y con sus hermanos. Con sus amigos se lleva bien y añade que también son hijos de familias con problemas.

      Juan ha sido cuidado por su abuela desde los tres meses de vida hasta que entró en la guardería. Cuando le pregunto por qué se porta mal, dice que es su forma de ser, porque sus padres le hacen menos caso a él que a sus hermanos. Pone como ejemplo que siempre que ocurre algo malo le echan la culpa, tanto en casa como en el colegio, y que tiene miedo de que siempre le regañen a él, que le gustaría que sus padres le hicieran más caso, que le regañasen menos, y así se portaría mejor, que cree que está distanciado de su familia.

      Cuenta también que considera que sus padres son injustos con él porque tampoco le quieren comprar un ordenador y todos sus amigos lo tienen menos él, y siente mucha vergüenza cuando está con ellos porque hablan de lo que hacen con el ordenador y él no puede decir nada. Los padres le dan como razón que no hay dinero, pero él piensa que para lo que les interesa a ellos sí hay dinero.

      Caso 3: Ana es una adolescente de 16 años que va mal en los estudios, ha suspendido casi todas las asignaturas y es muy rebelde. Se relaciona mal con los padres, especialmente mal con la madre y desde siempre, con el padre se lleva algo mejor. Los padres cuentan que siempre ha sido inquieta con afectividad inestable. Fue cuidada por la madre durante los tres primeros meses de vida, después la cuidó una niñera. La mala relación con Ana ha sido desde muy pequeña, pero ha ido creciendo a medida que se hacía mayor, los padres lo atribuyen a que la niña piensa que ellos quieren más a sus hermanos que a ella. Cuentan también que se la ha castigado mucho desde pequeñita, porque cuando se le dice que no haga una cosa, la hace inmediatamente y a continuación se la castiga.

      Ana me dice: «Comparada con mis hermanos, a mí se me castiga mucho, parece que están esperando que haga algo para castigarme; muchas veces que mi hermana y yo hacemos algo, me castigan a mí; si discuto con mis hermanos, mi madre siempre me quita la razón; cuando saco buenas СКАЧАТЬ