Название: El Mesías
Автор: Samuel Pagán
Издательство: Bookwire
Жанр: Религия: прочее
isbn: 9781646911509
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De Sesbasar realmente sabemos poco. Desconocemos lo que sucedió con él, pues deja de ser mencionado en los documentos bíblicos. Lo sustituyó Zorobabel, su sobrino.
Ciro murió en el año 530 a.C. y lo sucedió en el trono su hijo mayor, Cambises. La nueva administración continuó la política expansionista de Ciro, hasta que Cambises murió en el año 522 a.C. Su gestión política y su muerte trajeron al imperio un período de inestabilidad y crisis. A Darío l, quien lo sucedió, le tomó varios años reorganizar el imperio y consolidar su poder.
Al mismo tiempo que el imperio persa se conmovía en sus luchas internas, el año 520 a.C. fue testigo de las importantes contribuciones proféticas de Hageo y Zacarías. Además, ese período fue muy importante en el proceso de renovación de la esperanza mesiánica de la comunidad judía.
La crisis en el imperio, unida al entusiasmo que produjeron las profecías mesiánicas en torno a Zorobabel, fueron factores importantes para que el Templo se reconstruyera e inaugurara en el año 515 a.C. Este Templo, conocido como el «Segundo Templo», que posteriormente fue embellecido por Herodes el Grande y destruido por los romanos en el año 70 d.C., no podía compararse con el Templo de Salomón. El culto tampoco era una reproducción de la experiencia pre-exílica. Sin embargo, tanto el Templo como el culto eran símbolos de unidad dentro de la comunidad, afirmaban la continuidad del culto histórico y religioso con el Israel pre-exílico y, además, celebraban la importancia de las tradiciones judías para el futuro del pueblo.
Nuestro conocimiento de la comunidad judía luego de la reconstrucción del Templo no es extenso. Las fuentes que están a nuestra disposición son las siguientes: las referencias que se encuentran en los libros bíblicos de Crónicas, Esdras y Nehemías; lo que podemos inferir de los libros de los profetas Abdías, Zacarías y Malaquías; los descubrimientos arqueológicos relacionados con esa época; y ciertamente la historia antigua. Todas estas fuentes apuntan hacia el mismo hecho: la comunidad judía, aunque había superado la crisis del retorno y la reconstrucción, estaba esencialmente insegura y se sentía defraudada. Las esperanzas que anidaron y soñaron en el exilio no se materializaron, y las expectativas mesiánicas en torno a Zorobabel no se hicieron realidad. La comunidad judía restaurada no era una sombra del Israel pre-exílico. El sueño y la esperanza fueron sustituidos por el desánimo y la frustración.
La historia de la comunidad judía en Jerusalén estuvo estrechamente relacionada con la historia del imperio persa. Darío l, quien gobernó el imperio durante los años 522-486 a.C., no solo desplegó su poder militar, sino que, además, demostró gran capacidad administrativa. Al mantener la política expansionista de sus predecesores, dividió el imperio persa en veinte satrapías o distritos administrativos semiautónomos. Cada satrapía tenía su gobernante, con el título de «sátrapa», a quien los gobernadores locales debían informar. Un cuerpo militar supervisaba al sátrapa y respondía directamente al rey persa. El sistema intentaba establecer un balance de poderes en los diversos niveles administrativos, políticos, económicos y militares del imperio. Durante la administración de Darío I, en efecto, Persia alcanzó uno de los momentos más importantes de su historia.
Jerjes sucedió a Darío l y reinó sobre el imperio persa durante el período 486-465 a.C. Sin embargo, sus habilidades como administrador y militar no estuvieron a la altura de su padre y predecesor. En el proceso de afianzarse en el poder, se ocupó de detener una revuelta que se había desarrollado en Egipto y, posteriormente, otra en Babilonia. Al superar la dificultad en Babilonia, se presentó ante el pueblo como rey.
El programa militar de Jerjes incluyó las siguientes campañas: invadió Grecia; cruzó Macedonia; destruyó a un grupo de espartanos en Termópilas, conquistó Atenas e incendió la Acrópolis. Y luego de una serie de fracasos en Salamina, Platea y Samos, Jerjes se retiró de Europa. Finalmente fue asesinado.
Artajerjes I Longímano sucedió a Jerjes y gobernó el imperio persa durante el período 465-421 a.C. Durante ese tiempo la inestabilidad y debilidad del imperio fue creciendo. Las campañas militares que se llevaban a cabo en Asia, Europa, los países del Mediterráneo y Egipto, fueron algunos de los factores importantes en el debilitamiento continuo del poderoso imperio persa.
La llamada «neutralidad» política de Persia fue un factor que afectó continuamente la vida de las comunidades judías dentro del imperio. Desde la inauguración del Templo en el año 515 a C. hasta el año 450 a.C., se pueden identificar varias comunidades judías en diferentes lugares del imperio. Aunque no poseemos mucha información de muchos de estos grupos, la presencia de judíos en la llamada «diáspora» es un aspecto histórico importante para comprender de forma adecuada la experiencia post exílica de la comunidad judía.
En Babilonia, que era el centro de la vida judía en la diáspora, la comunidad crecía; prosperaron económica y políticamente. En Sardes o Sefarad, Asia Menor, se tiene conocimiento de la existencia de una comunidad judía, aunque no se poseen detalles precisos. En Elefantina, Egipto, se conoció otra muy importante comunidad judía, que era un grupo próspero con cierta independencia religiosa: ¡construyeron un templo alterno al de Jerusalén! Los descubrimientos arqueológicos que se han encontrado en ese lugar son una fuente de información muy importante para el estudio y comprensión de este período.
Luego de la reconstrucción del Templo, el número de judíos que se animó a regresar a Jerusalén aumentó. Las listas que se encuentran en Esdras y Nehemías posiblemente se relacionan con un censo de la población de Judá realizado en la época de Nehemías. Un buen número de éstos, aproximadamente 50 000 habitantes, deben haber llegado luego de que se reconstruyó e inauguró el Templo.
GOBIERNO DESDE SAMARIA
Durante la administración persa, Judá era parte de la quinta satrapía conocida como «la del otro lado del río», en referencia al río Éufrates. Y era gobernada posiblemente desde Samaria. Los asuntos locales estaban bajo la incumbencia de los sumos sacerdotes, entre los cuales debemos identificar a Josué, luego a Joacim, a quien le sucedió Eliasib, después Joiada, luego Jonatán y, posteriormente, Jadúa (Neh 12:10, 26).
El análisis de las dinámicas entre esos dos niveles administrativos revela que deben haber estado en conflicto continuo y creciente. Los oficiales de Samaria no sólo impusieron cargas tributarias excesivas al pueblo, sino que fomentaron el enfrentamiento entre los judíos y el imperio persa (Neh 5:4,14-19; Esd 4:6).
La comunidad judía de Jerusalén se sentía completamente insegura. Las relaciones con los samaritanos eran cada vez más tirantes y conflictivas. A su vez, ese fue un período en el que los árabes de la región se encontraban en un proceso de reorganización y reconquista. Sus incursiones militares en Transjordania hicieron que los edomitas se fueran de sus tierras y se ubicaran al sur de Palestina, hasta llegar al norte de Hebrón. Para los judíos esas no eran buenas noticias, pues tradicionalmente las relaciones entre las comunidades judías y edomitas no eran las mejores (Abd 1-14,15-21).
Con este marco histórico de referencia podemos identificar algunas de las causas de la inseguridad de la población judía de Jerusalén durante el reinado de Artajerjes I: la hostilidad continua de parte de los samaritanos, la enemistad con los edomitas que se acercaban, el desarrollo político y militar de Egipto, y las dificultades continuas con el imperio persa fomentadas por los samaritanos. Frente a esta realidad, la comunidad judía decidió reconstruir las murallas de Jerusalén y fortalecer la ciudad. Este fue el entorno político y social que antecedió la llegada de Nehemías a la ciudad de Jerusalén en el año vigésimo del rey (445 a.C.; Neh 2:1-10).
LA VIDA ESPIRITUAL DE LA COMUNIDAD JUDÍA
La realidad política, económica СКАЧАТЬ