Detrás de la máscara. Vol II. XPM
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Название: Detrás de la máscara. Vol II

Автор: XPM

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Detrás de la máscara

isbn: 9788418911903

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СКАЧАТЬ por la dedicación que ponía con cada punto, cada arrastre de suciedad putrefacta, cuidaba cada detalle, estaba tranquila, le inspiraba confianza.

      Pensaba en las fotos de su intensa vida, la ternura que desprendía, la frialdad al introducir una y otra vez la aguja en la carne de su amigo, haciendo caso omiso al dolor que le causaba.

      De facciones dulces, su delgadez se intuía bajo una ropa ancha, se presuponía un cuerpo esbelto y delicado, pero a la vez sus brazos delataban la fortaleza de su musculatura, marcada con suma perfección, los bíceps y hombros estaban totalmente definidos terminando en unas sensuales clavículas que sujetaban un precioso y largo cuello de cisne; las manos, ágiles y callosas, nada tenían que ver con las mismas que había visto en fotos, cuidadas y finas, especializadas en delicadas labores. Las de ahora estaban curtidas, los machetes que había en la cocina habían sido usados con más frecuencia que los bisturís.

      —¡Creo que ya está!, hacía que no cosía con aguja desde la facultad, no ha quedado tan mal —exclama Misha—, traeré unos antibióticos, en dos días estará bien, lo dejaremos descansar. Podéis quedaros hasta que se recupere.

      Shamsha salió del ensimismamiento que le producían las venas del largo cuello de Misha.

      —Ehhh, lo siento, cuando estoy muy nerviosa hablo demasiado… Pero… he de decirte algo…

      —Te escuchaba, tranquila, confío en vosotros, cuando vengan los demás no pasará nada, hay espacio para todos…

      —Gracias, Misha, no sé cómo agradecértelo…

      —Tranquila, ¡algún día me lo cobraré! —responde, mientras se aleja por el pasillo con la bandeja de restos entre las manos.

      Shamsha se giró hacia su amigo, intentó despertarlo; al principio lo agitaba con suavidad, pero cada vez intensificaba más la fuerza.

      —¿No te vale con que me hayáis cosido sin anestesia?

      —Ehhh, ¿estabas despierto?

      —Claro que lo estaba, espero que al menos la que me ha cosido sea tan sexy como su voz… —Lewis habla con los ojos cerrados y una forzada sonrisa.

      —¿De verdad? —pregunta Shamsha indignada.

      —Al menos así me la imaginaba para no ponerme a llorar…

      —Pues, no sé si seré sexy como mi voz, pero más vale que intentes concentrar todas las energías en recuperarte en vez de decir estupideces…

      —Misha, te presento al doctor Lewis, perdónalo, es que es así de tonto…

      —Solo cuando no quiere llorar…, es un método de evasión que puede funcionar en ocasiones… —Misha ríe.

      —Que lista es tu nueva amiguita, Sham…

      —Lo lógico es que le hubieras dejado descansar y que tú también lo hagas, cuando vengan los demás, os avisaré…

      —Shamsha no sabe lo que es eso…

      —Ehhhh —Shamsha mira a Lewis enfadada—, prefiero quedarme contigo y con él hasta que vuelvan, es por tu seguridad…

      —No me da miedo tu amiga… —responde Lewis débilmente con los ojos cerrados.

      —A mí, sí. —Shamsha le dedica una forzada sonrisa.

      —Está bien, si quieres, quédate conmigo, ¿tienes hambre?

      —Gracias, a mí me apetece una doble con mucho queso… —Lewis abre levemente los ojos.

      —Ehhh, qué gracioso, esperaremos y comeremos todos juntos, ¿te parece? —Shamsha mira a Lewis con cara de indignación.

      —Ok, Sham, esperaremos a vuestros amigos…

      Shamsha miró a Lewis, aunque hacía acopio de todas sus fuerzas para indicar que estaba bien con algún gruñido, se le veía muy aturdido por la pérdida de sangre, estaba agobiada. Misha la tranquilizaba contándole historias, con un leve gesto le indicó que mirara lo que tenía en la mano. Era una jeringa que terminaba en la punta de una fina aguja. Shamsha se estremeció, nunca le habían gustado las agujas, se la introdujo a Lewis vaciando el contenido en el interior de su amigo, muy despacio.

      Misha miró los oscuros ojos de Sham, inundados de lágrimas, le presionó el hombro para tranquilizarla.

      —Relájate, lo peor ha pasado, hay que esperar y ver cómo responde su cuerpo, esta batalla ha de ganarla él solo.

      Le secó los torrentes que caían por su cara y sujetándole la barbilla, le dijo:

      —Descansa, Sham, yo estaré aquí vigilándole, estará bien, todo lo que tiene de graciosillo, lo tiene de fuerte.

      —Exacto…

      —Calla y descansa, qué pesadito es… —le dice Misha a Shamsha.

      —Lo sé, pero soy muy simp…

      —¡Lew!

      —Tranquila, el relajante por fin le ha hecho efecto, ve a descansar, no te preocupes por tu amiga, soy buena lidiando para salvar mi vida.

      —Me quedaré aquí de todas formas.

      —Ok, estaré en la habitación por si necesitas algo…

      4

      Asintió, tumbada en el cómodo sillón. Se durmió abrazada a su amigo, cerró los ojos mientras una foto de un hombre y Misha la observaban, le transmitieron felicidad, se relajó cayendo en un profundo sueño…

      Despertó sobresaltada, no sentía arder a su amigo. Este se encontraba en la otra parte del sillón recostado y sonriente. Vio cómo Misha le daba la comida con dulzura y una sonrisa dibujada. Comía despacio, era encantadora, Shamsha no podía dejar de observarlos, se alegraba enormemente de haber conocido a aquella mujer.

      Había sobrevivido gracias a su enorme inteligencia. Tenía el corazón roto como todos los que habitaban el mundo ahora, pero no dejaba ver más allá de su mirada, anclada tras un muro de hormigón infranqueable. Era una mujer atractiva, numerosas pecas en la cara le daban un toque picaresco y tierno, mientras una larga y castaña melena le aportaba ese aderezo sexy que complementaba sus rasgos.

      Los estragos del nuevo mundo habían hecho mella en su aspecto, pero aún conservaba esa dulzura que reconfortaba. Lewis volvió a dormir plácidamente tras comer un poco. La herida había evolucionado satisfactoriamente muy rápido. Lo observó durante un momento, el doctor tenía un rostro bello, las marcas del calvario sufrido le habían quitado algo de esa perfección facial, pero las fatalidades no habían conseguido que su atractivo mermara tanto para ser algo corriente…

      —No van a encontrar nada en el hospital.

      Todos han sido saqueados muchas veces, lo cogieron todo para revenderlo en el mercado negro.

      —Ahhhh, ehhhh —Shamsha sale de su embobamiento—. imagino, voy a ir a buscarlos…

      —Por СКАЧАТЬ